—¿Matthew?

Matthew...

Había olvidado por completo que aquél día Matthew se encontraba conmigo ¿Qué habrá sido de él? ¿Estaría buscándome? Si me había confesado ese mismo día que me quería significa que le estaba comenzando a importar ¿No es así?

Entonces me vino una idea a la cabeza que quizás, solo quizás lograría hacer que Henry perdiera un poco el interés en mí y dejara de "importarle"; tal vez con eso lograría hacer que dejara de prestarme tanta atención.

—Sí, todo es por él —dije refiriéndome a Matt—, porque lo amo como nunca podré amarte a ti jamás. Tú no me importas.

Traté de hacer que mis palabras sonaran lo más hirientes posibles para hacerlo entrar en razón, y si, tal vez me estaba ganando otro golpe pero dudo que lo haga estando en ese estado de vulnerabilidad. Su mirada pasó de ser una llena de tristeza a ser una de completa confusión, al parecer no estaba entendiendo mis palabras.

—Mientes.

—No miento Henry —busqué su mirada hasta que sus ojos conectaron con los míos, era hora de lanzarle un último golpe— Matthew es al que yo amo, no a ti.

—¡Ya basta! —tapó sus oídos con completa desesperación— ya basta, ya basta, ¡Ya basta! —repitió frenéticamente.

—Querías que te dijera la verdad y ahí la tienes, perdona si fue lo suficientemente hiriente para que no lograras soportarla.

—Ya para.

—De acuerdo —alcé mis manos, dando a entender que dejaría el tema.

Henry me miraba fijamente solo que esta vez sus ojos transmitían una emoción diferente al enojo que siempre frecuentaba: tristeza, nostalgia.

—Ven conmigo —su voz se escuchó demasiado calmada, lo cual me sorprendió—. Te mostraré algo.

No sabía si confiar en él, su tranquilidad me transmitía desconfianza; sin embargo lo seguí. Salimos del sótano; él me guiaba por el pasillo hasta que nos detuvimos en una puerta.

—¿Qué hay detrás de la puerta? —pregunté.

—Mi habitación —su mano cogió la perilla y le dio vuelta, empujó un poco la puerta hasta que se abrió un poco—, entra.

—¿Para qué?

—Sólo hazlo.

Empujé la puerta de madera hasta que se abrió completamente, mi mirada se comenzó a pasear por la habitación mientras que me adentraba poco a poco en ella, era grande, bonita, ordenada y sencilla, miré la pequeña mesa de noche donde lo primero que llamó mi atención fue una fotografía.

La observé detalladamente, era él, abrazando a una chica muy parecida a mí, sin problemas, ella debía ser Lauren. Me acerqué, dispuesta a coger la fotografía para apreciarla más de cerca.

—No la toques —demandó alzando su voz solo un poco, yo me asusté—, no toques nada.

No respondí, comencé a pasearme por la habitación, observando todo con detenimiento: un armario con puertas corredizas era el dueño de toda una pared, el escritorio donde estaba la foto tenía encima una pila de libros, había un par más con la diferencia de que estaban abiertos; también había una computadora conectada a una impresora y muchos plumones, lápices y bolígrafos. La cama era enorme y se veía esponjosa y cómoda así que no dudé en caminar a esta y sentarme, volteé hacia la izquierda encontrándome con un librero enorme que llegaba hasta el suelo, estaba lleno de, libros, comics y discos de vinilo; las paredes estaban decoradas con posters de bandas de rock y algunas fotografías.

31 Días [COMPLETADA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora