—Arrogante.

—No está bien llamar arrogante a alguien que simplemente sabe lo atractivo que es.

—Entonces presumido.

—Bueno —con una mano en el mentón alzó la mirada al cielo ya oscurecido. Sonriendo chiquito antes de hablar y asentir—, eso sí.

Negando con la cabeza, murmurando bajo entre dientes un "no tienes remedio", Hueningkai le abrió la puerta del auto, ambos entrando e indicando la dirección a la que irían al chofer.

—Bueno, vale, también admito que tú no estás nada mal —le dijo el actor.

—Lo sé.

—Si no fueras mi amigo, quizás estaría pensando en un método para llevarte a la cama —bromeó, sintiéndose realizado al ver la mueca de asco en el chico.

—¡Ahh! —Fregándose los ojos con las manos, Hueningkai repetía sin fin— ¡Quítate, quítate, quítate! —Deseando borrar la imagen mental que sin quererlo lo atacó.

El camino hacia el bar transcurrió entre charlas cortas y distendidas entre ellos dos. Ambos ya habían visitado aquel bar en diferentes ocasiones, con esta sería la tercera vez que entrarían a ese sitio tan lleno de colores y ruidos. Sin embargo, Yeonjun no iba a negar que en esta ocasión, le causaba intriga. No estarían solos y eso sería interesante, quizás y solo quizás tendría diversión de más.

Y al bajar del auto inspeccionó el área con la mirada.

—No importa cuántas veces haya venido, siempre diré que es... —Sus ojos, sus astutos ojos se detuvieron en un solo lugar. Media sonrisa anunciando un mar de ideas que, en alguien como Yeonjun, no tenía fin—. Hey, pero mira a quien me encontré.

—¿Qué? ¿a quién? —preguntó Hueningkai saliendo del coche, intentando encontrar eso que Yeonjun miraba.

Una mancha rosa entre tanto violeta y negro. Beomgyu parecía resaltar sin quererlo, un pantalón salmón lo suficiente ceñido como para resaltar esas delineadas, largas y esbeltas piernas, ajustando con precisión en aquella estrecha cintura, donde se hundía una camisa del mismo color, que, con aparente picardía oculta, tenía desajustado dos botones, dejando a la vista más piel de la que el mundo estaba listo para ver. Y la chaqueta, larga hasta los tobillos, de un rosado suave y estampado de encaje. Simplemente...

—Exquisito.

—¿Eh? —Hueningkai no terminaba de enterarse de nada.

Pero antes de que pudiera pedir una explicación, Yeonjun ya tenía el celular en la oreja, al parecer hablando con alguien.

—Hey —saludó animado cuando la persona respondió, no quitando la mirada de ese punto fijo.

—Yeonjun, hola. Ya estoy en el bar ¿tú llegaste?

—Algo así, aún no entro —comenzó a caminar hacia él, Hueningkai siguiéndole detrás sin entender nada—, ¿sabes? estoy buscándote ¿dónde estás, Beom?

—Eh... —Desde lejos Yeonjun lo vio mirar su alrededor, seguramente buscando algo para dar de referencia, inocentemente cayendo en su trampa—, pues ¿en la entrada te ubi...?

Inclinándose tan solo un poco, lo suficiente cerca para percibir el dulce aroma del muchacho, Yeonjun, sin despegarse del celular, susurró cerca del oído libre.

—¿De qué entrada exactamente hablamos?

Por un pequeño segundo, Beomgyu se sintió acorralado, aquel ronco susurro reparando en ambos oídos. Repentinamente algo muy cerca, muy, muy cerca para ser casualidad. Y girándose al reaccionar, con el celular aún en la oreja, lo encontró.

Netflix. -  yeongyuNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ