🔪10🔪

32 11 5
                                    

Ajustó fuertemente el cinturón negro de su pantalón de cuero del mismo color. Colocó su arma favorita, una SIG-Sauer P228 junto a una Browning High Power (P35) dentro de la cinturilla de la prenda que siempre destinaba para sus trabajos encomendados por las parcas*. Se colocó su ajustada chaqueta que favorecía grandemente a su físico ya que resaltaba sus muy marcados músculos y seguido de ella, la máscara dorada que representaba la pieza fundamental del personaje que había estado creando por mucho tiempo.

El interior de su solitario hogar, en el que transcurría su vida, pronto estaría habitado por su enemigo. Sabía que no sería nada fácil pero al opuesto hay que tenerlo siempre cerca. De lo que si estaba seguro era de que el rubio iba a comenzar a deberle mucho y ese día agendaría la primera deuda.

Cuando se enteró de la emboscada que le tenían preparada no dudó ni dos segundos en intervenir. No quería admitirlo pero su instinto protector salió a relucir en cuanto Hoseok irrumpió en su despacho y le dio la noticia.

Sonrió para sus adentros cuando se visualizó con compañía. Ser solitario, la mayoría de su existencia, era lo que colmaba sus recuerdos, y pensó que era irónico sentir emoción cuando no se alegraba por nada.

Salió al encuentro con Hoseok que lo estaba esperando en su auto privado con capacidad para dos. Subió en el asiento del copiloto y no hizo falta dar la orden para que el vehículo comenzara a rodar por la carretera con destino a Seúl. Aquella era una de las cosas buenas de su fiel compañero y amigo, que sabía leerle la mente y actuar antes de que las órdenes salieran de su boca, era algo magnífico, así se ahorraba la palabras.

—¿Sabes su ubicación?— preguntó cuando tan solo llevaban cinco minutos de trayecto.

—Tengo a uno de mis hombres siguiéndolo de lejos, me informaron que su vuelo aterrizará pronto.

—¿Has preparado el ataque? No quiero ningún percance. Esos hijos de puta merecen estar cien metros bajo tierra con toda su mierda en la boca. Me han estado persiguiendo todo el maldito tiempo de mi vida y ahora ven en el detective un blanco fácil para llegar a mi, mismo que no voy a permitir, pero tampoco quiero que los inocentes paguen por mis cagadas.

—Tienes razón— fijó su mirada en la carretera y continuó su charla— está todo listo pero les ordené no intervenir hasta nuestra llegada. El área supuestamente boscosa que hay en la región derecha no tiene la vegetación necesaria para que más de un hombre se oculte por lo que están un poco retirados de la zona. Solo un vigilante sigue los pasos enemigos con un poco menos de distancia y si hay un ataque real contra el detective este no podrá intervenir, lo sobrepasan en número.

—Entiendo, es necesario llegar antes que ellos.

—Te importa mucho el detective— sonrió de costado con alegría y confusión emanando de esa acción— ¿cierto? Te preocupas demasiado por él, nunca te había visto así con alguien.

—No digas estupideces. Lo único que intento es protegerme, proteger a la organización. Esos corruptos de mierda me quieren muerto y no les voy a dar el gusto.

—Eso lo se muy bien. Pero el detective Park está en medio, ¿porqué no dejarlo a él de lado y ocuparte de lo que en verdad importa?

—Se muy bien que no tengo corazón, Hoseok, y que me importa un bledo lo que le pase a las personas; pero en esta ocasión lo persiguen a él por mi. Eso tiene dos consecuencias, que el muera por mis mierdas y que yo esté expuesto por él.

—Cierto— dio por zanjado el tema. Conocía muy bien a su amigo y sabía por su actitud y palabras que ese chico le importaba y mucho aunque no quisiera reconocerlo, era totalmente entendible, sufrir como lo había hecho Jungkook te lleva a caer a un pozo sin fondo en el que nunca tocas suelo firme y te hace endurecer tu corazón y sentimientos.

❌Gold Killer❌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora