Capítulo 5

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Chiara Esposito.
Central de Londres.

— Toma asiento — el coronel ordenó y yo obedecí rápidamente.

No piensen mal, simplemente me dolían las piernas y no quería estar parada. si algo detestaba es que él me diera órdenes, pero ahora las cumpliría gustosa.

Me quedé embobada viendo sus manos al desatarse la corbata. ohhhh las manos, hacia un buen trabajo con ellas, para que mentir.

— Te tengo una propuesta — levante la cabeza de golpe a su rostro al escucharlo.

— ¿Tú a mi? ¿Una propuesta? Vale, esto promete. Continúa.

Christopher suspiro cansado cuando subí mi pierna a su escritorio, pero también vi que no podía apartar la mirada de ella.

— ¿Qué? — volví a hablar — privilegios de guardar algunos secretitos tuyos, supongo.

No sé por que disfruto mucho burlándome de que no pueda decirme nada. El enojarlo me fascina.

Solía ser muy bueno cuando estaba enojado.

Murmuró algo entre dientes para luego empujar mi pierna y que esta cayera redura en el piso. me burle.

— ¿Andas enojado hoy? — Sonreí cuando se sentó y observo el movimiento de mis labios — Eso es interesante.

— Iré al punto — me ignoro apartando la vista — quiero que te largues.

— Ohhhh, ¿en serió? No me lo creo, jamas imagine que quisieras eso, es más, creí que eramos excelentes amigo-

— Te pagaré lo que quieras — corto mi discurso sarcástico.

Frunci el seño cuando me di cuenta que hablaba enserió.

— Quiero todo lo que tienen los Morgan — hable algo enojada — y no creo que te quieras quedar sin nada.

— lo tendrás.

— No entendiste — Sonreí satisfecha cuando frunció las cejas a modo de confusión.

— Te daré todo el dinero, pero te largas mañana mismo.

— Ti diri tidi il diniri, piri ti lirgis miñini mismi — me levante la silla — Qué te den.

Me rei internamente de mi misma, aveces podía ser demasiado inmadura.

Lo bueno fue que conseguí que un christopher muy furioso me estampara contra la pared.

En mi mundo eso es muy sexi.

— Ahora te joderas — sus ojos grises no se separaban de los míos — ni plata, ni central.

Hablaba tan seguro de si mismo que me fue imposible no soltar una carcajada confundiéndolo aún más.

— Christopher, christopher, christopher — fingí limpiar pelusas de su traje — ¿aún no te has dado cuenta, cierto? — ya no había sombra de diversión en mi, solo ese inmenso calor en mi pecho que aunque lo niegue, lo adoro, por que eso solo significa que estoy apunto de dejarme ir — Aún no te has dado cuenta de lo muy poco que me importan tus amenazas.

— Pues, deberían.

— Creo que tu pene debería aprender a controlarse — hice referencia al bulto que tenía pegado a mi entrepierna — recuerdo que esta era tu posición favorita, yo en la pared mientras tú me embe–

Me solto bruscamente que tuve que buscar resistencia de donde no la había para no caer al suelo.

— Se porque regresaste, Chiara. Y créeme, antes te mato a que logres lo que quieres.

Jaque mate. [Christopher Morgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora