¿Qué estoy haciendo? —murmuré tranquilizándome.

Ella ni siquiera era mi amiga. Era tan solo era mi vecina con la cual había cruzado mirada y unas cuantas palabras, no es que tuviésemos una relación como para ofenderme o pegar el grito al cielo por lo que hiciese. No tenía caso pensar en ello.

Tengo que disculparme con Yaemori. —me animé levantándome del suelo.

[¿Yaemori? Ah... esa chica...]

No es que necesitara desaburrirme, solo quería disculparme por alejarme de forma repentina sin decirle nada. Suena un poco extraño decirlo de esa manera, pero sentía que en una amistad la sinceridad era algo muy primordial, y yo... Yo no fui sincero del todo.

Mirando la pared que nos separaba unos cuantos centímetros, giré lentamente el pomo de mi puerta, y decidí encarar las palabras que ella me diría. Si quería que me alejase de su vida, lo haría. Si quería que continuase acompañándola, lo haría.

Todo iba a estar en sus manos.

Vamos... —dije abriendo la puerta por completo.

[¡Suerte!]

Necesitaba mucha suerte. Mucha, mucha, mucha, mucha suerte...

¡LA SUERTE QUE ME FALTÓ PARA NO ENCONTRARME A CHIZURU FRENTE A MÍ!

Ella acababa de volver de su cita y justamente, al abrir la puerta de mi habitación, me la había encontrado frente a frente.

No pude evitar sonrojarme y sorprenderme, pero... ella parecía igual de sorprendida y avergonzada que yo.

Hola... v-vecina... —saludé nervioso.

¡¿VECINA?! ¡OBVIAMENTE SE IBA A DAR CUENTA QUE ALGO OCURRÍA! ¡GRACIAS KAZUYA!

H-hola... —saludó también.

Quise pasar al lado de ella para poder continuar con lo que mi destino tenía escrito para mí, pero ella me detuvo sosteniéndome de la manga.

Ella tenía mucha fuerza. La fuerza suficiente para arrastrarme hasta su habitación.

A pesar de estar siendo arrastrado, no pude evitar observar con cierto detalle la habitación de Chizuru, en comparación a la de Yaemori, se podría decir que este era mucho más ordenado y hogareño. Y el olor que emanaba... era ciertamente acogedor...

¡PERO ESO NO IMPORTABA! ¡¿QUÉ QUERÍA CHIZURU?!

E-eh... ¿vecina? —pregunté con algo de temor.

Tenía miedo. Mucho miedo.

Tú... —murmuró.

¡¿Sí?! —chillé al ver sus ojos tan tenebrosos.

¿Cuántas veces te has cruzado conmigo este mes? —preguntó seriamente.

¿Eh? P-pues... no tengo idea... —mentí con temor.

Lo sabía. Sabía el número exacto. Aproximadamente la vi acompañada de alguien unas 6 veces... creo...

Que descuido de mi parte... —se quejó frotándose la sien.

¿Eh?

No quisiera que pienses lo que no es... —resopló.

E-eh... no necesitas explicarme nada... —dije nervioso— Y-yo respeto... tu libertad...

Un cambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora