La noticia

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Las primeras horas tras salir de aquel restaurante, aún no sentía nada. Estaba confundido y shokeado, por lo que siguió su rutina con naturalidad por unas horas. Fue al trabajo, luego a la tienda y finalmente llegó a su casa con las bolsas de la compra, listo para hacer la cena. Venom le había hablado todo el día, evadiendo el tema, como si ninguno de los dos se acabara de enterar del compromiso de Anne.

Brock se sentó en su cómoda cama mientras los tater tots se cocinaban en el horno, y la noticia finalmente le cayó como un baldazo de agua fría. Lentamente, como si cada movimiento representara un dolor físico inaguantable, se sacó la chaqueta de cuero en absoluto silencio, absorto en sus pensamientos. Repetía las palabras de su ex novia en su mente una y otra vez, y cuando finalmente el abrigo abandonó sus hombros y pudo tirarlo a un costado de la cama, el torbellino de emociones lo invadió.

Lloró sin control alguno, hecho una bolita sobre su colchón, ignorando a Venom mientras sacaba la comida quemada del horno. Los recuerdos junto a la que había sido su prometida se sentían como espinas en el pecho; molestas y peligrosas, esperando pacientes a herirlo. Los sueños que alguna vez había compartido con su pareja lo avergonzaban y humillaban frente a él mismo, sintiéndose un idiota y un iluso por creer que recuperaría a la mujer que amaba. El saberse sólo le cerraba las vías respiratorias, dificultándole la tarea de respirar entre las lágrimas. No se esforzó en ser silencioso con sus sollozos, no se esforzó en ocultarle sus pensamientos al simbionte. Sólo se arrulló en el lugar, llorando hasta quedarse dormido.

Lo que originalmente parecía una ocasión aislada se convirtió en una rutina; temblaba y lagrimeaba al despertar y encontrarse con un lado vacío en su cama matrimonial, luego se enfocaba en el trabajo, iba hasta la tienda de la señora Chen, hacia la cena para Venom y lloraba hasta quedarse dormido. Apenas comía, siempre forzado por el alienígena, dormía una cantidad excesiva de horas y la única forma de convencerlo para que se diera una ducha era con el simbionte tomando control de sus piernas y arrastrándolo al baño.

Nadie estaba junto a Eddie para preguntarle como se sentía, nadie estaba a su lado para abrazarlo y apoyarlo, nadie había ido a visitarlo para ofrecerle hacer algo y olvidarse de Anne. Nadie excepto Venom.

- No estás solo, Eddie. – había intentado consolarlo una vez

- ¿A no? – el humano hizo un gesto exagerado, girando en el lugar con los brazos abiertos - ¡Porque yo no veo a nadie, pero tal vez sólo esté quedándome ciego!

La cabeza del simbionte se asomó de su hombro, posicionándose justo enfrente de su rostro

- Aquí estamos – la voz era suave y cuidadosa. Brock resopló.

- Claro, un parásito alienígena consolándome porque le dio pena que mi ex se vaya a casar con alguien más. Justo lo que necesitaba. – el simbionte no respondió, intentando no sentir las palabras ajenas como un ataque personal – Entiéndelo, Venom, tu compañía no es diferente a la que tendría si fuese puto esquizofrénico. No eres nada en el mundo real, sólo una jodida voz y un maldito rostro que parece sacado del comic de un niño de 12 años. ¡Una estúpida baba negra que no deja de exigir cosas y un bebé al que si no se le cumple el capricho va a hacer berrinche!

- No eres justo con nosotros. – En comparación a los gritos furibundos de Eddie, la voz de Venom no sonaba como más que un susurro.

- ¡Oh! ¿En serio? ¡¿Yo no soy justo!? Hasta donde sé, te aferraste a mi cual garrapata porque soy tu única opción. ¡Destruiste mi vida! imposibilitaste mi paz mental, te aprovechas de mi para ver tus malditas telenovelas e hincharte a base de chocolate y frituras como si mi sueldo fuese infinito ¡¿Y aun así yo no soy justo?! Usa a otro humano entonces, a uno al que no le importe que seas una mierda genocida y una puta plasta que no lo deja tranquilo.

Venom no había intentado hablarle desde entonces, escondiéndose adentro de su pecho. No hablaba durante el día y sólo tomaba control del cuerpo ajeno para obligar a Eddie a comer, asearse y limpiar el departamento. La angustia de Brock no había dejado de aumentar, sintiendo el malestar del simbionte casi como propio y el remordimiento carcomiéndole las tripas. 

Wounded - SymbrockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora