Capítulo 4

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Molly Weasley tarareaba para sí misma mientras preparaba los ingredientes de la poción de la que le había hablado a Ginny, era una mañana soleada y la habitación que utilizaba para elaborar la poción filtraba bastante bien la luz del sol, a través de la pequeña ventana.

No era una poción complicada de hacer, y ya la había hecho antes hoy. Al fin y al cabo, era la forma en que había conseguido conquistar a Arthur.

Cuando estaban cortejando, otra bruja le había echado el ojo al mago pelirrojo, y Molly no iba a dejar que otra fulana le robara lo que era suyo.

Después de indagar un poco y de hacer unas cuantas preguntas a las personas adecuadas, le dieron la receta que le garantizaría que Arthur Weasley sería suyo. Era un hombre honesto y amable que siempre se esforzaba por hacer lo correcto.

No podría haber sido más fácil si lo intentara, así que tomando la poción y deslizando una poción de lujuria en su té, Molly hizo su magia y un par de meses después le dijo a Arthur que estaba embarazada, sabiendo que él haría lo correcto se casó con ella 3 meses después.

Los padres de Molly murieron un mes después de casarse; ella fingió sufrir un aborto espontáneo provocado por el dolor de la pérdida de su familia.

Arthur apoyó a Molly durante la pérdida, elogiándola por su fortaleza para seguir adelante con su vida mientras intentaba formar una familia.

El resto es historia, como se dice. Ginevra tenía asegurado su futuro de la misma manera si se daba el caso. De tal palo tal astilla, pensó.

Kingsley Shacklebolt estaba en el rincón más alejado, junto a un armario de madera, observando atentamente cómo Molly cortaba esto y aquello.

Estaba esperando el momento adecuado para lanzar el encantamiento sobre el caldero, asegurándose de que la desgraciada de su hija no pudiera fingir estar embarazada.

Un ruido en la cocina hizo que Molly abandonara la habitación durante unos instantes.

Cuando desapareció, Kingsley se acercó al caldero, murmuró unas palabras y agitó su varita, la mezcla se volvió de color malva pálido durante unos segundos y luego volvió a su color original, la matriarca Weasley no se enteraría.

Saliendo de la habitación y por la puerta trasera, Kingsley se dirigió al borde de los pabellones y desapareció en un torbellino.

Molly Weasley volvió a la habitación y continuó con su elaboración de pociones, tarareando alegremente, pensando en nombres para el bebé mientras avanzaba.

Más tarde, ese mismo día, planeaba ir a la ciudad y hacer una visita al hospital; una vecina anciana estaba allí en ese momento, una excusa perfecta para averiguar quién estaría preparado para tener un bebé en los próximos nueve meses.

Más tarde, ese mismo día, planeaba ir a la ciudad y hacer una visita al hospital; una vecina anciana estaba allí en ese momento, una excusa perfecta para averiguar quién estaría preparado para tener un bebé en los próximos nueve meses

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Harry palideció considerablemente mientras Kingsley le explicaba lo que había estado ocurriendo con su homólogo en la ciudad. Cuando salió de casa de Molly, el Ministro pensó que lo mejor era venir a Hogwarts y contarle a Harry en persona lo que había estado ocurriendo. Sabía que el joven se lo tomaría mal, pero no había esperado que el profesor de defensa estuviera a punto de desmayarse por la noticia. Por suerte había optado por decírselo en el despacho de Severus, así que al menos tenía algo de apoyo.

HIS FOREVER AND HER DEMISE Where stories live. Discover now