Capítulo 54 - Recuerdo

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Al terminar la obra, solo di la mano a quien me la pedía para despedirse, subí al auto y dejé que mis padres dieran el resumen de todo lo ocurrido. Sonreía y asentía con la cabeza, me llevaron a casa y con un último abrazo me dejaron solo. Entré a la sala mientras me despojaba de la ropa como si esta ardiera en contacto con mi piel.

Al arrojar la camisa de manga larga al suelo mi espalda sintió un toque fantasmal. Giré rápidamente pero no había nadie. Una suave corriente de aire pudo hacerme una broma, pero algo no encajaba en la habitación, una presencia era evidente. Empecé a ponerme nervioso al sentir un segundo toque sobre mi hombro. Empecé a caminar lentamente por la casa esperando encontrar a alguien. Al toparme con un espejó noté algo extraño en mi reflejo, mis ojos... eran plateados.

La sorpresa del momento hizo que mis manos frotaran mis ojos, pero mi reflejo seguía igual. Una sonrisa brotó de mi rostro a la vez que una lágrima recorrió mi mejilla y en un instante la presencia desapareció por completo. Tal vez ya he perdido algo de cordura, o tal vez sea la nostalgia del momento, pero sentí que no regresaría al Credo, incluso comencé a cuestionarme sobre su existencia.

No lo digo como una alucinación o un sueño, podría jurar que fue real y que todo lo que he aprendido es una verdad que desconocía, pero estando ahí en casa después de ver a mis padres y por primera vez tener una noche relativamente tranquila con ellos me hace pensar que todo esto fue irreal. Mi reflejo volvió a mostrar mis ojos cafés y perdía esa vitalidad que tenía en el Credo para regresar a ser Erik.

Las personas que conocí tal vez fueron pasajeros de un viaje que terminó para mí. Un final bastante triste si se mira en retrospectiva y con un sabor bastante amargo al final. Durante un segundo empecé a creer mis palabras pero al siguiente negaba mi estúpido pensar y de nuevo encontraba valor en mis palabras y así una y otra vez. Regresé a mi habitación y encontré el libro reposado sobre el buró. Al tomarlo y abrir sus páginas no encontré más que hojas en blanco, una portada totalmente roja y la duda de creer o no en lo que ocurrió.

Arrojé el libro a la cama y por inercia fui al baño para tomar una ducha caliente. El correr del agua y el sonido repetitivo de las gotas estrellándose contra el suelo de mosaico convertía el lugar en un centro de meditación y reflexión. Mi mente rodeaba la idea de olvidar lo que ocurrió en el Credo y otra parte luchaba por defender esa idea. El momento era confuso pero no abrumante. Era algo extrañamente familiar, esto se parece mucho al sello de Lúthien sobre la puerta de mi habitación, parece algo imposible ya que no puede haber un sello aquí.

Al terminar de ducharme regresé a la habitación y el libro seguía reposado sobre la cama, perdía más el interés sobre él. Al mirar por la ventana noté a la luna especialmente grande, desearía tener rollo fotográfico para tomar un fotograma con un teleobjetivo. Hace mucho que no pienso en la fotografía, todo volvía a la normalidad.

Un rayo interrumpió mi calma del momento, el susto inicial me hizo reaccionar e intenté activar mis ojos, pero un dolor en mi espalda lo impidió. Fugazmente recordé que Lúthien colocó un sello en mí. No podrás usar tus habilidades fuera del Credo ni tampoco hablar de ello. A la misma velocidad que llegaron esas palabras se desvanecieron de mi memoria, intenté recordar la voz de Lúthien pero era un trabajo casi imposible.

Huor nunca me especificó cuanto tiempo estaría en el mundo humano, y si tomo sus palabras literalmente, jamás me aseguró que regresaría. Tal vez todo sea parte de su plan, mostrarme lo que soy capaz para poder ser una mejor persona en este mundo. Un objetivo bastante estúpido a mi parecer, pero si buscan el equilibrio entre las organizaciones tal vez yo ya cumplí con mi cometido.

Esos pensamientos no son míos, de alguna forma u otra son implantados en mí... no puedo pensar más que el sello de mi espalda está haciendo esto. Intenté una vez más activar mis ojos pero en está ocasión el dolor no llegó a mí, pero tampoco sentía ese flujo en la parte trasera de mis ojos.

La idea de olvidar al Credo se volvía más fuerte y era más difícil intentar pensar lo contrario. Un final el cual no estoy dispuesto a aceptar. Corrí a buscar un bolígrafo y papel con desesperación para escribir lo que me ha sucedido y nunca olvidarlo. Con la mano temblorosa pude escribir "El libro rojo está vivo, el Credo existe, tienes que regresar a él." Al intentar escribir la siguiente línea mi mente olvidó por completo lo que estaba haciendo. Al leer las palabras sobre el papel no tenían ningún significado para mí, giré y vi un libro de color rojo sobre la cama, lo tomé pero sus hojas se encontraban en blanco. Coloqué la nota entré sus páginas y guardé el libro en el cajón del buró.

Mi nombre es Erick Carvahall y tengo la extraña sensación de que alguien me buscará en poco tiempo.

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Gracias por leer mi pequeña obra y espero que la disfrutarás al igual que yo al escribirla. Pero la aventura no termina aquí. Ya puedes leer la segunda parte "El Credo II" aquí mismo en wattpad.

El Credo - IniciaciónWhere stories live. Discover now