—Café, eso hay, aunque no tengo ni idea de qué hora es, pero quiero café —se incorporó lentamente pasando por encima mía y dejando un beso en mi mejilla—. Ten cuidado al levantarte, espero que puedas caminar —rio mientras se terminaba de levantar de la cama y se ponía una camiseta—. Voy a hacer un poco, ¿hoy no trabajas no? Es domingo —preguntó antes de salir de la habitación.
Negué con la cabeza mientras yo también me incorporaba en la cama para levantarme. Me temblaban un poco las piernas a causa de todo lo de anoche. Mi idea era vestirme e irme para casa, así que empecé a recoger mi ropa del suelo, iba a tener que ponerme la ropa de anoche para ir a casa, me empecé a quitar la camiseta y ponerme de nuevo el vestido mientras él estaba en el baño lavándose la cara.
—¿Vas a algún lado? —lo escuché de nuevo en la puerta de la habitación.
—A mi casa ¿no? Es decir... no sé, mira —tampoco era de dudar mucho para decir lo que pensaba, ya estaba todo hecho así que pasaba de darle más vueltas. Tomé aire—. Mira, sinceramente, no sé qué hacer, ¿me voy? ¿me quedo? ¿ya está todo hecho no? —le miré esperando su respuesta.
Él rodó los ojos.
—Puedes hacer lo que quieras, pero si mi opinión cuenta para algo...
—A ver, algo cuenta, la verdad, de momento no sé leer mentes, ¿sabes? —bromeé
Sacudió la cabeza, bajando la mirada para luego elevar sus ojos vagamente. Media sonrisa adornaba su expresión.
—¿Quieres café? —preguntó, sin cambiar de postura.
Pues sí, me apetecía un café. Pero eso no tenía nada que ver con lo que estábamos hablando.
—Estaría bien, voy a lavarme la cara y a peinarme un poco, ¿vale? —fue mi respuesta.
—¿Te vas a ir?
—No sé, dime tú, ¿qué hago?
—Eres muy lista, pero no sabes leer entre líneas por lo que parece, ¿no? Te estoy diciendo que te quedes, estúpida —se acercó y me dio un beso en la mejilla—. Vuelve a ponerte cómoda anda, como si estuvieras en tu casa, si no tienes que trabajar hoy puedes quedarte aquí, al fin y al cabo yo me he quedado en tu casa muchas veces.
—Sí, pero no era igual.
—¿Por? Ah, ya sé qué te pasa —se reía—. Mira Ryoko, olvídate de esa idea, de momento no tengo intención de pasar de ti ni nada por el estilo aunque hayamos follado —puso media sonrisa, como si le volvieran a la mente todos los momentos de nuevo—. A menos que tú quieras que lo haga, ¿quieres?
Negué con la cabeza y esas palabras hicieron que pudiera respirar un poco más tranquila. Me estaba comiendo la cabeza demasiado, como siempre.
Me volví a colocar su camiseta, con el culotte debajo, rebusqué en su habitación a ver si tenía algún pantalón que no me quedara como una bolsa, pero no había nada, así que me tocaba quedarme en bragas y camiseta. Bueno, ya no iba a ver nada que le asustase, me había visto completamente desnuda, así que no importaba quedarme así. Mientras rebuscaba en su armario vi el uniforme de la ToMan y una chaqueta blanca de su antigua pandilla: Vallhala.
Él llegó a la habitación con dos tazas de café en la mano y un cigarro, que encendió tras darme la taza.
—Gracias, ¿sabes que yo tengo una de estas en mi casa? —dije, agarrando la chaqueta de Vallhala por la manga y sacándola un poco del armario.
—No recuerdo a ninguna chica en Vallhala, ¿de qué la tienes? —arqueó una ceja con burla mientras le daba un sorbo al café.
—Recuerdo que le pegué una torta a un chico y me la regaló —reí.
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𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍𝐒 || 𝐇𝐀𝐍𝐌𝐀 𝐒𝐇𝐔𝐉𝐈
Fanfiction[COMPLETA Y CORREGIDA] ¿Cuál es la peor manera de morir? Esa es la pregunta a la que ellos dos sabían la respuesta, cuando, años atrás, el destino decidió que no podrían seguir juntos. Dos jóvenes que comparten algo más que su afición por los proble...
~ 𝑻𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒕𝒓𝒆𝒔 ~
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