[COMPLETA Y CORREGIDA]
¿Cuál es la peor manera de morir? Esa es la pregunta a la que ellos dos sabían la respuesta, cuando, años atrás, el destino decidió que no podrían seguir juntos.
Dos jóvenes que comparten algo más que su afición por los proble...
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~ 10 de febrero de 2013 ~
Me estaba evitando. Llevaba haciéndolo desde que volvimos del médico. No respondía a mis caricias y cada vez que intentaba calentarle me detenía en seco o se levantaba de donde quiera que estuviéramos y se ponía a hacer otra cosa.
Podía imaginarme qué era lo que le pasaba, pero no entendía el hecho de que fuera tan radical. Habíamos tenido un susto, sí, pero tampoco por eso íbamos a estar sin hacer nada nunca más, ¿no?
Quizá estaba exagerando, tampoco habían pasado muchos días y era normal que a veces no le apeteciese... Pero él no era así, y eso estaba empezando a preocuparme y a asustarme. No me gustaba tener este sentimiento de extrañeza, ni que, en algunos momentos, el ambiente se pusiese tenso entre nosotros. Pero tampoco quería insistirle mucho más; no quería agobiarle a pesar de que yo estaba que me subía por las paredes.
Necesitaba su piel chocando con la mía, produciéndome esos escalofríos que solo su cuerpo podía. Ya no solo por deseo, sino porque esos eran de los pocos momentos en los que mi mente dejaba de pensar por completo en todo lo demás, en esos momentos en los que, rodeados de un aura de placer y lujuria, sólo éramos él y yo.
Giré mi cabeza hacia un lado en la almohada, para observar cómo dormía. Habíamos terminado de comer y él estaba cansado de la noche anterior. Al parecer habían vuelto a tener problemas en el bar. Me contó que hasta Wakasa tuvo que saltar por encima de la barra para sacar a un tipo que andaba molestando a todas las chicas del local y, para colmo, todos los amigos del sujeto se metieron en la pelea y Shuji tuvo que entrar también al meollo.
En definitiva, que anoche volvió más tarde de lo normal por haberse tenido que quedar a recoger todo el desastre que se formó allí con la pelea que hubo.
A veces me preguntaba si el dueño de ese bar sabía que los dos que tenía allí trabajando estaban relacionados con el mundo de las pandillas. O quizá sí que lo sabía y al ser un sitio conflictivo prefería tener a ese tipo de personas al cargo. La verdad era que, si había una pelea, ellos se bastaban para solucionarlo rápido, así que no me extrañaría que el jefe estuviera más que tranquilo de tenerlos a ellos dos allí.