Capítulo II

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Shinobu no podía creer lo que ante sus ojos presenciaba; Rengoku estaba despierto y sentado en la camilla, y parecía buscar a algo (o más bien a alguien), con desesperación.

Sus ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en bajar por sus mejillas y caer al suelo.

— ¡Kocho! — Le llamó el llameante muchacho cuando se percató de su presencia. —, ¡¿por qué estás llorando?!, ¡¿alguien murió?!   

Shinobu dio un respingo y se limpió las lágrimas lo más rápido que pudo, negando con la cabeza a la pregunta del otro Pilar.

— Gracias al cielo nadie ha muerto. Solo estoy contenta... — Sollozo.

Pero Rengoku no podía perder más tiempo. Necesitaba ir directamente al punto.

— ¡¿Dónde está el joven Kamado?! — Preguntó.

— ¿Tanjiro? — Inquirió Shinobu y Rengoku asintió. —. Se fue junto a Uzui a una misión, partieron hace un par de horas.

— ¡Hm! — Exclamó el Pilar de la flama.

Y como si estuviera curado por completo, saltó de la camilla y se puso a estirar los músculos; estar tanto tiempo en cama le había dormido las extremidades.

— ¡No, no, no!, ¡detente, tienes que descansar! — Ordenó Shinobu y se acercó al rubio para obligarlo a recostarse.

— ¡No puedo descansar!, ¡el deber llama!

— ¡La última vez que fuiste al deber casi mueres de no ser por Tanjiro, Zenitsu e Inosuke! — Espetó Shinobu.

Sus palabras lograron calmar por un momento al energético Pilar, quien caminó de regreso a la camilla y tomó asiento sobre el borde del colchón.

— Esos jóvenes... ¿ellos salvaron mi vida?

Shinobu asintió lentamente con la cabeza.

— Cuando llegaste estabas en estado crítico... honestamente no creí que sobreviviría a la primera noche — Comentó la Pilar del insecto. —. Tanjiro se quedó a tu lado en cada momento. No importaba cuanto se lo pidiera o prohibiera, siempre volvía a esta habitación y hablaba contigo, cuidaba de ti. Creo que te ha cogido apego.

Kyojuro estaba realmente impresionado por las palabras de su colega. Había notado de primera instancia la inmensa bondad que Tanjiro desprendía desde su primer encuentro en aquel monstruoso tren. Pero jamás imaginó que aquel muchacho, de aura cálida y brillante sonrisa, pudiera hacer semejantes sacrificios solo por él.

Ahora más que nunca deseaba acudir junto a Uzui y Tanjiro a cualquier misión, sea sencilla o peligrosa, en la que ella estuvieran en camino. Pero debía ser realista.

— ¡Tengo hambre!

— Te traeré el almuerzo. — Musitó Shinobu con una sonrisa y se acercó a abrazar a su compañero. Para ella, Kyojuro era como un hermano.

Mientras Rengoku devoraba los alimentos, leía párrafo por párrafo lo escrito en el diario que Tanjiro había dejado en la mesita de noche junto a su camilla. Con cada palabra que leía, su corazón se aceleraba al mil por hora sin saber la razón.

Al parecer, había pasado tres semanas inconsciente y al cuidado de Tanjoro, Shinobu y las demás enfermeras de la finca mariposa. Pero algo que hizo que su sangre ardiera cual fuego fue lo escrito por Tanjiro respecto a su familia; más específicamente, lo vivido con su padre.

Ama a su familia, a su hermano menor, Senjuro, y a su padre, Shinjuro (aún si este último es un alcohólico y agresivo). Pero si algo no le iba a tolerar, era que golpeara al gentil muchacho que le salvó la vida.

Pero ese ceño fruncido se esfumó cuando párrafos más adelante leyó algo respecto a él. Algo que hizo su corazón palpitar de nuevo.

— ¡Ya está! — Gritó decidido.

Dejó las cuarenta charolas de madera, en la que antes estaba su comida, a un lado de la cama y se levantó para abrir la ventana y poder llamar al cuervo desde ahí.

— ¡¿Dónde está Uzui ahora y quién lo acompaña?!

— ¡¡KOAAHHH!! — Gritó el cuervo. —, ¡Uzui Tengen se dirige al Distrito del Entretenimiento acompañado de tres jóvenes; Agatsuma Zenitsu, Hashibira Inosuke y...

Hizo una pausa y Rengoku impasiente tomó al cuervo y le dio una sacudida para que terminara la oración.

—... ¡Kamado Tanjiro!, ¡¡KOAHHH!!

Escuchando eso, Rengoku se puso manos a la obra y comenzó a alistarse lo antes que pudo.

Su próxima parada: el Distrito del Entretenimiento.

Me lo dijo un cuervo | KyotanWhere stories live. Discover now