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Nota:
¿Reconocen esa fragancia? Huele a flores, hierba y... Capítulos finales. Tal vez esa sea una mala noticia.

Pero la buena es que no necesitarán pañuelos en esta parte c:

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Deambuló por días, meses.

Años.

Pasaron varios años desde la noticia y dolía tanto como si hubiese ocurrido ayer. Como si fuera un mal sueño, una terrible pesadilla de la que era incapaz de despertar, siguió caminando como un muñeco sin vida porque su alma se fue a otro sitio, a un lugar donde pudiera estar con Senku.

Pero no se rindió, y continuó caminando.

Todo aquel con quien se topaba le decía que cumplir su deseo era imposible. "¿Cómo puedes regresar a alguien de la muerte? ¿Estás loco?", le repetían constantemente; pero hizo oídos sordos, si no decían lo que quería escuchar, entonces no los escucharía.

Aunque le pareciera una traición hacia Senku, pues la ciencia a la que tantos años le dedicó se negaba a darle respuestas, Gen finalmente optó por buscar otros métodos que le brindaran lo que codiciaba.

Fingiendo que su estabilidad mental y emocional retornaron a lo que eran para poder beneficiarse del Perseo, viajó por todo el mundo; mientras mantenía reuniones diplomáticas para monitorear el progreso de la civilización, buscaba personas que le dieran alternativas. Fue así como en una de sus múltiples estancias en Europa, particularmente en territorio nórdico, conoció a una comunidad que generación tras generación transmitían un conocimiento ancestral.

Por primera vez, sintió que se acercaba a su objetivo.

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Lo que en la actualidad se llama ciencia, milenios atrás se denominaba magia.

La gente perseguida por inmiscuirse en el mundo que desafiaba las leyes de la naturaleza lo único que buscaban era conocer los secretos del cosmos. Aprendieron sin saber, mediante ensayo y error, las teorías que conforman la física; y a la par, también percibieron un mundo que se ocultaba delante de sus ojos.

Su apego a la naturaleza, su deseo insaciable de conocimiento y la incansable búsqueda los llevó a adentrarse en un poder que desconocían. Cuando finalmente pudieron quitarse la venda, comprendieron que más allá de la realidad aceptada existían seres que, aparentemente, fueron hijos del infinito y los acompañaron desde que el ser humano pisó la tierra, en silencio. Observando.

Ellos entendían el origen del todo pues estuvieron ahí, no obstante, estaban reacios a compartir sus saberes. Pero no podían negar que los humanos eran perseverantes, tarde o temprano descubrirían por su cuenta lo que se empeñaban en ocultar, por lo que tomaron una decisión.

Les revelarían que tienen magia, porque todos los humanos al ser polvo de estrellas derivados de un mismo núcleo, en su interior también albergaban su poder. Los orientarían en sus diferentes usos sin explicarles de donde proviene y cómo es que puede funcionar; los mantendrían ocupados con mera utilidad banal y los obligarían a aceptar que las cosas eran de esa forma porque simplemente así se quiso. En fin, sólo sería un apoyo más para la vida diaria. Si se limitaban a eso no habría problema, pues lo que les importa a esos seres es que los humanos desecharan la idea persistente de comprender el universo.

Quizás se les podría tachar de inocentes, pues creyeron que todos los humanos compartían un nulo interés por investigar el porqué de las cosas.

Los hechiceros fueron los primeros en dar un paso más allá: utilizando su propio poder para comprender la realidad propia, abrieron una nueva posibilidad en el mundo que se pensaba, solo tenía tres dimensiones. Cuando la verdad es que el tiempo* mismo era la cuarta.

A través del reflejo/SenGenWhere stories live. Discover now