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Capítulo 34

Tan solo 2 noches habían pasado desde el encuentro de aquellos jóvenes que se deseaban más que nunca, sus cuerpos se extrañaban y el frio cuerpo del mayor exigía el calor de ese jovencito que lo volvía loco, pero, aunque deseara correr a buscarlo, había decidido dejarlo en paz, pues le había quedado completamente claro que no sería algo sencillo perdonarlo y que debía darle su espacio para pensar claramente la situación.

Del mismo modo, después de esa noche, Xiao Zhan no supo más de Wu Sheng ni siquiera por Cao Tao a quien le había sido estrictamente ordenado buscarlo y deshacerse de él pero como si la tierra se lo hubiese tragado, no había señal alguna de ese hombre pero lógicamente las cosas no podían quedarse así pues desde esa misma noche, Jiao-Long estaba demasiado insistente con reunirse con el hijo de los Xiao y eso era algo que para Zhan no cuadraba pues ese maniaco de 24 años nunca preguntaba, solo aparecía si se le daba la gana.

-jefe, es Jiao-Long de nuevo, insiste en querer verlo - Shi Ming quien se encontraba frente al escritorio de aquel sujeto que ni siquiera se tomaba la molestia de mirarlo a los ojos, le mostro el teléfono móvil que sostenía con su mano derecha-

- ¿Acaso no ves que estoy ocupado? Los importadores de japón están jodiendo todo el tiempo y ¿tu pretendes que hable con ese imbécil? ¿Acaso no puedes lidiar con él?

En las ultimas horas los importadores internacionales le habían causado problemas a los Xiao pues desde hace varios días habían estado perdiendo una cantidad importante de fentanilo pues al parecer alguien había estado dando información del recorrido que estos seguían, perdiendo hombres y producto, algo que por supuesto causaba daños grandes en las ganancias de aquella familia importante.

La recriminación de Xiao Zhan hacía Shi Ming lo hizo sentir molesto, pues no era su culpa que aquel niño de 24 años lo estuviera buscando descontroladamente, él solo hacía su trabajo, suspiro y con una expresión seria habló - lo siento, me retiro - Shi Ming se inclinó ligeramente y salió de aquella oficina, suspirando de molestia y mordiendo sus mejillas por dentro para evitar responder algo que no quería.

Últimamente se sentía molesto, se irritaba con facilidad y no podía entender el por qué, se sentía cansado y estresado, el trabajo era demasiado y sumándole el tener que cuidar a un hombre caprichoso como Xiao Zhan ya lo tenía al límite, sin contar la relación con su compañero, la cual en estos momentos era prácticamente nula, pues desde la ruptura de su relación amorosa, no podían mantener una conversación sin terminar discutiendo por cualquier cosa.

- ¿Te mando a la mierda? - Cao Tao habló serio, con las manos en su espalda y mirando a un punto fijo en la puerta de aquel PH

- ¿Tú que crees?, realmente no tengo por que tolerar su actitud de mierda -Shi Ming se puso a un lado de aquel guarda espaldas, tomando la misma posición- simplemente deberíamos dejar que ese lunático venga y le robe todo el maldito negocio que ganó gracias a su padre, de igual forma ni siquiera le interesa

- Claro y después podríamos ir con su padre y decirle que dejamos que un niño le robara todo por lo que trabajo a su hijo, tal vez nos dé un ascenso - la ironía que Cao Tao aplicaba siempre en su tono de voz era de las cosas que Ming odiaba más que nada en el mundo.

- Tampoco te soporto -Shi Ming susurró sin mirar al de su lado, pero sintió como este lo miro molesto

- ¿Podrías dejar de actuar como un niño caprichoso y superarlo? -No hubo ninguna respuesta, solo silencio incomodo y la respiración profunda de ambos.

Los minutos comenzaron a pasar, las manecillas de aquel reloj plateado sobre la mano de Tao se escuchaban ligeramente, haciendo más tedioso el momento, la tensión de esos dos se podía sentir a kilómetros, ambos estaban con una actitud defensiva ante el otro, listos para comenzar a pelear, pero Shi Ming estaba cansado de eso, así que decidió simplemente mantenerse en silencio a la espera de alguna nueva orden por parte de su jefe quien no dejaba de gritar maldiciones al teléfono, sus gritos eran tan fuertes que se escuchaban hasta la puerta principal en donde esos dos se encontraban parados. Como si lo hubieran invocado, Xiao Zhan salió de su oficina y se dirigió a ambos, se veía estresado, unas ojeras rojas adornaban su agraciado rostro, su cara se veía pálida y su camisa estaba desfajada algo que era poco común en ese hombre quien siempre mantenía su buen aspecto.

Whisky Flavored Kisses //YiZhan//Where stories live. Discover now