Capítulo 14 ~ Aunque estés consciente, sigues siendo una inconsciente.

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Maggie

Siempre me pregunté como lo hacía la gente que solía cubrir tan fácilmente las mentiras, guardar las apariencias y transformarse en una persona completamente hipócrita, dejando a un lado sus principios. Justo ahora me lo volvía a preguntar, mientras presenciaba como Peggy cambió del cielo a la tierra, apenas notó la presencia de Steve.

No iba a dejar que me convirtiera en la mala de la escena, si el talento de ser hipócrita lo heredaban las Carter, algo de eso tendría dentro de mi e iba a sacarle provecho.

— Estoy bien. – dije sin ánimos – Steve ha dedicado todo su tiempo a cuidarme de cualquier amenaza. Tú sabes mejor que nadie que su compañía vale oro. – comenté en tono pasivo-agresivo.

Vi como Steve se tensaba un poco en la silla y el ceño de Peggy se fruncía, al parecer si la había sorprendido con la noticia de que él era mi cuidador.

— Me parece increíble. Pero mi pequeña... – murmuró mientras tomaba mi mano. – quiero saber algo de ti, algo personal...

— Oh, claro. – respondí – estoy enamorada. – solté sin pensarlo. Pude sentir la mirada matadora de Steve en mi espalda.

No dije eso porque de verdad estuviese enamorada de Steve, claramente no iba a confesarme delante de mi abuela media muerta, pero esta era la única bomba que se me ocurrió soltar.

— Él comprende las demandas de tu situación. Ya sabes, no es grato para un hombre que la chica que quieres sea una fugitiva. – dijo sin tapujos.

— No soy ninguna fugitiva y que no se te olvide que por tu trabajo es que estuve escondida mucho tiempo. – respondí – pero sabes que no te guardo rencor, abuelita Peggy. – apreté su mano con fuerza, para que solo ella notara el sarcasmo en mi oración.

— ¿Y de dónde es él? – me preguntó.

— o ella... – dije para provocarla. Sus pensamientos eran anticuados, así que no me sorprendió ver como se ahogó con su propia saliva. Por un momento me había olvidado de que Steve era de la misma época, pero lo recordé cuando escuché que él también estaba tosiendo.

— Margaret... ¿Estás enamorada de una chica? – soltó con cierto recelo.

— No abuelita, aunque me rodeo de muchas mujeres hermosas, es un hombre el que se robó mi atención. – dije mientras desviaba mi mirada a Steve.

— ¿Y a qué se dedica?, ¿Trabaja para Shield? – se veía bastante interesada en mi vida amorosa.

— No... Él es enfermero, aunque también ha trabajado como niñero y quiropráctico. Ya sabes, me hace sonar todo el cuerpo. – dije con tono burlón. Vi como Steve estaba cada vez más incómodo.

— ¿Te estás burlando de mi Margaret? – respondió, mientras subía el tono de la conversación.

— Claro que no Peggy, este chico... No lo sé, él de verdad me hace un poco feliz. – esto si lo decía en serio. Aunque no sabía si estaba enamorada, Steve me hacía sentir felicidad, algo que había escaseado tanto en mi vida. – Por fin estoy un poco feliz...

— ¿Qué te pasó? – bufó.

— No entiendo a qué te refieres... – pregunté

— ¿Estás feliz?, ¿Ahora estás feliz? – su tono de voz subía de volumen cada vez más. – La Margaret que conozco era un desastre natural. Apasionada, concentrada, una luchadora. – estaba describiendo a la Margaret que ella había forjado, la Margaret de 12 años que le temía tanto que buscaba ser como ella. - ¿Qué pasó?, ¿Te ablandaste?

Heridas de guerra | Bucky Barnes Where stories live. Discover now