𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟔: 𝐃𝐞𝐬𝐜𝐮𝐛𝐫𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐚𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐨𝐬𝐨

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Desperté y aún era de noche, me sentía media adormilada por lo que supuse que Madame Pomfrey me había dado un somnífero leve para tranquilizarme, sin embargo este no había durado toda la noche.

Me sentía pesada y me ardía el cuello y las mejillas, producto de la brutalidad de Samuel. Miré a mi alrededor y a pesar de que estuviera oscuro pude ver gracias a la luz de la luna como las chicas se encontraban a mi alrededor, Mai y Ari dormían con la cabeza apoyada en la cama y Daph sentada en una silla junto a mi me sonrió al verme despierta, su sonrisa me transmitió tanta paz que me hizo sentir segura.

—¿Cómo te encuentras cariño? —preguntó poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja.

—Bien. —Me limité a responder logrando que hiciera una mueca.

—No te presionaré más y haré que te creo —dijo con una pequeña sonrisa amable mientras ponía su mano sobre la mía y daba caricias en el dorso de ella. Se me llenaron los ojos de lágrimas.

—Gracias de verdad, si no hubiese sido por ustedes tres—

—Shh —me interrumpió con cariño limpiando con suavidad las lágrimas que habían comenzado a caerme—. No pienses en lo que pudo haber pasado, lo importante es que llegamos a tiempo y Samuel no pudo seguir con lo que quería, así que tranquila cariño, no pienses en es ahora y descansa, anda, te hará bien.

Ahogué un sollozo en mi mano y la abracé llorando en silencio, me sentía mal, sentía mi piel ardiendo donde él me había tocado y sentía mi cuerpo sucio, realmente era la peor experiencia que había vivido en mi vida y eso que no había pasado a mayores.

Daph no dejó de acariciar mi cabello en ningún momento hasta que caí en un sueño profundo de nuevo seguramente por las gotas para dormir que le había puesto Daph a mi vaso con agua como le había pedido.

[...]

—Agh mi cuello —escuché el quejido de Ariana mientras abría los ojos y a la vez ella se iba despertando, ya era temprano por la mañana y lo podía notar por el canto de los pájaros afuera.

—Buenos días señoritas —saludó Madame Pomfrey mirando mal a mis amigas y luego suavizando su expresión al mirarme a mi—. ¿Cómo dormiste querida?

—Bien, gracias Madame —respondí con la voz rasposa.

—Bueno, si quieres ya puedes retirarte, te he revisado y estás en perfecto estado así que cuando quieras puedes irte —dijo con una sonrisa amable que me llenó de tranquilidad tal y como Daph en la madrugada.

—Está bien, debemos ir a desayunar —dije mirando a las chicas.

—Exacto, el desayuno es la comida más importante del día —estuvo de acuerdo la mujer para darnos nuestro espacio yéndose hacia su despacho mismo en la enfermería.

—¿Segura que quieres desayunar en el Gran Comedor? Podemos buscar comida para ti y desayunas en los jardines —ofreció Mai con todo el pelo revuelto.

—Sí, además para estas horas ya se debe de haber enterado todo el colegio de lo que pasó —se quejó Ari mirando su reloj, un fino rastro de saliva estaba a lo largo de su mejilla seña de que se había babeado mientras dormía, eso me hizo reír internamente.

—Lo sé, pero quiero ir al Comedor, no puedo vivir escondiéndome, aunque fue una situación horrible que no le deseo a nadie no puedo caer, debo ser fuerte —dije regalándoles una sonrisa torcida, de reojo pude ver a Daph sonriéndome con orgullo.

—Está bien, vamos.

Me levanté y cuando todas arreglamos nuestras ropas y cabellos salimos de la enfermería; yo iba en medio de Mai y Ari teniendo a Daph junto a la de lentes fulminando a cualquiera que se pusiera a cuchichear, su mirada fría y que a la vez quemaba me daría miedo hasta a mi si no la conociera y supiera lo inocente y cariñosa que era.

Mi Sangre Sucia ||Draco y tú|| 《T3》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora