Capítulo 21

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Un dolor de cabeza muy fuerte me despierta.

"Madre mía, que resaca" pienso.

Abro los ojos muy lentamente y la luz que entra por la ventana me da de lleno en la cara.
Me muevo para despejarme un poco y noto que hay alguien a mi lado en la cama. Me giro lentamente y me encuentro con Marcos aún dormido.

"Espera, ¿qué?" pienso.

Miro hacia el suelo de la habitación y veo una camiseta en una esquina, unos jeans a los pies de la cama...

"Pero si esta no es mi habitación" y mientras pienso eso, miro debajo de las sábanas.
Estoy completamente desnuda.

Es ahí cuando recuerdos borrosos de la pasada noche empiezan a invadir mi mente.

Me levanto tan apresurada que un pie se me enreda con la sábana. Consigo mantener el equilibrio, pero despierto a Marcos. Yo como siempre siendo poco discreta.

- Em... Vale... ¿Qué ha pasado aquí? -pregunta Marcos.

- Creo que es obvio, ¿no?

Se queda un rato pensativo.

- Vale, voy recordando algo -dice sentándose en la cama.

Me visto lo más rápido que puedo.

- Tengo que irme -digo saliendo corriendo de la habitación.

Busco mi móvil en el bolso y llamo a un taxi para irme a casa.

Cuando llego a mi casa, voy directa al baño a darme una ducha.

Cuando acabo, me siento en el sofá y llamo a María.

- Buenos días Bella Durmiente. ¿Qué tal va esa resaca? -pregunta.

- Teniendo en cuenta que me he despertado en la cama de Marcos, con él dormido a mi lado y los dos desnudos, pues que quieres que te diga.

- Espera, ¿QUÉ? -pregunta con tono de emoción.

- No me preguntes como ha pasado, porque mis recuerdos son borrosos.

- O sea, me estás diciendo, que puede que hayas echado el mejor polvo de tu vida, ¿y no te acuerdas?

- Que bestia eres.

- De bestia nada tía. Los polvos de reconciliación son los mejores.

- María por favor -suena mi timbre -Espera un momento, que llaman al timbre.

Me levanto y voy a mirar quien es.

- Tía, que es él -digo cuando veo a Marcos en la pantalla del vídeo portero.

- Se quedaría con ganas de más el chaval.

- María, tienes un problema con el sexo.

- El problema que tengo no es el sexo, el problema es que estoy muy sola.

- ¿Qué hago? ¿Le abro?

- ¡PUES CLARO! -exclama María.

Le doy al botón de abrir.

- Ya está.

- Venga, cuando se vaya me llamas y me lo cuentas todo. Adiós.

- Chao.

El timbre de mi puerta suena justo cuando me despido de mi amiga.
Poso el móvil en la mesa del salón y voy a abrir.

- Marcos, hola.

- Hola, ¿puedo pasar?

- Si, claro -me aparto y le dejo entrar.

Cierro la puerta.

- Es que con las prisas te dejaste esto en mi casa -dice dándome una bolsa.

Miro dentro de la bolsa y veo mi sujetador. Ni me había acordado de él.

- Ay que vergüenza. Pero gracias por traérmelo. ¿Quieres algo de beber? Por las molestias.

- De molestias nada. Pero mira un café si que te acepto, para la resaca.

Preparo dos cafés y los llevo al salón.

- Me alegro de que estés de vuelta en Madrid -dice después de beber un poco de café.

- Yo también, supongo. Tenía mis dudas de volver. En Oviedo tengo a toda mi familia y aquí... Me sentía un poco sola.

- Dani, lo siento tanto. Fui un capullo.

- Los dos hicimos cosas mal. Supongo que fuimos demasiado rápido.

Marcos asiente.

- ¿Sabes una cosa? -me pregunta.

- Dime.

- Nunca dejé de echarte de menos.

"Mira, al final María tenía razón" pienso.

- ¿Sabes tu una cosa?

- Cuéntame -dice Marcos con una leve sonrisa.

- Yo nunca dejé de quererte.

Marcos roza mi mano con la suya y hace que se entrelacen nuestros dedos.

- ¿Qué va a pasar ahora? -pregunta, a lo que yo encojo los hombros.

- Supongo que podremos vernos de vez en cuando.

- Me parece bien.

- Entonces, ¿trato echo? -le tiendo mi mano.

- Trato echo -dice estrechando mi mano y tirando de mi para acercarme a él y besarme.

Un par de segundos después es él quien corta el beso.

- Perdón, me pudo la emoción -se levanta- Lo siento, tengo que irme a entrenar.

Me levanto y le acompaño a la puerta.

- Hablamos, ¿vale?

- Vale -sonrío.

Me da un pico y se va.
Cuando cierro la puerta, apoyo la espalda en ella y se me escapa una sonrisa.
Voy hacia el salón dando saltitos, cojo el móvil y llamo a María.

- CUÉNTAMELO TODO YA -dice nada más descolgar.

- Es tan mono tía.

María suelta un grito de emoción.

- ¿Pero estáis juntos otra vez? -pregunta.

- De momento vamos a vernos de vez en cuando.

- Amigos con derecho a roce vaya.



Madness (Marcos Llorente)Where stories live. Discover now