8. Infierno

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2 DÍAS ANTES...

Cuando la tutora Isabel se llevó a Andrés a jefatura, en ese momento sonó el timbre de las 12. Raúl subió a las gradas y regresó a su aula. Tras la clase de Matemáticas, Mario salió de su aula y entró en la de Raúl.

—Eh, bro, ¿estás bien? Me he enterado de la pelea.

Raúl levantó la vista del móvil y observó a Mario. Éste se sorprendió al ver cómo le había dejado Andrés la cara —Tío, estás sangrando.

—Lo sé, pero ha merecido la pena. Ahora ese capullo no pisará más el instituto hasta dentro de un mes. Y cuando regrese, todo el mundo se olvidará de quién era ese chico tan popular. Se le acabó el chollo al famosete.

—No te sigo.

—Pues que Andrés ahora mismo es el chico más popular del instituto, pero Isabel lo ha expulsado un mes. ¿Y qué pasa con los famosos cuando se pasan un tiempo en la sombra?

—Que la gente se olvida de ellos.

—Exacto. Cuando su reinado acabe, habrá un vacío de poder. Entonces yo me convertiré en el heredero de su trono. Seré el chico más popular y todas las chicas coladitas por él, caerán rendidas sin remedio a mis encantos. Incluida Gabriela.

— ¿Gabriela? ¿La repetidora de cuarto?

—Sí, esa.

— ¿Está pillada de Andrés?

—Ya ves, si intentó tirarle la caña en las gradas.

—Pero si a Andrés le gusta Saray, se sienta a su lado y siempre entran juntos a primera hora.

—Pero eso Gabriela no lo sabe. Por eso mientras Andrés no está, trataré de seducirla para ganarme su corazón.

—A ver bro, párate a pensar: ¿Estás seguro de que Andrés es el chico más popular? A ver si la vas a liar otra vez sin motivo.

Raúl dio un golpe en la mesa con la palma de su mano —Pero vamos a ver, ¿tú de qué bando estás? ¿Conmigo o con Andrés?

—Contigo, obviamente.

— ¿Entonces por qué me cuestionas? Ya te digo yo que Andrés es el chico más popular, y que a Gabriela le gusta. Tú hazme caso.

—A ver bro, sabes que yo te apoyo en todo, pero es que lo veo todo un poco ficticio.

—Que siiii, hazme caso. Yo intentaré seducir a Gabriela.

—Bueno, haz lo que quieras. Pero una cosa te digo: ¿Cómo piensas conquistar a dicha damisela?

Raúl se quedó pensando —Pues ahora que lo mencionas, no he pensado nada. Pero ya se me ocurrirá algo.

—Pues a por ella, tigre. Me voy que tengo clase ahora —se despedía dándole una palmada en la espalda y levantándose de su silla. Al llegar a casa Raúl se tumbó en la cama y encendió su móvil.

—Se saluda cuando se entra en casa —dijo su madre al aparecer en su habitación.

— ¿No me preguntas qué tal el día?

—Prefiero ahorrarme disgustos. Tienes el almuerzo en la mesa, cuando te dé la gana vienes a comer.

Su madre se marchó de la habitación y Raúl respiró hondo, aunque no por mucho tiempo porque escuchaba a sus padres hablar a sus espaldas de él desde la cocina — ¿Qué pasa, no ha saludado cuando ha llegado?

—Qué va —respondió su madre —Encima estaba con el móvil y ni siquiera me miraba a la cara.

Raúl cerró la puerta y cuando sus padres se callaron, decidió salir de su habitación y sentarse a comer. En el salón estaba su madre viendo la tele.

— ¿Te han puesto alguna sanción esta semana?

Raúl se giró y miró a su madre a la cara — ¿Otra vez te has peleado? ¿Esta vez con quién?

—Con Andrés.

La madre se extrañó —Qué raro, si ese niño es muy tranquilo y muy bueno.

Raúl dio un puñetazo en la mesa — ¡Pues nos hemos peleado! ¿Vale? ¡A partir de este momento en esta casa no se hablará más de él!

Su padre apareció en el salón muy disgustado — ¡No le vuelvas a hablar así a tu madre!

— ¡Pero si no le he dicho nada!

— ¡Que sepas que tu madre conoce a los padres de ese chico y debes aprender de él! ¡Al menos le han enseñado unos valores!

— ¡Pues si tanto queréis a su familia, ¿por qué no os vais a vivir con ella?!

Raúl se levantó de la silla y se encerró en su habitación pegando un portazo. Cogió su móvil de la mesita de noche y entró en Instagram. Indagó entre las stories hasta que se topó con una pestaña con tres usuarios a los que seguir. Pulsó sobre los dados de la parte inferior de la pantalla para actualizarlos y encontró el Instagram de Gabriela.

@gabriieelaa_16

Pinchó en él y se llevó un fiasco cuando descubrió que tenía la cuenta privada, porque para seguirla tenía que pedirle solicitud por obligación y sabía perfectamente que no se la iba a aceptar. Aún así probó suerte.

EN LA ACTUALIDAD...

Comenzó una nueva semana, la primera sin Andrés en el instituto, y la primera vez que Saray entra sola a clase.

Afortunadamente, a primera hora tocaba Matemáticas, y el profesor ya tenía corregidos los exámenes. Como éste fue llamando a sus compañeros uno por uno para que vieran su examen, Saray fue de las primeras en acercarse a su mesa, con el móvil en el bolsillo de su pantalón para echarle una foto a la nota de Andrés. Para empezar, ésta había aprobado con un 6,25.

— ¡Profe! ¿Me puede decir la nota de Andrés, por favor? Es que se ha ido de viaje.

El profesor rebuscó entre todos los exámenes hasta encontrar el de Andrés. También había aprobado con un 10. Saray se quedó boquiabierta.

— ¿Le puedo echar una foto, profe, por favor?

El profesor accedió y Saray encendió su móvil, abrió la cámara y le sacó una foto al examen.

—Saray, dile a Andrés que es un chico muy trabajador, y que estoy muy orgulloso de él.

—Se lo diré profe, muchas gracias.

Saray regresó a su sitio muy contenta y muy orgullosa de su amigo. En la hora del recreo, al salir de clase se encontró con Gabriela. Ésta se acercó a ella — ¿Tú eres Saray, la amiga de Andrés?

—Sí, soy yo, ¿por qué?

— ¿Te has enterado de su expulsión?

—Sí, me lo contó este finde. Una injusticia. Pero, ¿por qué has acudido a mí?

—Es que quería preguntarte una cosa: ¿A ti te gusta Andrés?

Saray empezó a ponerse nerviosa — ¿Andrés? ¿A mí? ¡Qué va!

Gabriela la miró con desconfianza —Ya veo.

— ¿De dónde te sacas esa tontería? —dijo entre risas.

—Es que, como siempre entráis juntos a clase y sois "inseparables", por así decirlo...

—A ver, somos amigos y tal. Sí que es verdad que nos conocemos desde la ESO, pero no hay nada fuera de nuestra amistad. Él es mi mejor amigo y lo quiero un montón.

—Vale, perfecto. Muchas gracias, Saray.

—De nada, ¿y tú eres?

— ¡Gabriela, encantada! —dijo bajando las escaleras.

«Gustarme Andrés, ¿a mí? Qué tontería» pensó Saray mientras también se marchaba.

Mi niñera y yoWhere stories live. Discover now