𝕮𝖆𝖑𝖞𝖕𝖘𝖔 (𝕰𝖙𝖍𝖆𝖓 𝕿𝖔𝖈𝖗𝖍𝖎𝖔)

✰✰𝐈𝐕✰✰

Risas despreocupadas escapan de la boca de Calypso cuando envuelve sus brazos con más fuerza alrededor de la cintura de Victoria.

La chica rubia deja escapar una ligera carcajada y conduce la Vespa de colores brillantes por un camino estrecho, pasando rápidamente por pequeños cafés con sombrillas rojas, personas con sombreros de paja y ropa de verano disfrutando de la brisa de la tarde.

Después de permanecer adentro durante la mayor parte del día, han decidido invitar a Calypso a una auténtica cena italiana en su pequeño restaurante favorito en Roma.

Escondidos detrás de un olivo torcido, aparcan las Vespas alquiladas y se alisan la ropa antes de entrar al patio del restaurante.

"Por fin llegasteis, me muero de hambre", exagera Damiano la demora de las chicas, él mismo solo llegó unos minutos antes que ellas.

Al recibir un golpe en la parte posterior de la cabeza de Calypso cuando pasa junto a él, se ríe y Victoria inventa una excusa por su demora.

Tuve que conducir más lento, porque alguien nos estaba agobiando.

Calypsos abre mucho los ojos y hace pucheros, pateando a Vic en la espinilla cuando se sienta frente a ella.

Su broma es interrumpida por un camarero que saluda a la banda con cálidos abrazos y, finalmente, envuelve sus brazos alrededor de Calypso.

"Así que todos los italianos son súper susceptibles, pensé que eran solo ustedes"

Su exclamación de sorpresa hace que la risa estalle alrededor de la mesa y Thomas viene a rescatarla con una explicación.

Somos como una familia aquí, venimos aquí al menos una vez a la semana, nuestro pequeño restaurante secreto para una escapada.

Después de traducir el menú de Calypso y usar imágenes de referencia en Google para facilitarle el proceso de pedido, les permite elegir un plato para ella con la condición de que sea vegetariano.

Con la comida llega el vino y cuanto más pasa la noche, más alcohol se consume.

El vino fue reemplazado rápidamente por cócteles llenos hasta el borde y decorados con limones y naranjas frescos.

Calypso no lo hubiera creído posible, pero con el flujo de alcohol, la lengua de todos se afloja y se vuelven aún más sensibles entre sí que antes.

Ahora todos borrachos, dejan sus vehículos donde los dejaron, detrás del olivo y deciden caminar, al menos un poco del camino, de regreso a su casa.

El aire es templado, con el sol desaparecido y la brillante luna llena iluminando las calles adoquinadas de la capital de Italia, Calypso no puede evitarlo y toma la mano de Damiano, quien camina muy cerca de ella.

Entrelaza sus dedos y lo empuja hacia adelante, brincando en la acera y riendo como loca.

Sus risas resuenan desde las casas, alineadas en los carriles laterales casi vacíos por los que caminan y pronto, los cinco están saltando y riendo.

Llenos de adrenalina y endorfinas, regresan a la casa, con la luz de la luna, esperándolos.

Una vez que el ajetreo de la noche ha pasado y Calypso está sola en su habitación oscura, ella está completamente despierta.

Cuando antes casi se queda dormida mientras se lavaba los dientes, ahora se siente más despierta que nunca.

Lo más lógico para ella es agarrar su libro y escabullirse al patio trasero, al menos leer algunos capítulos en lugar de perder el tiempo simplemente mirando al techo.