―Marco fratello mio, ¿Has dejado que tu hija coma esa...bazofia?― se indignó Dante

―¡No sabía que estaba ahí!

―Entiendo que vosotros tendréis un paladar culinario exquisito―les peloteó Naomi y ambos asintieron complacidos mientras mamá fruncía el ceño

―Por Dios no les digas eso o tendremos que aguantar que se crean Chefs con tres estrellas michelin toda la noche, solo por tener la nacionalidad italiana.― contestó Gavin sentándose en el sofá al lado de Adam

―A la cena le queda nada, por si queréis ir sentándoos― siguió Naomi y yo maldecí. Necesitaba pero ya que Amy me contara pero empecé a entender que tendría que ser después o ahora lo oirían todos los comensales. Además necesitaba ir al baño urgentemente o me lo haría encima

―Paul llega tarde― dijo Hannah― está en un atasco

―¿Y tú como lo sabes?― la picó Grace y yo miré a mamá

―¿Se lo has contado a la tía Grace?― en cuanto miré las caras de todos los presentes supe que excepto Adam y Naomi, mis padres les habían contado mi descubrimiento a todos

―No me juzgues, tenían que saberlo. ¿Tú te lo hubieras callado?

―No, claro que no, pero no sé somos muchos...

―Pues dile que se de prisa― contestó borde Gavin 

Adam le susurró algo y él negó

Oliver aprovechó la confusión del momento para acercarse a Amy y yo observé desde un segundo plano esperando ver otro patético intento de seducción pero simplemente la apartó un mechón de pelo a lo que Amy retrocedió confusa

―¿Que quieres?―preguntó desconfiada

―Nada, solo quería saber que tal te iba en la competición

―¿Enserio lo quieres saber?― alzó una ceja

―Sí, solo eso― Oliver se mantuvo un poco más distante que de habitual y al notarlo Amy y yo nos miramos

―Pues bien...¿Algún motivo en especial por el que lo quieras saber?― respondió cortada y Oliver la miró a los ojos sin decir nada, abrió la boca para hablar y se marchó― ¿Qué le pasa?― me preguntó y yo suspiré frustrada.

Oliver estaba sufriendo su propio karma y aún así me daba pena, no dejaba de ser mi hermano. Estaba viendo como la persona por la que llevaba detrás desde que éramos críos, estaba intentando acostarse con los chicos de clase...técnicamente la idea era suya, pero creo que no pensó en este pequeño detalle y es que esta vez las chicas no iban a dejar ser tratadas como una presa.

―Necesito ir al baño― susurré sintiendo que iba a explotar y Adam señaló las escaleras

―Usa los de arriba, ya sabes dónde están― dijo y yo corrí, salté a los pequeños que jugaban en las escaleras y a la velocidad de correcaminos me metí en el primero que encontré. En verdad no me acordaba de dónde estaban, después de la reforma de la casa, ya no sabía donde estaba nada.

Finalizada mi misión y con la vejiga más tranquila, tiré de la cadena, di gracias de que el rollo de papel higiénico no se hubiera acabado, y salí. Resultaba que el baño estaba conectado con una de las habitaciones y por su puesto mi curiosidad ganó la batalla a mi racionalidad así que decidí hacer una inspección rápida antes de irme abajo.

Era grande, las paredes pintadas de azul oscuro, que contrastaba con los muebles blancos y la cama perfectamente hecha, en la que tras la colcha azul se veían las sábanas negras. Tenían pinta de ser super suaves, así que me permití el lujo de rozarlas. Cerré los ojos...la habitación olía a cuero y colonia, una mezcla extraña pero que por alguna razón me hacía querer quedarme unos segundos más allí.

Me tropecé con un balón de baloncesto y para evitar caerme me apoyé en la mesilla de noche que tenía una lampara blanca y unos...¿condones? Cogí la caja y en cuanto leí que eran de una talla XL abrí la boca 

―¿Sorprendida?― murmuró una voz que hizo que yo pegara un grito. Levanté la vista y Ed estaba apoyado en el marco de la puerta con una actitud relajada y los brazos cruzados. Quise morirme, solo quería que la tierra me tragara. Como si no hubiera visto lo que estaba mirando cogí la caja y la escondí detrás de la espalda― No te hacía por una fisgona

―Y-yo yo eh....― por favor si esto es una venganza por fingir un día con lo de la lasaña, lo siento universo― he venido al baño y me he perdido

Llevaba un pantalón de chandal gris con una camiseta negra de manga corta y yo evité mirar al pantalón y más sabiendo lo que decía esa caja

―Mmm...te has perdido― repitió con un tono sarcástico mientras soltaba una media sonrisa― ¿Y por alguna casualidad mi caja de condones tiene un mapa para volver abajo?―Me mordí el labio y él alzó una ceja. Estaba roja como un tomate y no tenía ni idea de como iba a hacerlo para salir de ahí con dignidad.

 Ed con tranquilidad se separó del marco y cerró la puerta con cuidado.― ¿De repente te ha comido la lengua el gato?

―No sabía que eran condones, me ha llamado la atención la caja y ya está― intenté defenderme pero siguiendo en modo tieso sin mover ni un músculo

―Te ha llamado la atención la caja― repitió susurrando y se acercó a mi con cuidado a pasos firmes, como un cazador que se acerca a una presa asustada. Por alguna razón no podía moverme, no sabía si era de la vergüenza o el saber que si echaba a correr iba a tener que llevarme la caja de la mano.

El silencio de la habitación, la tensión palpable, sus ojos almendrado fijos en los míos mientras avanzaba hacía mi, el olor, la habitación a oscuras solo iluminada por las farolas del exterior....Pensé en salir huyendo, de verdad que sí, pero no era capaz...como si una parte de mi quería esperar a ver que era lo que Ed iba a hacer.

En cuanto estuvo a unos centímetros de mi con la yema de su pulgar me rozó el cuello― ¿Por qué sigues aquí Chiara?― susurró 

No lo sabía, debería estar abajo, o por lo menos articulando alguna respuesta decente a sus preguntas pero por alguna razón nada tenía sentido y mi propia confusión me llevó a una parálisis. ¿Era este el efecto que Jason tenía tanto miedo que Ed utilizara en mi? No lo sé, pero fuera o no, había hecho que me quedara en blanco

―No lo sé― murmuré

―No lo sabes― repitió

―¿Vas a repetir todo lo que te digo? ¿Esa es tu manera de mantener una conversación?― mascullé y él sonrió, haciendo que al tenerle tan cerca pudiera oler su aliento a menta, pero no me contestó, simplemente se acercó aún más. Yo estaba preparada para el momento en el que me iba a tocar hacerle una cobra pero no fue necesario, no acercó su cara sino sus brazos, que comenzaron a rozar los míos.

Ese contacto y aunque me duela admitirlo, fue totalmente eléctrico e hizo que soltara un suspiro. Sus dedos por la parte externa de la mano rozaron mis hombros, el antebrazo, el codo...hasta que con una suavidad infinita entrelazó sus dedos entre los míos, que se mantenían detrás de mi espalda. Yo solo podía mirarle a los ojos hasta que con una sonrisa vi como en sus manos apareció la caja de condones que supe que me acababa de quitar de las mías.

―Con tu permiso, esto me lo quedo yo― susurró y yo me separé mientras me frotaba la frente

―Pero que coño me ha pasado― murmuré para mi misma

―Ahora sí Chiara, esto ha empezado― dijo en alto y salió de la habitación 

¡Hola a todos!

Bueeeno, esto ha estado....intenso. Yo debería estar leyendo una sentencia de cien páginas pero me he motivado y cuando la inspiración te llama, me es imposible no escribir. Me quejo de tener que leer sentencias de deberes pero luego puedo estar horas leyendo vuestras teorías y vuestros comentarios...en fin la hipotenusa.

Estoy compensando un poco las semanas que no he podido actualizar (veis como os quiero)

¡Espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo!

Esa Virgen será MíaWhere stories live. Discover now