5.Je ne sais quoi

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―¿No me vas a dirigir la palabra?― dijo Hunter claramente molesto al ver que en media hora de clase no le había mirado

―No― respondí sea mientras seguía dibujando distraída un avión en una de las hojas del libro

―Menudo curso me espera― bufó mientras se cruzaba de brazos y una parte de mi disfruto de su frustracción

―Siempre puedes volver por donde has venido y volverte a matricular en California, nos harías a todos un favor― empecé a rellenar el dibujo

―Y tu podrías dejar de actuar como una niña de cuatro años con una pataleta y empezar a afrontar los problemas como una persona adulta― apostilló y yo apreté tanto con el lápiz en el papel de la rabia, que rompí la punta

―Yo no tengo ningún problema. El que tiene problemas eres tú, mentales y muy gordos― dije y Hunter se reclinó en el respaldo de la silla con una sonrisa pícara

―¿Ah sí? A ver, me encantaría saber que problemas tengo― me giré hacía el y le apunté con el lápiz roto

―Eres un narcisista, egocéntrico e inmaduro que piensa que todo gira alrededor de él

Se mojó los labios y soltó una pequeña carcajada― Me llama inmaduro la misma que me está apuntando con un lápiz― me di cuenta del acto y bajé mi arma― ¿Qué yo pienso que todo gira alrededor de mí? Por dios, si tu parece que crees que la razón por la que estoy aquí es para reconquistar tu corazón y no por que haya habido un cambio en las custodias 

Apreté los labios con fuerza― Eres un idiota y no me vas a hacer quedar como la pobre ex desesperada que sigue esperando tu atención. 

―Yo no lo he dicho― murmuró sin dejar de sonreír― lo has dicho tú, yo en ningún momento he insinuado nada parecido

―Te encanta esto― seguí viendo su cara de deleite― te encanta entrar aquí como si nada e intentar poner mi perfecto orden patas arriba

Volvió a reír― Eres muy dramática. ¿Con que pongo tu vida patas arriba? tal vez eso fue lo que más te gustó siempre de mi, como conseguía sacarte de tu zona de confort 

Maldije la elección de mis palabras y decidí volver a atender pero mi cerebro estaba demasiado ocupado intentando que mis ojos no se fueran a mirarle. Estaba harta, toda mi rabia interior estaba en contraste con la pequeña sonrisa que luchaba por plasmarse en mi boca y que decidí tapar disimuladamente con una mano

―Estás sonriendo― dijo satisfecho mientras me daba un ligero codazo

―Claro que no

―Oh sí, claro que sí, cuando poner la mano siempre intentas tapar una sonrisa

―Te odio― murmuré en un tono poco creíble y él se echó a reír 

―Los dos sabemos que no.― le miré y rodé los ojos― Chiara, lo que tu y yo tuvimos se que fue intenso y creo que por como acabó me debes una explicación

―Yo no te debo nada, lo dejamos, punto.― no podía tener esa charla con él, no estaba preparada. Cerré los ojos unos segundos y el olor de su colonia tan cerca de mi no ayudó para nada a aclararme. 

―Lo dejamos― susurró en una risa sarcástica― más bien, lo dejaste, por que la verdad yo no pude tener opinión en él tema. 

―¡La cagué vale! ¿Cuántas veces quieres que lo admita?― elevé el tono 

―No quiero que lo admitas, quiero que me lo expliques― hubo un duelo de miradas durante unos segundos hasta que una voz nos llamó la atención

Esa Virgen será MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora