Volumen uno: Nueve noches de nieve en el Reino Mortal[1] - Capítulo 1

131 12 8
                                    

"En cuanto a la segunda persona que lo llamó estúpido, ahora tenía un árbol encima de su tumba que medía tres metros de altura".

• ────── ✾ ────── •


En Ciudad Lin, el comienzo del invierno solía llegar a finales de noviembre.

Cuando cayó la noche, hubo una ligera llovizna que descendía del cielo. La humedad causaba que el aire se volviera repentinamente pesado, desprendiendo una sensación sombría y penetrante hasta en los huesos.

En ese tipo de clima, nadie estaba dispuesto a durar tanto en el exterior, aunque siempre existían excepciones.

—El informe de la autopsia está completo, hoy por fin saldremos a tiempo del trabajo. ¿Qué tal si cenamos juntos? Ninguno de nosotros sabremos lo atareados que estaremos a finales de año. De no reunirnos ahora, tendremos que esperar hasta la primavera. —Propuso alguien en la oficina.

Algunos de los compañeros platicaron durante un rato; luego, como si hubieran recordado algo, se voltearon y llamaron—: Xiao Xie[2], ¿nos acompañas? Llevas una semana desde que empezaste a trabajar con nosotros y no hemos tenido la oportunidad de darte la bienvenida.

Xie Bai se retiró la bata blanca y se puso su abrigo. La prenda de lana negra y la bufanda de color gris como las plumas de las palomas hacían que su piel pareciera pálida, al mismo tiempo que había un toque de frialdad en su entrecejo.

Por un momento aparentó estar desconcertado antes de darse cuenta que el "Xiao Xie" que salió de la boca de su colega se refería a él. Giró la cabeza, los miró y respondió—: No, gracias.

Su voz siempre era suave, como si no quisiera hacer mucho esfuerzo. Su tono sonaba bastante frío; iba acorde con sus ojos sin emociones, que eran como dos estanques pacíficos, gélidos pero profundos, completamente distintos a los de un joven de veintisiete o veintiocho años.

—Oh, por supuesto, has estado tosiendo mucho en estos últimos dos días. Hoy hace frío, así que cuando regreses a casa, tómate un medicamento y duerme bien. —Sus compañeros dejaron de persuadirlo. Le recordaron que debía cuidarse; tiempo después, uno a uno guardó sus cosas y siguieron a Xie Bai fuera del edificio de oficinas.


• ────── ✾ ────── •


Cuando se abrió la puerta automática, el aire fresco y la humedad del exterior entró.

Xie Bai frunció el ceño y tosió ahogadamente muchas veces. Alzó la mano para acomodarse la bufanda, cubriendo su mentón afilado y sus labios fuertemente apretados.

El centro forense en el que estaban se ubicaba en una pequeña y discreta calle en los suburbios de Ciudad Lin, tan remoto y desolado[3]. La parada de autobuses más cercana se localizaba aproximadamente a quinientos metros de distancia, incluso había que cruzar el vecindario de enfrente para llegar ahí, al igual que las tiendas y restaurantes contiguos.

Xie Bai observó el iluminado vecindario al otro lado de la calle, posteriormente retiró su mirada. Desplegó un paraguas negro, bajó las escaleras y giró hacia la derecha.

—¡Hey, hey, hey! Xiao Xie, ¿a dónde vas? —gritó uno de sus colegas detrás de él.

Los pasos del contrario no se detuvieron y respondió sin mirar—: A casa.

Desde hace una semana llegó aquí, y casualmente Xie Bai se topó con dos situaciones difíciles. Todos laboraban jornadas extras, por lo que la hora de la salida no estaba sincronizada. Hablando de ello, esa era la primera vez que se iba del edificio con los demás al mismo tiempo.

El Invitado YinWhere stories live. Discover now