Perdida y encontrada.

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-Ni siquiera sé por qué hago esto -bufó Adam.

-Porque te caigo bien -sonreí-. Oh, y también porque por tu culpa no puedo caminar...

-¿Por mi culpa?

-Así es, ¿crees que soy estúpida? -pregunté algo molesta-. No, no contestes -reí-. Se que dirás: Si -bufé-. Todo lo que supuestamente me había pasado por mala suerte, lo hiciste para engañarme.

-No -dijo burlón-. La resbalada con el agua hace rato no la planee, esa si fue mala suerte.

-Bah, como sea...

Continuamos el camino a mi casa en silencio. Al pasar vi varios globos rojos, rosas o blancos. También había cientos de chicos abrazándose y besándose. Entonces recordé, hoy es 14 de febrero, el día en que todos festejan el tener amigos o pareja (algo muy tonto, ¿por qué siempre debe haber un día especial? ¿No podría ser todos los días? Es como el día de la mujer, ¿no deberíamos valorar a la mujer todos los días?).

-Oye...¿quieres ir a comer conmigo? -pregunté.

-¿A comer? ¿Contigo?

-Oh...bueno, si es que no tienes planes con una chica o con tus amigos...

-¿Chica? ¿Amigos? -preguntó viéndome como si estuviera loca... ¿Acaso no es normal para el que le pregunten por su chica o por sus amigos?-. Oh...¿lo dices porque hoy es el día del amor y la amistad? -dijo burlón-. Así que, tu forma de reponer mi 14 de febrero, ¿es invitándome a comer...contigo?

-Pues, olvidé traerte un regalo y...

-¿Por qué me darías un regalo? -me interrumpió.

-Porque somos amigos, ¿no?

-No, no lo somos y tampoco lo seremos.

-Entonces... Supongo que no querrás ir a comer conmigo.

-Así es, además... No tengo hambre.

-¿No tie...? -antes de que pudiera terminar de preguntarle si no tenía hambre, su panza lanzó un rugido. Me ataqué de risa y aplaudí como foca retrasada.

-Yo...

-¿Seguro que no tienes hambre?

-Si -contestó. Otro rugido sonó-. Bueno, tal vez un poco, pero eso no significa que vaya a comer contigo.

-Vamos Adam, come conmigo -le pedí-. Por favor.

-No -gruñó.

-Y te compro un globo...

-No quiero un globo.

-¿Un chocolate? Nadie se puede negar a un chocolate...

-Pues yo si, no quiero un chocolate.

-¿Un helado? ¡No! ¡Dos helados! -Adam pareció reconsiderar mi propuesta.

-¿Dos?

-Si -asentí-. Dos helados...

-...¿Del sabor que yo quiera?

-Yep, del sabor que tu quieras...

-Bien.

-¿Enserio? -chillé.

-Si, enserio.

-De acuerdo, vamos a comer -sonreí-. Pero...¿me cargas? Aún me duele mi tobillo.

-No, ya voy a comer contigo, ¿ahora quieres que te cargue?

-Por favor -le rogué jaloneandolo.

La Bella & La BestiaWhere stories live. Discover now