El plan

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Había pasado una semana después de la desaparición de taro a causa de este suceso izuku se levantaba en las madrugadas a ver si su hijo seguía en su cómoda cama, bakugo se dio cuenta de esto pero trataba de ignorarlo.

El padre biológico de taro seguía insistiendo en hablar con su hijo y tal vez llegar a reparar su vínculo.
Un ejemplo era está mañana donde sero desde temprano se encontraba en la puerta esperando a que le abrieran.

- caracol, ¿Por qué ese señor viene todo el tiempo? — preguntó taro mientras desayunaba un cereal con leche

- por qué no tiene un trabajo al cuál ir, seguramente solo está perdiendo el tiempo— respondió un irritado bakugo, que trataba de arreglarse la corbata

- ¿cómo un vagabundo? — pregunto nuevamente el niño

- si, algo así

Después de esa corta plática entro izuku, ayudo a katsuki con su corbata y le deseo un buen día, hoy bakugo no podría llevar a la escuela a taro por qué ya iba tarde al trabajo, el alfa se fue después de despeinar el cabello de taro y dale un beso a izuku.

- mami, ¿el señor sero es mala persona?

- no amor, es solo que... Es un poco tonto cuando se trata de una persona aparte de el.

- ¿te enojarias conmigo si te digo que quiero conocerlo? - preguntó taro, bajando la cabeza

El Omega lo pensó un momento, después de todo la desición era de taro.

- claro que no amor, es con lo que más te sientas cómodo

- ¿El puede llevarme a la escuela?

- si, ¿por qué no le preguntas?

El menor salió corriendo de la mesa y le abrió la puerta al vagabundo. Sero al ver quién le abrió la puerta se sorprendió al ver de frente a su hijo.

- Hey, hola Haro, ¿cómo estás?... ¿Campeón? — dijo de forma incómoda el mayor

- me llamo Taro, Taro bakugo, pasa, tu me llevarás a la escuela — ordenó el más bajo y luego corrió a su cuarto para recojer sus cosas

Sero sonrió y se acercó al Omega que estaba en la sala tomando un café, se sentó a su lado y lo intento abrazar, pero antes de poder hacerlo izuku le dio un manotazo.

- No me toques sero

- oh vamos precioso, tu puedes llamarme hanta, como en los viejos tiempos — dijo sero coquetamente

- en los viejos tiempos no quería cortarte el pene, cállate antes de que me enoje de verdad

La amenaza asustó un poco al pelinegro así que se quedó callado, el silencio duro unos minutos y se rompió cuando taro regreso, se despidió de su mamá y salió por la puerta, sero también se intentó despedir pero el Omega no lo dejo.

Una vez afuera de los departamentos, sero le mostró su auto al niño y lo dejo subir.

- bien niño, ¿Dónde está tu escuela?

- mi mamá me dio la dirección para que no se me olvidará toma— dijo el pequeño y luego le entrego un papelito donde tenía escrito el nombre de la calle en donde se encontraba ubicada su escuela

El alfa emprendió marcha hacia donde se le había indicado, fueron veinte minutos de un silencioso viaje en donde ninguno de los dos trataba de empezar una plática, cuando llegaron sero quedó sorprendido al ver el gran edificio.

- ¿Está es tu escuela?

- si, es una escuela de espías, mi maestro es uno de los mejores se llama tamaki, vive en nuestro departamento y aveces me da galletas, pero dice que dejara de trabajar por qué tiene un mini espía en la panza, fue un regalo de su alfa, se llama Mirio el es enorme y genial pero no tan genial como el caracol, el caracol nos puede cargar a mí y a mi mami con una sola mano, una vez mi mamá no alcanzaba una lata de la alacena y el caracol se la dio por qué también sabe volar, y su mirada dispara rayos Lacer, por eso mi mamá está loquito por el.

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