Jaebeom la tomó de las manos y la arrastró a la habitación principal

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Jaebeom la tomó de las manos y la arrastró a la habitación principal. Madre mía.

—Es tan bonita —susurró Rosie al entrar con una gigantesca sonrisa

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—Es tan bonita —susurró Rosie al entrar con una gigantesca sonrisa.

—Lo es —dijo él asintiendo.

—Es mucho más de lo que me imaginé, es increíble —dijo ella abrazando la cintura de Jaebeom. Él depósito unos besos en sus labios y la abrazó por la cintura.

—Seamos felices aquí —le dijo él y ella asintió, más bien su voz sonaba suplicante.

Todo marchaba bien, habían tenido varias cenas en el piso incluso los padres de ambos visitaron al menos unas cuatro veces para realizar una barbacoa en familia para ver el lugar y cómo vivían. Sus padres también solían textearlos bastantes y enviar comida u otro tipo de cosas como almohadones o ropa.
Pasaron dos meses desde aquella mudanza y comenzaban a pensar que cuándo trabajaran en lugares con algún tipo de contrato comenzarían a juntar dinero para pagar algún tipo de departamento o casa particular. Ya sería un gran avance para aquella pareja.

Jaebeom ya trabajaba en aquél departamento junto a los demás abogados, todo marchaba bien. Se iba a las seis de la mañana y volvía a las diez de la noche. Habían días en los que trabajaba más que otros pero igual, el pago era realmente activo.

Rosé aún asistía a sus rotatorios hasta mayo dónde cursaría el último año para recibirse completamente. A veces eran cuarenta y ocho horas seguidas o a veces setenta y dos, estos últimos horarios se lo agregaron estos últimos tiempos dónde comenzaba a molestar a Jaebeom, su novio. Llegaba un momento dónde quería escaparse del hospital y jamás regresar, pero luego pensaba... ¿Qué haría sin ello? Realmente era lo que amaba, amaba la medicina como su propia vida.

—¿Cuánto tiempo te vas mañana? —preguntó él bufando, mientras se acomodaba en la cama y le daba la espalda.

—Setenta y dos horas —le dijo ella apagando la luz.

—¿Otra vez? —preguntó molesto.

—Jaebeom, no es mi culpa —se defendió ella.

—Ya lo sé, pero... pienso que es mucho tiempo —le dijo él.

—¿Qué crees que debería hacer? —le dijo ella detrás suyo.

—No estoy diciendo que hagas nada, simplemente sabes lo que pienso —dijo él bufando nuevamente.

—Es mi trabajo —susurró ella y él se dió media vuelta colocándose frente suyo.

—Voy a extrañarte tanto —susurró mirándola mientras acariciaba su mejilla—¿Qué comerás mañana? —preguntó preocupado y ella negó—¿Y pasado mañana? —él seguía pensativo—Voy a cocinar algo para tí. Luego no quiero que enfermes por comer mal, ya una vez haz estado mal —recordó aquél día que ella casi se desmaya por la mala alimentación.

Ella lo abrazó fuertemente y ambos cerraron los ojos para quedar dormidos.

Al mes siguiente todo fue rutinario, ambos trabajaban incluso habían días dónde no se veían porque Rosé pasaba días en el hospital otros tocaba a Jaebeom ir hacia la oficina a cubrir el tiempo de su compañero en Incheon, pero fuera de ello todo iba excelente. Solo volvían a casa juntos con bolsas oscuras debajo de sus ojos y preferían comer algo en el camino.

Pero ese día, prefirieron ir a un restaurante para salir de esa vida rutinaria y volver a ser esa pareja activa o feliz que fueron alguna vez.

Eligieron una mesa y se sentaron, en su entorno se podía oír a las personas murmurar cosas y reír entre ellas como cualquier ciudadano normal. Pero eso molestaba a Jaebeom, se quejaba de los dolores de cabeza y no quitaba su rostro enojado.

—¿Por qué mierda no cierran la boca? —preguntó, pero aquello se oía como una exclamación.

Rosé posó sus ojos en él y negó levemente. No podía creer que él tendría ese mal humor justo cuando salieron a pasar el rato juntos.

—¿Quieres ir a casa? —preguntó ella en un susurro.

—No —sentenció apretando su mandíbula.

—¿Entonces? —preguntó ella mirándolo a los ojos.

—¿Cuando nos atenderán? —preguntó nuevamente en voz alta—Tengo hambre.

Rosé tomó su bolso y se levantó rápidamente. Fue donde Jaebeom la siguió detrás sin decir nada se subió al automóvil de Jaebeom y esperó a que él hiciera lo mismo.

—¿Y ahora cuál es el problema? —preguntó él con la mandíbula apretada.

Tenía los ojos puestos en ella y su mano apretaba el volante.

—Tú... —le dijo ella con lágrimas en los ojos.

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Annyeonghaseyo~
Aquí un capítulo nuevo, espero les gusteeee^^
¿Que piensan que pasará en el próximo capítulo? Comenten abajo👇 muchísimas gracias por leer y apoyar mi libro, l@s adoro un montón.
Ten un buen día.
Saranghae, Ruth

Solo mía ✦ Lim Jaebeom [JAYB GOT7] TERMINADAМесто, где живут истории. Откройте их для себя