Una semana con el Nerd {+18}

Capítulo 23

Apenas llevábamos media hora de camino cuando nuestros teléfonos comenzaron anunciar que había una llamada entrante, luego otra y otra, pero nos mantuvimos en paz, después de todo, las únicas que perderían dignidad no éramos sólo nosotras, Melvin tenía tanto que perder que me sentí aliviada y todo desapareció.

Ashley apagó el móvil y yo la imité, no antes sin fijarme que ya habían unas 8 llamadas perdidas de Melvin, y otras 3 de un número desconocido.

—¿Que le diremos a nuestros padres?— pregunté a mi mejor amiga que terminaba de contactar al segundo taxi que nos llevaría a nuestro hogar.

—Tenemos qué decirles la verdad.— dijo observando el paisaje de la ciudad a través del cristal, le gustaba hacerlo, la conocía muy bien.

—No. Eso si que no,—respondí llamando su atención y proseguí, —Mi madre no puede enterarse, simplemente dirás que nos han despedido por malas.—

Mi mejor amiga asintió, volviendo a perderse en el paisaje.

—Le avisé a Nelson que iba, me quedaré en su apartamento unos días.— comenté rompiendo el silencio que no era incómodo pero no me agradaba en lo absoluto.

Y claro, como siempre, Ashley parecía adivinar mis pensamientos o no sé si es que disimulaba poco mi lado perverso.

Mi mejor amiga me observó con cierta curiosidad y luego sonrió.

—¿Planes con el Nerd?

Mi cuerpo hizo reacción ante su pregunta y de quien se trataba, me hizo recordar todo lo sucedido con el Nerd y algo me asustó... sentí un revoloteo en el estómago y mis mejillas se encendieron, y no, alguien como yo no podía enamorarse, no creía en ello y mucho menos que empezara con sentir las supuestas mariposas en el estómago, mi sentir debía ser porque estaba muerta de hambre.

Pero no lo demostré. Me hice la fuerte y doblegué un poco mis emociones, que al parecer habían dado un giro de 180 grados.

—Quizás, no lo sé.— respondí suplicando que no volviera a preguntar nada referente a Nelson, evitar seria lo mejor, no me veía enamorada, no era lo mío.

—¿Sabes? Creo que entre ustedes hay algo más que sexo y pasión.— dijo.

Hablaba en serio, cosa que no era de darse en Ashley, para ella todo era un chiste. Me sorprendí al instante en que escuché, de ella, esas palabras.

—Me aterra descubrirlo.

—¿Que estás posiblemente enamorada?— preguntó clavando sus ojos en los míos, analizándome.

—No debes temerle al amor, al contrarío, todos merecemos darnos una oportunidad, — palmeó mi hombro y giré a verle, —Quizás deberías darte una oportunidad, hermana.— me guiñó un ojo y bajó del auto.

Asentí sin atreverme a pronunciarlo, pero en el fondo, muy en el fondo, sabía que era una clara realidad.

Pero me detuve unos momentos y medité.

Ashley respiró profundo, y volvió a decir: —No podemos resistirnos a no amar. No hay ese algo que impida no enamorarse, Nicole.— desvío su mirada al frente, y noté sus ojos cristalinos.

—Y tú, ¿por qué aún no te haz dado la oportunidad?— lancé curiosa.

—No estoy preparada aún, te lo digo porque sé que tú sí.— respondió sencillamente y tenía razón, nunca me había enamorado, nadie me había llevado a tal límite y es que ni siquiera yo lo permitía.

Recordé las veces en las que había tenido sexo con diferentes chicos y lo lamenté, pues Nelson quizás no tendría lo merecido por mi parte, Ashley pareció notarlo, pues me había distraído pensando en todo este tema del "amor" que para tener tres sencillas letras, abarca de demasiado contenido, aunque muy variantes, pues no todo es color rosa cuando se ama y se hace el amor.

—No importan las veces ni con quien, eso ya pasó. Lo que realmente importa es lo que hoy vives.—

Ashley tomó mis manos y miró fijamente con una sonrisa en su rostro, lucia demasiado bien como para haber escapado de las garras de Melvin y la espantosa mañana que habíamos tenido, había mucho positivismo en su manera de hablar y de un momento a otro; su personalidad era distinta.

—Ayer pasó. Solo existe y se vive el hoy, mañana no existe, ¡amiga vive!— exclamó dándome un fuerte abrazo.

Y ese día, arrojamos el pasado al vacío y aniquilarlo de una buena vez. Hicimos la cámara pedazos y la lanzamos a un poso, así eliminamos parte de nuestros pasados y errores.

Dar paso a cosas positivas, nada más.