36 𝗧𝗼𝗿𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗼𝘀

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♪𝓛𝓲𝓯𝓮 𝓲𝓼 𝓫𝓮𝓪𝓾𝓽𝓲𝓯𝓾𝓵 𝓸𝓻 𝓼𝓪𝓭, 𝓲𝓽 𝓳𝓾𝓼𝓽 𝓭𝓮𝓹𝓮𝓷𝓭𝓼 𝓸𝓷 𝓱𝓸𝔀 𝔀𝓮 𝔀𝓪𝓷𝓽 𝓽𝓸 𝓼𝓮𝓮 𝓲𝓽.♪
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—Justo aquí. —Señalo el tronco del árbol donde guardamos el frasco.

—Adelante. —Alienta Sirius.

—¿Es color sangre? —Cruzo mis dedos mientras le pregunto a James.

—Lo es. —Suspira aliviado.

—¿Paso 7? —Remus me da una mirada nerviosa.

—7. Ahora llega el momento de la transformación. Se recomienda que se haga en un lugar amplio. Tienes que colocar tu varita sobre tu pecho, y repites el conjuro de antes. Cuando lo pronuncies, te bebes la poción.

—¿Están seguros de esto? Pueden arrepentirse, nunca es tarde. —Remus habla bastante preocupado. —Pongo una mano en su hombro.

—Ellos estarán bien Rem, confío en ellos y en su capacidad. —Sonrío a los tres chicos frente a mi. —Ahora, adelante.

Ellos sacan sus varitas y las colocan en su pecho. Se aclaran la garganta antes de decir el conjuro. Volteo a los alrededores en caso de que alguien nos haya seguido.

— "AMATO ANIMO ANIMATO ANIMAGUS" —Murmuran fuerte y claro. —Les entrego la poción.

Beben rápidamente de esta. Por sus caras de disgusto, defino que no está nada deliciosa.

—Mierda, mi pecho. —Dice Sirius y los tres cambian su cara de disgusto a una de dolor.

—¿Es normal el dolor? —pregunta Peter en medio de quejidos.

8. Si todo a salido bien, sentirás un dolor muy fuerte y un latido doble en tu corazón. Entonces, se aparecerá en tu mente la imagen del animal en que te vas a transformar. —Les leo. —¿Alguna imagen mental? —Pregunto —Ellos niegan con sus cabezas.

—Creo que lo tengo. —Susurra James y su cuerpo va cambiando lentamente. Los otros dos también.

—Mira eso Rem. —Me acerco a acariciar al ciervo Potter frente a mi. Pero Remus agarra mi muñeca.

—Espera, no sabemos como reaccionará. —Dice. —Pero James se acerca a mi pidiendo que lo acaricie.

Escucho ladridos a mi espalda, y entonces un enorme perro negro salta sobre mí y lame mis mejillas.

—Basta, basta, Sirius. —Digo entre risas y este deja que me levante.

—¿Donde está Pet? —Cuestiona Remus y miramos a nuestro alrededor. No hay señales de el mereodador restante.

Hasta que algo sube por mi brazo hasta quedarse en mi hombro.

—Aquí está. —Sonrío mostrando mi dentadura. Remus se acerca a tomar a Pet en brazos.

—Faltas tú. —Me mira Rem a los ojos. —Asiento y cierro mis ojos.

Siento una vibra en mi cuerpo y ahora estoy de cuatro patas. Aullo. Rem me acaricia.

Sirius me golpea con una pata para que juegue.

Es así como debajo de una tormenta eléctrica, completamente empapada, y con mis mejores amigos. Me doy cuenta de lo feliz que soy al tenerlos. Y de cuánto daría por estar junto a ellos toda la vida.

Después de varios minutos de juegos. Remus nos hace una seña de que es momento de regresar. Por lógica, soy la primera en cambiar a mi apariencia humana. Les leo a los chicos lo que deben hacer.

Para volver a nuestra forma habitual lo único que tenemos que hacer es visualizar nuestra apariencia humana de manera clara y nos transformaremos en persona.

Poco a poco los chicos van regresando también.

—Eso.

—Fue.

—INCREIBLE.

—Debo admitir que por un momento dudé que no funcionaría.

—Tranquilo, Lupin, estamos bien. —Sirius levanta sus pulgares.

—Chicos debemos irnos. Minnie les dió una instrucción hoy, ¿La recuerdan? —cuestiona Remus.

—Claro, claro.

De nuevo, reviso que no esté nadie viéndonos. Y nos adentramos de nuevo hasta la sala común. Debemos cambiar nuestra ropa antes de que Minnie nos vea. Al entrar, me topo con Frank de frente.

—¿Dónde estabas? —Cuestiona con una ceja alzada.

—Por ahí.

—Kyla, te conozco, algo realmente fascinante te sucedió, tu cara irradia alegría. —sonríe.

—No sucedió nada Frankie. Enserio. —Acaricio su brazo. —Veo a los chicos hacerme señas desde la escalera, atrás de Frank. —Te veo luego, me cambiaré de ropa. —Beso su mejilla y subo corriendo.

—Como tardas princesa, tenemos 10 minutos para irnos. —Sirius jala mi mano escaleras arriba hacia la habitación.

5 minutos después estábamos completamente listos y caminando hacia la cocina. Yendo hacia ahí, escuchamos una pequeña conversación sin querer.

—Sé que tú familia está de ese lado, dime cómo puedo hablar con él. —Susurra alguien.

—No sé de qué me estás hablando Severus. —Dice otra voz y nosotros abrimos nuestros ojos como platos.

—Rowle, no te hagas el idiota. —Tapo mi boca para no emitir ningún ruido al escuchar ese apellido.

Severus y Edward Rowle ¿De quién estarán hablando tan sospechosamente?

Escuchamos pasos y nos escondemos tras un muro, ellos pasan a nuestro lado sin notarnos. Esperamos hasta perderlos de vista y corremos hacia las cocinas.

No creo que Severus esté en buenos pasos.

Al entrar a las cocinas muchos elfos nos reciben felices.

—Le dijimos a la profesora Mcgonagall que no los enviaran, ustedes no tienen que trabajar.

—Vinimos a ayudar. —Sonrío.

—De acuerdo, de acuerdo. ¿Pueden ayudarle a Tonus con eso? —Señala a un elfo a punto de hacer explotar un horno. —Yo asiento y James va conmigo.

Sirius y Peter ayudan con otras cosas.

—Lamentamos desperdiciar toda la comida hoy. —Le digo a la elfa que nos recibió al principio.

—No pasa nada, estaban divirtiéndose. —dice mientras lava algunos platos. —Le ayudo.

—Gracias.

Fueron las dos horas más divertidas de mi vida, esto no fue un castigo para nada, desearía que siempre fueran así.

—¿Chicos, pueden irse ya? —Remus llega a nuestro lado.

—Adelante, le diremos a Mcgonagall que cumplieron con lo asignado. —Nos sonríen los elfos.

—Gracias. —devuelvo el gesto.

Si todos los "castigos" de Minnie serán así desde ahora, seguiré haciendo bromas.

Bueno, de todos modos las haré.

























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