Capítulo 1

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—Juro que si no tengo algo como ellos, no quiero nada—suspiró una chica de cabellos castaños y lentes negros mientras miraba a la parejita. Le dio un sorbo a su capuchino al lado de su mejor amiga sin apartar la vista de esos dos—Hacen que mi café sepa más dulce que amargo —

—Quizá porque lo pediste con demasiada azúcar —

—Oh silencio—golpeó su hombro con una mini sonrisa, finalmente separando sus ojos cafés del par de enamorados —Pero, en verdad, si yo no tengo un novio como meliodas demon. Prefiero estar soltera—decretó, como una princesa, con una sonrisa cristalina, mientras su amiga hundía más su vista en el libro en sus manos.

—Estoy de acuerdo, es el chico perfecto —finalizó.

—Cómo sea, será mejor que nos vayamos. Esos dos parecen irse a la casa de ellie y se vería raro si los seguimos—rió, mirando como la pareja con mano sostenida salía del lugar entre una conversación que era trivial para ellos, y dejaban su amor manchando cada lugar que pisaban

Pero, ¿de quienes hablaban?. Eran populares ante los ojos y bocas de todos los que estaban en último semestre. Joder, verlos solo aumentaba el amor en el aire, hacían enojar a aquellos que eran unos anti-amor que les gritaban de cosas como: "No dudarán" "Él es un perro machista como todos los hombres" "Ella te será infiel con cualquiera que le de pene" entre más cosas, algunas más obscenas y otras más que sólo eran insultas. Pero, así como los que los envidiaba y se ardían a su alrededor, tambien había quienes  suspiraban con amor al verlos pasar y soñaban con tener una relación así, les decían cosas lindas e incluso llegaban a voltearse con respeto cuando los encontraban besándose con amor.

Polos opuestos pero que tenían los ojos puestos en la pareja.

Meliodas y elizabeth eran famosos por eso. Parecían de esos amores de hace muchos años, un amorío de cuento de hadas donde un caballero va a rescatar a la princesa de la Torre. Eran de lo más tierno, besos en las narices, caricias en la espalda, besos dulces en los labios y abrazos que parecían eternos.

El blondo le llevaba rosas blancas que olían como la primavera en su apogeo, le daba de los chocolates más dulces que la hacían chillar de la emoción al verlos, la alzaba en sus brazos cuando ella estaba tan desgastada con los estudios que no podía ni caminar o aveces dormían bajo el árbol que devoraba el campus con una sonrisa en sus rostros. Aveces eran objetos de broma, aveces eran objeto de súplicas o consejos para que las relaciones fueran como la suya.

" Aunque bueno, nada está seguro en el pequeño pueblo de camelot, rodeado de un inmenso y denso bosque verde que se veía aterrador en la noche, un lugar en el que con bicicleta o a pie podías llegar hasta la frontera donde se extiende la carretera para llegar a la ciudad.

Nada especial, solo cosas pequeñas que eran suficientes para tener un pueblo armonioso, poca delincuencia pese a los días en los que estamos viviendo. Lugares a los cuales tomarse fotos disfrutando de la vegetación que los rodeaba 

Aún así, en pueblos como esos nada está seguro, cosas místicas que se consideran en el olvido pueden estar asechando en la oscuridad, esperando para atacar y devorar a sus presas, desapareciendo bellas señoritas que son comidas y su sangre se derrama sobre la blanca nieve terminando con su vida"

—¡Kyaaaaaa! —

—Nishishi—la albina se tapó con la almohada que tenía para su misma y la abrazo con fuerza hundiendo su rostro—Te asuste —

—¡No es gracioso meliodas!—le aventó el peluche de lobo que él mismo le había regalado cuando cumplieron el año de relación y bajó sus ojos azules—¿E-Es cierto eso? ¿E-En verdad existen bestias que se llevan a las mujeres y las comen? —

Nocturnal AnimalsOnde as histórias ganham vida. Descobre agora