Capítulo 5 | La Subasta ( Reescrito)

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-El mundo se mueve a favor de los hombres mientras que las mujeres lucen bonitas. - Relame sus labios y sonríe.

-No es como si pudieran hacer algo mejor.

- Existen mujeres siendo buenas empresarias - Ríe y después aguarda serio.

-Creí que estabas bromeando. - Divertido, Lame su labio. -No, no las hay pues siempre va un hombre a su lado. La última vez que me reuní con una, llevaba a su asesor y bueno, ella era líder de una banda delictiva, una especie de sicaria.

-Es impresionante el nivel de machismo y misoginia. - Se encoge de hombros como si le restará importancia.

-Así funcionan las cosas en mi lado del mundo y en el tuyo. - se observa a sí mismo, luego a mí y ríe. Inmediatamente mi estómago se revuelve. - No pienses en ese tipo de cosas, diviértete comprando, tienes mi tarjeta sin un límite.- Hago una mueca que no pasa desapercibida. - ¿Hay algo que no te parece?

-No estoy acostumbrada a ser la persona bonita en la sala, siempre soy yo quien lleva el control.

Inútil fue creer que mi revelación cambiaría algo en su punto de vista.

- Mientras estés conmigo, el importante soy yo y como no puedes deshacerte de mi. Sigue en tu lugar.

Me guardo mis palabras para mí. Siempre he creído que las cosas salen mejor cuando las guardas para ti mismo.
Yo algún día cambiaré el sistema, seré quien ingrese a esa sala para hacer negocios.

Me mantengo en silencio sin decir nada más hasta que el auto se detiene frente a un especie de hotel. Afuera hay un par de hombres en traje bebiendo un líquido amarillento de sus copas; Rainer baja y abre la puerta para que yo haga lo mismo.

-Levi.- Lo observa. -espéranos con el auto, estaremos en hora y media de vuelta.

-Sí, jefe.

Doy un vistazo a la ropa de Rainer, su traje es parecido a los que usa siempre, solo que la tela se ve con mejor calidad.

-Vamos.- Interrumpe mi análisis.

Camino a su lado confundida.

¿Quién se supone que soy aquí?

Desde que entras al hotel la vibra es pesada, hay mujeres con vestidos ceñidos y joyas con apariencia de valer más que mis dos riñones juntos. Las personas nos observan y no lo entiendo, Rainer es solo el hijo de Greenwood, tampoco es como si fuera un famoso.

- Mira quién está aquí. -Nos interrumpe un hombre pelirrojo flacuchento. - El hijo prodigio de los Greenwood, creí que volverías a faltar.

-Sabes que éste tipo de eventos no son lo mío y jamás lo serán, no soy fan de que todo el mundo se de cuenta de que estoy donando hacia la caridad, si lo quiero hacer lo hago y punto. - le extiende su mano. - Como sea, ella es Olivia, mi novia. Princesa, él es Lewis, uno de mis amigos de la universidad.

¿Novia?.

¿Princesa?.

¿De cuál se fumó?.

Bien, la teoría de que va drogado y por eso dice tantas estupices, acaba de confirmarse.

-Un gusto, Olivia Blanchart. - Saludo saliendo de mi burbuja.

- El gusto créeme que es mío. - Toma mi mano y besa mis nudillos. - Hermosa mujer. Hermano, cuídala porque aquí hay muchos buitres con más dinero asechando bellezas, dato que puede ser embelesante para la señorita mencionada.

-Nadie de aquí tiene más dinero que yo, y sobre aquello...

- No soy una mantenida que le importe una persona por su capital, si usted se ha topado con mujeres que comparten su mismo pensamiento, es porque se rodea de personas de esa caluña. --Interrumpo a Rainer. - Así que no se equivoque y pido que me respete.

Sin sentimientos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora