Capítulo 4| Mentiras (reescrito)

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Adolorida me dispongo a buscar mi ropa del día Anterior la cual quedó esparcida en el suelo luego de una tarde-noche de lujuria. Solo han pasado dos días desde que firmé mi contrato, por lo que hoy es sábado y aún tengo que ir a la jornada laboral, porque el hecho de que me folle a mi jefe ni significa que puedo faltar. Rainer lo especificó ayer por la mañana, mis Privilegios no incluyen faltar a mis labores.

Por la noche me di un baño después de terminar nuestro jugueteo y que Rainer se esfumara, así que no me veo en la obligación de asearme aún si apenas puedo caminar.

Me visto con un traje de dos piezas en tono beige y lo uno a un par de accesorios de fantasía que compré en una de esas tiendas piratas, lista, salgo a la cocina y me preparo un almuerzo rápido a base de avena, frutos rojos, canela, semillas y Chía que termino empacando para llevar.

Hoy Myrthe no viene, pues tiene cita médica en una clínica al centro de Santa Mónica, la única que logra cubrir su limitado seguro médico heredado por su fallecido difunto. Así que me encargo de cerrar la casa y me escabullo a mi fabuloso trabajo conduciendo con la radio encendida en el canal de música de los 80s.

Llego a la empresa y repito el programa de todos los días: saludar, caminar, reportarme y encender el computador mientras Luce llega con mis pendientes.

Desempaco la avena y comienzo a consumirla antes de dar inicio al día laboral.
Luce aparece, y yo suelto un bufido, pues esa es la señal para saber que ya ha comenzado.

- Buen día, Olivia. - Deposita una pila de carpetas frente a mí -Estos son los pendientes de hoy: la corrección de tipografía en la portada, reediseño y un prototipo nuevo a revisar. Además, el señor Greenwood quiere verla de inmediato en su oficina.

¿Rainer?

-¿No te dijo cuál es el motivo?. - Niega inmediatamente.

- No, sin embargo es urgente.

Bufo acariciando mis sienes.

-Gracias luce, y si no hay nada más, puedes retirarte.

Me tomo unos segundos antes de ir a la oficina de Rainer. Un vez que estoy en presidencia, Josephine al observar mi rostro rueda los ojos y le comunica a su jefe que ya estoy esperando.

-Pasa. -Susurra con una sonrisa forzada.

- Gracias. - Repondo sin tomarle mucha importancia.

La mujer me abre la puerta y Camino con cuidado hasta entrar a la oficina. Mis ojos recaen en mi Jefe, un hombre corpulento hundido en un par de papeles que parecen estarle costando más de lo que le gustaría.

- Dame un segundo. - plantea sin prestarme mucha atención, mucho menos cuando ya me he sentado al frente.

El pelinegro sigue leyendo el documento hasta que sonríe y coloca lo que supongo debe ser su firma.

-Listo. - Coloca los papeles dentro de una carpeta. - Escuché que tienes un día ocupado así que no te quitaré mucho tiempo. Necesito que compres un vestido a mi altura para esta noche. Me acompañarás a una reunión de negocios.

Abro los ojos.

- Creí que lo nuestro era solo sexual. -Niega divertido.

-Firmaste un contrato donde básicamente aceptas ser mía, tienes que hacer todo lo que yo te pida. - Su sonrisa incrementa cada vez más .- Específicamente, lo que yo te ordene.

- No puedes obligarme. - Defiendo. - Leí los papeles.

- Tal vez no, pero si te niegas puedes perder tu empleo.

Sin sentimientos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora