Se giró en dirección al Lago de Erium, sin embargo, no pudo distinguir mayor cosa desde donde estaba. Así que se levantó, cada parte de su cuerpo protestando con molestia en un incómodo cosquilleo que era mejor no irritar más. Sus músculos estaban agarrotados a tal punto que tuvo que tomarse más de un respiro para poder estirarse sobre sus dos pies. Seguía lastimada, pero al menos ya no sangraba, lo cual se podía considerar como una muy buena noticia, debido a las circunstancias que había tenido que atravesar.

En cuanto se terminó de enderezar, notó que estaba sobre la extraña figura de pasto que no alcanzó a quemarse. Era la perfecta runa de protección que la atrapó en el bosque antes, cuando conoció por primera vez a la hechicera. Había caído una vez más en su centro, como si los lazos del cruel destino la hubiesen jalado hasta ese punto en el momento preciso.

Se miró las extremidades y las movió con cuidado para asegurarse que en verdad no tenía ninguna quemadura, pues todavía le era difícil entender cómo es que seguía ahí. Si Amicia hubiese muerto en verdad, el símbolo de protección no tendría que haber funcionado en absoluto, por lo que le quedó creer que todo eso fue obra de Blanche. Incluso hasta el último instante, la maga cuidó de ella y evitó que fuera víctima de lo que ellas mismas planearon, usando todos los trucos de la hechicera en su contra.

Unos respiros después, luchó por quitarse parte de la armadura hasta que por fin se pudo deshacer del peto que se encarga de cubrir su abdomen y pecho. Lo dejó caer a la tierra y a eso le siguieron las hombreras, avanbrazos y por último las rodilleras. Al terminar lanzó un pesado suspiro, mirando su cota de malla dañada y ensangrentada. Al final aceptó que aquello era mucho mejor que estar muerta, inclusive cuando el dolor se hizo presente en forma de la apertura de un capullo a medida que pasaron los segundos.

Dejando las prendas metálicas atrás, avanzó cojeando en dirección al lago. En el trayecto pudo notar algunas llamas apenas comenzando a apagarse, montones de troncos caídos y quemados que dificultaban su paso, una gruesa capa de cenizas y polvo bajo sus botas. Si no fuera por el olor y el color, la sensación de suavidad y el acolchado que aquello le brindaba en cada paso, podría haberse confundido con la nieve, pero dudaba mucho que esta última estuviese tan relacionada con una muerte o destrucción así.

Una vez terminó los montones de desechos de árboles y ramas incineradas que habían conformado el Bosque de Las Sombras y salió al terreno despejado, cercano al lago, lo que encontró no fue nada de lo que esperó.

Simplemente no había más lago.

Frunciendo el ceño, su mirada hizo un recorrido al espacio, pero lo único que logró ver fue la forma de la tierra, lo único que denotaba que alguna vez hubo un cuerpo de agua ahí. Nada más ni nadie más. Parecía estar sola por completo.

En cuanto estuvo a punto de girarse para emprender un largo camino de vuelta al castillo, alcanzó a percibir por el rabillo del ojo un movimiento sobre la tierra que demandó su atención una vez más. Se detuvo por completo, esperando que no hubiera sido resultado de su propio movimiento al girar, empero pronto notó que no era así.

Dirigiéndose hacia aquel punto a orillas de lo que había sido el estanque, entre más cerca estuvo, más pudo distinguir la figura humana que se contorsionaba entre las gruesas mantas de cenizas. Luchaba por salir a la superficie al mismo nivel en el que estaba la princesa, retorciéndose, escalando y moviéndose con claro desespero.

Cuando la pelirroja estuvo a menos de un metro de distancia, la forma se siguió removiendo hasta que un rostro logró salir, apenas pudiendo tomar aire para dar los que serían sus últimos respiros.

Era Amicia. Lo que quedaba de Amicia.

Margery hizo una mueca y se sentó sobre la tierra, sin apartar su mirada del destrozado rostro de la hechicera que llevaba generaciones atormentando su linaje. Sintió el suave suelo caliente bajo su cuerpo, rezagos del incendio anterior, pero no fue alarmante, pues terminó siendo un agradable contraste con el aire helado de aquella mañana. El invierno se acercaba con pasos agigantados.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now