El silencio nos acompañó por muchos minutos, Joel se colocó una pijama larga y una camiseta sin mangas antes de volver a la cama. No habló, solamente se acomodó para mirarme, su semblante era serio, no me transmitía nada malo pero de igual manera me removí un poco incómodo, al final del día, era yo quien había invadido su espacio personal. Me cubrí con las mantas y me quedé sentado, no tan cerca para evitar incomodarlo y esperé tranquilo a que hablara aunque no tenía la menor idea si lo haría o no, era todo muy extraño y mis nervios estaban a punto de descontrolarse.
El tiempo siguió pasando, él me miraba a ratos y a veces miraba mi panza, no era la más grande del mundo pero definitivamente había crecido bastante durante el último mes. Me daba mucho sentimiento verlo mirando ahí, sabía cuanto quería a este bebé, lo estuvo buscando desde el primer día y ahora que lo tenía, no debe haber sido fácil asumir que yo no le permitiría disfrutar de esta etapa. No me arrepentía, ciertamente actué de acuerdo a mis sentimientos y si bien no me aplaudo por ello, yo necesitaba sanar antes de tomar una decisión. Joel me había herido, había burlado mi confianza y me tomó mucho tiempo poder dar este paso.
-¿La quieres tocar? -Le pregunté bajito, estaba caminando sobre suelo inestable y tenía terror de que él se arrepintiera, que se arrepintiera de querer pasar tiempo conmigo, que simplemente ya se hubiese adaptado a la idea de que no somos una pareja y yo...yo...
-Quiero tocar tu panza y quiero tocarte a tí, gatito, quiero que me dejes abrazarte esta noche como pediste antes.
-¿Qué? -Mi corazón se detuvo en seco, todo yo quedé inmóvil ante sus palabras, no podía explicar lo que estaba sintiendo en ese momento.
-Solo...ven, déjame abrazarlos a ambos.
La dulzura en su tono, derritió mi corazón, fue tan suave y delicado, tierno y amoroso. Permití que sus manos me atraparan y me acomodara en su pecho, yo simplemente estaba en shock, quieto y rígido de puros nervios. Enseguida sentí su calor y el llanto se apoderó de mí sin posibilidad de retenerlo, había extrañado esto mucho más de lo que creía, muchísimo más de lo que dije. Él no volvió a hablar pero supe que me acompañaba entre lágrimas, lo supe por la forma firme en que me sostenía, por el latir desenfrenado de su corazón en mi espalda, por el temblor de su cuerpo detrás de mí.
Cada segundo que pasé lejos de él, cada día agotador, cada suspiro doloroso, estaban en el pasado, no quería recordar, no quería nunca más sentir el vacío infinito que se instaló en mi interior cuando me separé de él, no, una y mil veces no, no quería que el pasado se colara entre nosotros nunca más. Él me engañó y es algo que no podré olvidar porque me rompió en pedazos, marcó un antes y un después en nuestra historia y fue en contra de todo lo que soñamos juntos pero lo perdoné, lo perdoné porque no mintió, no mintió aún cuando hablamos ese día en que la luz se apagó, simplemente dijo todo lo que fue capaz de recordar y aunque me ha tomado meses aceptarlo...le creo.
-Yo...te amo, brocolito, nunca dejé de hacerlo.
Fue su turno de quedarse en silencio y por un momento pequeño pensé que le había sucedido algo ya que sentí como apretó su agarre en mi panza sin embargo me volteó haciendo que lo mirara de frente y que por primera vez en todo este tiempo, nuestros ojos se encontraran de una manera tan sincera. Lloré fuerte otra vez al ver sus lágimas corriendo por sus mejillas y supe que no quería separarme de él de nuevo, supe que su amor estaba intacto y que aún se castigaba a sí mismo por lo que hizo, eso me rompió, me rompió porque pude ver la verdad en sus pupilas, en el mar interminable de gotitas saladas que dejaba escapar.
-¿Me...me amas? -Tartamudeó como un niño asustado, como si tuviera miedo de escuchar algo que lo haría romperse en pedazos y yo solo pude aferrarme a su pecho para calmarlo, para hacerle saber que estaba aquí, junto a él y era para siempre.
-Te amo con todo lo que soy, con todo mi ser, Joel, quiero que lo sepas porque es la verdad, yo solo quiero que si estás de acuerdo, comencemos otra vez, intentemos salir adelante sin hablar de lo que pasó. Se que ambos nos hicimos mucho daño, de formas diferentes pero daño al fin. ¿Crees que sea posible? ¿Crees que puedas perdonarme? -Mi corazón estaba expuesto, ya había sido el momento de arriesgarlo todo y solo dependía de él.
-Solo permite que te cuide, que los cuide. Me has hecho mucha falta, gatito.
-Si quiero que nos cuides, quiero que juntos cuidemos al bebé y que seamos una familia. -Hablé bajito, sintiendo la sangre subir a mis mejillas y sonriendo por primera vez desde que regresé de New York y aunque no era mi mejor sonrisa, era sincera.
-Está bien, mi amor. Yo también te amo y quiero que dejemos todo atrás, por favor...
-No hablemos más, no de eso al menos.
-No más...nunca más. -Dijo seriamente mientras limpiaba mis lágrimas y sonrió para mí.
-Nunca más.
Fue lo último que hablamos antes de acomodarnos para dormir. Esta noche no tendríamos sexo, no se trataba de eso, esta noche era un comienzo, un momento para nosotros, para limpiar el pasado y empezar de cero. Esta noche dormiría en los brazos del hombre al que amaba, dormiría tranquilo por primera vez en meses, dormiría en paz y calentito. Nos cubrió a ambos con las mantas y fue cuidadoso al colocar sus manos sobre mi pancita y me sentí amado cuando besó delicadamente mi nuca. Esto era todo lo que había deseado durante mucho tiempo, era todo lo que necesitaba para volver a ser feliz.
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