Capítulo 54; Madame Pomfrey.

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No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, pero ahí estaba nuevamente, totalmente desorientado, con Dobby sosteniendo una bandeja con comida en sus huesudas manos.

–¡Al fin despierta! Dobby está feliz de que no muriera está noche, señor Draco, señor.

Draco le sonrió adormilado, recordando lo sucedido el día anterior. Dobby se acercó hasta la mesilla de noche, dejando ahí la bandeja, luego chasqueo los dedos, logrando hacer aparecer un libro grueso y que parecía pesado, como de esos que levantas durante dos segundos y ya te duele todo el brazo.

–¡Dobby escucho que al amito le gustaba la lectura! Especialmente la infantil– exclamó el elfo, poniendo con cuidado el libro sobre las piernas de Draco. The Little Prince –¡Tiene ilustraciones también! Dobby creyó que sería un lindo regalo de bienvenida...

Draco lo abrió cuidadosamente, viendo que, efectivamente, las ilustraciones estaban ahí. Era simplemente hermoso, no sabía cuantas veces lo había leído exactamente, pero tenerlo nuevamente entre sus manos era tan reconfortante.

–¡Oh, Dobby!– exclamó, levantándose deprisa, lanzándose a abrazar al elfo –¡Es un muy lindo regalo! Tío Ted me lo leía para dormir antes de que fuera a Hogwarts.

Dobby pareció congelarse, estaba tenso, y Draco pudo notar la manera en la que tembló cuando se separaron. El elfo le miró con sus altones ojos llenos de lágrimas..., y volvió a repetirse la misma escena de la noche anterior.

–¡No debes golpearte!

–¡Dobby no tenía permitido abrazar al amito Draco!

–¡Pero yo te abracé a ti! ¡Ya basta, Dobby- ¡Está bien!– Quizás contarle alguna otra de sus historias en las que estuvo al borde de la muerte no estaría mal –¡Bien, bien! ¿Sabes?, una vez casi soy atropellado por un auto, estuve con un yeso en mi brazo durante dos meses. La maestra tenía que escribir por mi, era tan vergonzoso- ¡Dobby!

No funciono. Incluso parecía querer golpearse más que antes.

–¡Yo también me golpeó cuando estoy estresado, o creo haber dicho algo malo!– exclamó ya cansado. A veces, cuando Neville lloraba por el estrés de las tareas, él le leía o cantaba para que pudiera hacerla de una manera más calmada, y cuando sucedía lo mismo con Lavender o con Luna, utilizaba el método de crear un juego para que fuera más entendible para ella. Por eso es que Draco pensó que tal vez sólo necesitaba buscar la manera de hacer calmar a Dobby, y hablarle sobre sus experiencias podía ser una de ella.

En eso no estuvo muy equivocado, porque en cuanto Dobby le escucho, detuvo su forcejeo.

–Sí, golpeó mis muslos– murmuró, levantándose con Dobby entre sus brazos, era algo pesado, pero no iba a soltarlo –Reg siempre me detiene, pero a veces, cuando estoy solo, me hago moretones. Mi piel es bastante débil. Aunque bueno, yo ya soy débil en general, así que creo que no deberíamos preocuparnos mucho.

–¡Dobby cree que eso está muy mal!

–Bueno, Draco cree que el que tu te golpees también está mal– aseguró, soltando sus hombros, dejándolo nuevamente libre. Dobby abrió mucho más sus ojos, y Draco se sorprendió de que eso fuera posible. El elfo se quedó sentado junto a él.

–Dobby se pregunta; ¿por qué el amito Malfoy no le teme a la muerte?

Draco volteo a mirarle con el entrecejo fruncido. Por supuesto que Dobby recordaría su pequeña conversación de la noche anterior. En la P.E.D.D.O habían estudiado un poco sobre como son criados los elfos, Hermione había estado todo un día enseñándoles sobre su manera de pensar y sobre su manera de actuar. Y lo que más llamo la atención de Draco, fue que los elfos tenían una memoria deslumbrante, algo que a él le falta bastante.

Maybe Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora