Capítulo 0; Callejón Diagon.

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Hace apenas una semana su carta de Hogwarts había llegado. Recordaba haberle dicho a sus padres una y otra vez que necesitaba sus cosas para ir a la escuela aunque aún faltaran algunas semanas.

Tenia solo 11 años, una apariencia digna de un Potter, un nido de pájaros en su cabello al igual que su padre, y unos hermosos ojos verdes iguales a los de su madre.

Era fácil asimilar cual era su apellido, todo el mundo mágico conocía a la familia del famoso jefe de aurores, James Potter.

Y él estaba orgulloso de llevar ese apellido.

Ahora se encontraban caminando por el callejón diagon, buscando las cosas que debería llevar a howarts. Había insistido en ir lo antes posible, sus padres no podían negarle nada, no si lo veían así de emocionado.

–¡Mamá, mamá, ahí está la nueva nimbus 2000, mamá!– corrió hacia la vitrina del local, esperando a que su madre lo siguiera, algo que efectivamente hizo –¡Tío Sirius dijo que me ayudaría a volar si llegaba a casa con una buena escoba!

Su madre río un poco antes de acompañarlo dentro de la tienda. –De acuerdo, compraremos esa escoba. Pero...

–¿Un pero? Nunca dices peros, Ron dice que los peros son peligrosos, mamá.

–Estas muy alterado– volvió a reír. Nunca se cansaría de escucharla.

–Más bien diría emocionado– la voz de su padre los sobresaltó a ambos.

El mayor abrazo por la cintura a su esposa y dejo un suave beso en su mejilla. Él los observó, esperando algún día encontrar a una linda niña que lo amara como su madre amaba a su padre.

–¿Y bien?, ¿ya tienes todo?

–Aún nos falta su escoba– le respondió Lily aferrándose al brazo de su esposo con una hermosa sonrisa, como solía describirla su padre.

–¡Quiero la nimbus 2000, papá!

El ceño de su padre se frunció al mirarlo. Por supuesto, los modales hacen a un hombre, es lo que él siempre le decía.

–Quiero una nimbus 2000... por favor– repitió, sonriendole a sus padres.

–¡Genial! Compraremos esa escoba y nos iremos a casa– murmuró mientras seguían al menor hacia el mostrador, entrelazando sus dedos con los de su pelirroja.

°°°

–Disculpe...– una pareja los detuvo después de salir de la tienda. Parecían bastante perdidos. Muggles. –Somos nuevos en esto de los magos y de las brujas...

–Oh... ¿necesitan ayuda?– su madre fue la que habló, antes de que su padre soltara algún comentario sin pensar y resultara ser descortés de algún modo.

–¡Si! Antes hablamos con un señor, pero parecía que nosotros le ayudamos más que él a nosotros.

–Los magos y las brujas tienden a tener demasiada curiosidad por el mundo mágico. Mis padres son muggles– explico en un tono amigable la pelirroja. Su padre realmente parecía encantado de conocer a gente nueva, especialmente si se trata de muggles.

–¡Increíble! Hermione estará feliz de conocer a alguien que pueda entenderla...

–Estaré encantada de conocerla.

–Esta en una tienda de animales... Necesito saber si hay alguno que sea peligroso– parecía bastante preocupada, aunque más raro sería que no lo estuviese.

–Creo que deberían tener más cuidado con los libros que con los animales– bromeo esta vez su padre, uniéndose al fin a la platica que los adultos hacían.

Él simplemente se quedaba atrás mientras caminaban. Pasaron junto a una tienda de túnicas. Pudo jurar a ver visto a una mujer cambiando el color de su cabello. Era sorprendente como aún habiendo crecido en el mundo mágica habían cosas que le sorprendían.

–...es bastante desordenado en algunos ámbitos, pero es un buen niño– escucho que su madre decía. Ella hablaba con orgullo sobre él, y el amaba eso, no había nada mejor que escuchar a tus padres estar orgullosos de tan solo tenerte como hijo.

Cuando llegaron a la tienda de mascotas, justo a un lado de la puerta, había una chica de su edad más o menos, llevaba un libro entre sus manos y tenía el cabello alborotado, algo que llamó su atención, aunque no podía opinar mucho al respecto. Era bastante bonita.

–Hermione, tenemos a unos guías perfectos, y tienen a un niño de tu edad– la mujer parecía encantada de presentarlos, talvez porque no tendrían que seguir solos.

–Mucho gusto, soy Hermione Granger.

–Hola, soy Harry, Harry Potter.

–¿Que tienes en la frente?– parecía interesada en saberlo. –Tiene la forma de un rayo...

–No lo sé, según tío Peter y tío Sirius fue un señor que quería robarme cuando era un bebé.

–¿El cuco?

–¿El... qué?

Y así comenzaron una platica bastante extensa de las diferencias entre ambos mundos. Mientras los adultos llevaban su propia plática.

Se llevaron bien, aunque a veces chocaban en algunos temas. Descubrió que la chica también iría a howarts, cosa que lo alegró bastante, tendría otro rostro conocido además de los Weasley.

Al momento de despedirse, Hermione le dio el número de teléfono de su casa. –Necesitaremos averiguar un par de cosas, llámame el sábado– es lo que le había dicho la chica al momento de dárselo. Era extraña, pero le caía bien.

Esperaba que Ron se llevara bien con ella, sabia que sus personalidades ni encajaban del todo. Conocía demaciado bien a Ron como para no saberlo.

No podia esperar para estar ya en Hogwarts.

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