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──¿Y como llegaste hasta aquí? ¿Tu cagas? ¿Por qué tenías esa corona? ¿Tienes amigos? ¿Cuando vamos a llegar? ¿Vamos a tardar? ¿El reino es bonito? ¿Me compras comida? ¿Cuál era tu nombre?

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──¿Y como llegaste hasta aquí? ¿Tu cagas? ¿Por qué tenías esa corona? ¿Tienes amigos? ¿Cuando vamos a llegar? ¿Vamos a tardar? ¿El reino es bonito? ¿Me compras comida? ¿Cuál era tu nombre?

El pequeño azabache atacaba de preguntas al mayor mientras que el camaleón dormía en la cabeza de éste. El contrario pensaba seriamente si le contestaba o lo dejaba ahí sólo para el llegará a su destino, aunque estaba considerando la segunda opción.

──Oye mirá. ──Grito asombrado el de la yutaka pues al parecer, había encontrado a unos conejitos bebés comiendo pasto.

Este se les acercó y los acarició uno por uno, pero al hacer este movimiento hizo que su amigo cayera de su cabeza hacía el suelo pero al parecer no lo noto por qué nisiquera se había tomado la importancia de despertar. El ladrón por otro lado se sentó en las raíces de un árbol observando al chico que tenía frente a él, y sin pensarlo sonrió esa acción le recordaba a su hermana.

El pequeño cogio en brazos a cuatro de los conejitos para después caminar lentamente a dónde estaba su guía, entonces puso a dos en su regazo y el seguio acariciando a los que tenía. El de ojeras también lo hizo, pero de un momento a otro su mirada se desvió de estos y paso al chico el cuál se estaba sonriendo.

──Me llamo Trafalgar Law. ──Dijo este con la voz calmada, mientras que tomaba a otro conejito que estaba por sus pies. ──¿Por qué quieres ver esas luces? Si hay cosas más interesantes que eso...

El otro lo miró pero cambio su vista de nuevo a los animalitos.

──Se que puede aver cosas más interesantes que las luces pero desde que tengo memoria las e visto y siento que me quieren decir algo solo que no lo comprendo. Torao, crees que me puedas enseñar más que las luces.

──¿Quien es Torao? Te dije que me llamo Trafalgar Law. Pero en segundo lugar claro que te puedo enseñar más lugares pero recuerda que me tienes que dar esa corona.

──Torao eres tú solo que decir lo demás se me dificulta, y si ya te dije que si te daré la corona. ──Formo un tierno puchero pero derrepente su barriga gruñó, el pobrecito tenía  hambre. ──Tengo hambre.

──Si no me equivoco hay un lugar cerca de aquí donde venden onigiris, vamos pero juguemos a algo mientras llegamos ¿Que dices?

──Esta bien pero deja me despido de ellos. ──El chico bajo a los conejitos que tenía y los acarició por última vez, para después levantarse y decir. ── Adiós sandwich, katsudon, frijol rojo, ramen, carne y pez espero que algún día nos volvamos a ver, shishishi.

Su contrario lo miró estupefacto pues quién le ponía nombre de comidas a los animales que se encontraba, el chico era raro no cabía duda además de que el era la definición de interactivo, bueno paso este de alto y también se levantó de dónde estaba pero derrepente unos arbustos se empezaron a mover muy rápido, como si alguien quisiera pasar. Entonces optó por ponerse detrás del de menor estatura mientras que se repetía mentalmente <<Miérda, tan rápido me encontraron>>  por otro lado el que estaba al frente <<Que sea un oso, Que sea un oso, quiero ver un oso>>.

𝐄𝐧𝐫𝐞𝐝𝐚𝐝𝐨𝐬 Where stories live. Discover now