Capitulo 3

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No daba crédito a lo que mis ojos presenciaban, estaba por caer dormido del aburrimiento por esperar, pero como un regalo del cielo un carro de esos viejitos de madera que eran arrastrados por caballos vino a pasar por aquí, me sentí aliviado al ver que por fin encontraba algo de civilización que podía entender, ya saben del tipo que tiene personas, pueblos y ciudades porque la verdad no se me daba muy bien lidiar con seres como las pulpitas porque se sentía más como tratar con un perrito de la calle que con una persona y sé que apenas era mi segundo día de estar perdido en este lugar pero de verdad que me urgía hablar con alguien sea quien fuere, hasta comenzaba a considerar hacer lo que ese tipo en una película que había visto hace tiempo ese tipo tomo un balón le pinto un rostro y empezó a tratarlo como su mejor amigo, yo pensaba hacer eso con una piedra que encontré en el puente y ya hasta la había llamado cariñosamente "Rocky la piedrita" pero creo que la locura por soledad se cancela porque al fin encontré lo que esperaba fuera gente civilizada.

El carro era ordinario, me recordaba a esos carros que tenían algunas personas de los campos en los que vivían mis abuelos maternos solo que en este caso se veía relativamente nuevo o por lo menos mantenido adecuadamente, me levante de donde estaba y comencé a agitar mis brazos en señas hacia aquel vehículo, a la distancia logre ver a los que lo manejaban, quienes se miraron por un momento regresándome miradas intermitentes pero pareciendo llegar a una conclusión rápida y sin palabras, el carro paso al lado mío y se detuvo un poco al frente de donde estaba, camine un poco completamente ansioso por conocer a esta gente, ya llevaba varios chistes malos guardados en mi cabeza y por más estúpidos que puedan ser podrían servir o al menos eso espero, mis pasos aunque estuviera ansioso eran pausados pues no quería que notaran en mi tal ansia, podrían pensar que estoy loco aunque la verdad no los culpo tampoco es que de la imagen del hombre más cuerdo del mundo, tanto en mi mundo como en este.

Llegando a donde estaban los que comenzaría a llamar mis salvadores de ser necesario voltee a ver al primero que se encontraba al lado derecho del carro y por ende a mi izquierda, ahora si ¿Qué frase dije al inicio? Oh, sí, no doy crédito a lo que mis ojos miran, desde la lejanía pensé que era un par de personas normales pero ahora que los podía apreciar de cerca pues de normales lo que se dice normales para mí tienen poco.

Unos cuernos grandes y curvados casi enroscados como los de una cabra que se encontraban proviniendo de la cabeza del hombre fue lo primero que llamo mi atención dejándome boquiabierto aún más porque con un fugaz vistazo a las piernas me hizo caer en cuenta que este hombre si es que se le puede llamar así no es humano o cuanto menos completamente humano, porque en serio ¿Cuándo fue la última vez que vieron a un humano con cuernos y piernas de cabra? Sus vestimentas eran ropas de tela simple con colores terrosos cubiertas por pedazos de lo que creo yo es una armadura de cuero decentemente gastada como esas que se ven en los juegos y algunas recreaciones del medievo, aunque siendo sincero dejaba como tontas a aquellas representaciones pero aun así literalmente parece escupido de algún libro de fantasía raro o quizá una versión medieval y más tranquila de un videojuego especialmente agresivo donde abundaban señores con cuernos y patas de cabras a diferencia de esos sujetos este tipo tiene cara de pocos amigos pero no parece querer arrancarme las tripas para ver de qué color son en cambio solo se ve un poco amargado aunque irónicamente me gustaba su barba de chivo y las patillas que tenía por barba que daba un aspecto algo extraño y gracioso, pero mientras me dedicaba a observar a... la criatura frente a mí, su acompañante se asomó un poco para hacerse más visible, viéndose incomodo por mi inspección a su camarada me brindo una sonrisa que en mi humilde opinión denotaba lo incomodo que estaba y hablo.

—Buen día mi buen hombre ¿Qué se le ofrece? —Dijo para mi sorpresa en un perfecto español con un tono suave y tranquilizador.

Un alivio porque ya estaba pensando en cómo hacerle para comunicarme con este si es que no hablaba mi idioma. Mire atentamente al otro sujeto, no tenía cuernos entre ese pelo rubio y mucho menos tenia piernas de cabra indicando claramente que este si era como yo, cosa que me brindo un alivio enorme, vestía una ropa extraña, me recordaba un poco a la ropa que usaban algunos nobles de los libros de historia, pensé en abrir conversación con un chiste sobre de que feria del medievo fantástico habían salido, pero recordé que este es otro mundo así que probablemente más que hacerles gracia me miraran como loco para luego dejarme aquí en este puente sin saber a dónde ir nuevamente, ahogando mis impulsos de idiotez decidí hacer lo obvio.

Cronicas de LaztevWhere stories live. Discover now