Capítulo 02

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– Te dije que la vigilaras, Keisuke.

– Se lo ha buscado ella sola. ¿A mí que me cuentas?

Aquellas voces resonaban en la cabeza de TN como si fueran ecos lejanos. Poco a poco recobró la consciencia y fue abriendo los ojos. Un pitido uniforme y el no reconocer el lugar le hizo percatarse de que estaba en el hospital. Se incorporó lentamente en la camilla y sus padres se abalanzaron sobre ella. Llevaba tanto tiempo evitándoles que casi le sorprendió que no fueran ellos los que discutían.

– ¿Qué ha pasado?

– Has tenido una bajada de tensión y te has desmayado en la estación, Chifuyu te vio allí y nos llamó.

"Tendré que agradecerle después".

– Lo siento mamá.

– No es tu culpa, cariño, necesitas tomarte un descanso.

TN asintió y se sorprendió un poco cuando vio a Baji clavarle la mirada con cierto enojo en ella.

– ¿Qué haces tú aquí?

– ¿Yo? Eh... Nada. Estoy esperando a Chifuyu.

– ¿Aquí en el hospital?

– ¡¿Es que no acabas de oír que fue él quien te trajo?! – al gritar, los padres de TN giraron su mirada furiosos con cara de "no le grites a un enfermo".

– Vale, vale, dile que estoy bien, ya te puedes ir – dijo la castaña poniéndose de lado como si quisiera dormir –. De hecho, estoy cansada, os podéis ir todos.

Los padres de TN salieron primero para hablar con el médico, mientras Baji permanecía unos segundos más allí. TN cerró los ojos y se dispuso a dormir, a lo que notó una presencia casi sobre ella, pero no abrió los ojos.

– Si crees que puedes ignorarme, estás muy equivocada – le susurró al oído, con una voz tan profunda que hizo que el corazón se le acelerara.

Baji abandonó la habitación, y cuando TN escuchó la puerta cerrándose, se incorporó rápidamente, con el pulso acelerado y la cara colorada. Se pellizcó la cara por si acaso había sido una alucinación, pero le dolió.

– ¿Pero qué narices... a qué ha venido eso?

Se tapó la cara con ambas manos y se volvió a tumbar, tapándose con la sábana hasta arriba.

A los pocos minutos entró el médico y le preguntó que pasó, TN estaba un poco avergonzada pero se lo contó en resumidas cuentas: desde hace unos años le daba miedo ir sola por la calle, y más aún de noche, aquello le provocó un ataque de pánico que le sucede de vez en cuando pero suele controlarlo.

– Muy bien, debes evitar entonces esas situaciones, te voy a recetar de todas maneras unas pastillas para los nervios.

TN asintió y su madre le apretó fuerte la mano. El doctor salió de la habitación y el padre le siguió para preguntarle algunas cosas triviales sobre un dolor de espalda.

– Cariño, quiero que sepas que estoy aquí contigo.

– Lo sé, mamá – respondió ella sin mucha energía.

– En cuanto te den el alta nos iremos a casa a que te des un buen baño.

Aquello no tardó mucho. Volvieron a comprobar su nivel de tensión y tras un par de pruebas más, les dieron la medicación y se marcharon a casa. El baño le sentó genial a la castaña. Hizo que todo su cansancio y fatiga se esfumara, y parecía que nunca se había desmayado. En su habitación comenzó a poner música suave, y de pronto sintió unos golpes en la puerta del balcón de su habitación. "Ha debido ser un gato", pensó, pero por si acaso, echó a un lado la cortina y lo que se encontró hizo que pegara un brinco.

Baji estaba al otro lado, y cuando vio a TN sonrió de oreja a oreja. Ella seguía aún con la toalla puesta por lo que volvió a echar la cortina. El corazón le iba a mil por hora, no sabía si del susto o de la vergüenza. Baji arrastró la puerta corredera del balcón y entró en la habitación.

– Qué narices... ¡sal de aquí, estoy con la toalla! – exclamó TN en un susurro. Con una mano le empujaba hacia fuera y con la otra se sostenía la toalla.

– Tranquila, que no tienes nada que no haya visto ya.

TN se sonrojó por sus palabras y le tiró un libro de álgebra que tenía encima del escritorio. Le hizo un movimiento circular con los dedos, a lo que Baji entendió y se dio la vuelta mientras TN agarraba una chaqueta para ponérsela encima. No se fiaba ni un pelo de que Baji pudiera girarse en cualquier momento.

Ambos se miraron en silencio durante un momento y Baji decidió empezar a hablar primero.

– ¿Por qué llevas dos días pasando de mí?

– No pienso contestar a eso.

– Respóndeme, TN – exigió el moreno, con un rostro desafiante, como si pudiera devorarte en cualquier momento. TN chasqueó la lengua y desvió la mirada.

– Porque estoy cansada, Keisuke. Siempre estás molestándome. No te importa como me hace sentir eso, de que hemos crecido juntos y parece que no te importo como para pensar un poco en mí. Sinceramente, me duele.

– ¡Pero-! – TN le paró antes de que gritara algo más. Negó con la cabeza, como si no quisiera escuchar nada más.

– Vete, por favor.

Baji iba a recriminar, pero sabía que la mente de la castaña estaba negativa por todo lo sucedido. Soltó un gruñido molesto, se marchó en silencio y justo cuando atravesó el umbral TN cerró la puerta, echó el cerrojo y movió la cortina a su habitual sitio. Decir aquellas palabras por alguna razón no le había hecho sentir mejor. En el fondo sabía que le había hecho daño al moreno, pero desde hacía algún tiempo sentía que no se merecía ese trato cuando ella siempre ha velado por él.

Aunque claro, todo cambió cuando entró a la ToMan de manera oficial. Baji de pequeño era travieso pero nunca fue violento. Con el tiempo se volvió más agresivo y había ocasiones en las que parecía que te iba a perdonar la vida.

TN sacudió la cabeza, se puso el pijama y se tiró en la cama, tenía muchas ganas de descansar. Muchas emociones le invadieron en ese momento: la vergüenza de que Baji le viera en toalla, la tristeza de haberle dicho aquellas palabras, como si toda su amistad no hubiera servido de nada, la angustia de haber estado en el hospital. Y ahí mismo, sollozando bajo la almohada, se quedó dormida.

En el momento justo [Baji x TN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora