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Capítulo 15. {Guía Espiritual}

—¿De tu pasado?—le preguntó viéndola de perfil. Bárbara asintió recordando sus recuerdos más penosos del pasado. Memorias que habían dentro de su cabeza.

—Es un pasado muy penoso—murmuró casi en susurro sintiendo como Macarena recostaba la cabeza en su hombro.

—Me gustaría saber más de tu pasado penoso—le dijo en voz baja. La morena suspiró al ver sus manos entrelazadas como una sola y en ese acto no hubo reproches. Ni siquiera se sintió incómoda o asqueada. Todo lo contrario—. Siento que solo tú me conoces. Que siempre te mantienes al margen y mantienes al margen tu pasado, pero también a tus sentimientos.

—Hablar de mi pasado es tan poco atractivo, Macarena.—le dijo Bárbara con voz fuerte—. Si tuviera un pasado del cual enorgullecerme, estaría por todos los periódicos de esta ciudad, pero lo cierto es que no. No tengo un pasado digno que amerite ser recordado —Macarena suspiró al oírla hablar con tanta fuerza. No había querido incomodarla, solo quería saber más de la persona que día a día se había estado robando su corazón sin siquiera pretenderlo. Para ella era importante saberlo todo.

—No quiero incomodarte preguntándote sobre tu pasado, Bárbara, pero es algo normal que hacen dos personas que se están conociendo—le dijo calmadamente sin soltar sus manos—. Solo quiero saber con quién estoy saliendo y creo que desde mi posición es muy válido. Comprendo tu sentir en cuanto a no estar orgullosa de tu pasado, lo entiendo, créeme que lo hago, pero para mi es importante que te abras conmigo en otros aspectos—Macarena escuchó a Bárbara suspirar y sonrió para si misma—. Por favor—le pidió en un hilo de voz haciendo que Bárbara la viera con los ojos entrecerrados.

Tras meditarlo momentáneamente, Bárbara se alejó de ella mientras se ponía de pie bajo la mirada curiosa de Macarena. La castaña la vio quitarse los zapatos de tacón y dejarlos a un lado de la cama, mientras le guiñaba un ojo y le sonreía.

—¿Qué haces?—le preguntó riendo Macarena al ver que Bárbara no solo había dejado a un lado sus zapatos de tacón, sino que también había empezado a quitar sus accesorios, guardarlos dentro de un cofre de mármol, y adentrarse al baño para luego regresar y salir de la habitación dejándola sola.

A pesar de su confusión, la sonrisa de Macarena no se había borrado. Seguía intacta. ¿Cómo no estar loca por una mujer que podía hacerla sentir de todo, sin necesidad de hacer mucho esfuerzo?, Macarena ni siquiera lo comprendía, pero ella sentía. Con Bárbara siempre sentía y eso era lo que más le encantaba de estar con la morena. Podía sentirse en el cielo aún con los pies bien puestos sobre la tierra.

Al cabo de unos minutos, Bárbara regresó a la habitación con una botella de vino, dos copas, y una sonrisa en el rostro. Macarena al verla sonrió con ella.

—Dijiste que querías que me abriera contigo en otros aspectos y eso haré, pero no sin antes—movió la botella de vino hacia los lados con entusiasmo. Macarena la ayudó con las copas—. El alcohol será necesario después de todo lo que vas a escuchar, solo espero que no huyas cuando te haya deslumbrado con mis secretos—le guiño un ojo haciéndola sonreír mientras que con su ayudaba llenaba las dos copas—. ¿Dónde quieres hacerlo?—le preguntó sonriéndole abiertamente. Macarena abrió los ojos y luego bajó la mirada sintiendo el rubor subir a sus mejillas. Cosa que hizo que Bárbara sonriera aún más—. Tiene una mente muy sucia, señorita.

—Discúlpame—le dijo con pena mientras escondía la vergüenza detrás de la copa de vino—. Donde tú quieras. Estoy bien con eso.

—De acuerdo—Bárbara tomó su mano nuevamente. Solo dieron unos pasos hacia atrás sorprendiendo a Macarena—. Lo haremos aquí, en mi cama—y el rubor volvió a las mejillas de Macarena.