Capítulo 36: "¿Aún hay un nosotros?".

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Segunda Temporada. 

Responderé Comentarios.

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Suspiré algo cansada. Sentí el brazo de Ross rodear mi cuello. Sonreí y puse mi cabeza en su pecho. Eran las 5:00am, habíamos pasado todo el rato hablando, y cuidando a Paige. A Ross le encantaba la idea de ser padre... no se porque no pensé eso desde un principio.

Estábamos en la sala viendo una película. Paige se había quedado dormida hace media hora. Ella estaba en su habitación descansando tranquilamente.

Sentí los labios de Ross besando mi cabeza.

Suspiré y rodee su cintura con mis brazos.

-No lo entiendo.- Susurró Ross.- ¿Qué paso con nosotros?

Cerré los ojos suavemente y luego los abrí.

Besé su pecho.

-No lo se, Ross...

Le respondí en un susurró.

Ross me cargó y me puso a ahorcadas encima suyo. 

Tomó mi rostro entre sus manos, rozó nuestras narices y luego nuestros labios.

-Tenés una belleza sobrenatural...

Sonreí agradeciéndole por el cumplido. Rodee su cuello con mis brazos.

-Digo lo mismo.

Susurré bastante cerca a sus labios.

Últimamente, eh estado muy necesitada... ayer soñé que estaba teniendo sexo con Ross en la ducha... fue un sueño realmente raro. Ya que no debería pensar en sexo, ya que ya soy madre, y ya no puedo volver a ser la misma irresponsable.

Sus manos se deslizaron por mi cintura. Me apretó más contra él, haciéndome sentir toda su dureza... su pedazo de carne ya estaba completamente duro y erecto.

Gemí su nombre y cerré los ojos.

Sus labios ya estaban en mi cuello. Depositando besos ardientes sobre mi suave piel. 

-Mhn...

Gemí, abrí un poco más las piernas haciendo que mi sexo chocará con el suyo.

Ross emitió un gemido. Miró mis labios y me besó.

Un beso apasional, su lengua jugaba con la mía nuestras respiraciones se rozaban una y otra vez.

Puse mi mano derecha en la nuca de Ross para profundizar el beso. Las manos de Ross, estaban en mis muslos, me cargó y me llevó hasta mi habitación. Cerró la puerta y me recostó en la cama. 

Se puso encima de mí, no sin antes quitarse su camiseta.

Gemí cuando sentí su enorme polla clavada en mi feminidad.

Se movía lentamente en mí, haciendo círculos. Mi respiración comenzó a agitarse más de lo normal, hace mucho tiempo que no me tocaban de esa forma.

Desde que me enteré que estaba embarazada no había vuelto a tener sexo ni nada de ese tipo de cosas...  

-¡Ah!

Gemí.

Su erección seguía moviéndose en círculos mientras que sus labios se apoderaban de mi cuello.

Enrollé mis piernas en su cintura. Quería sentirlo adentro de mí, ahora.

Sus manos me quitaron mi camisón de pijama y luego mis pequeños shorts.

Mis mejillas estaban ligeramente sonrojadas.

Hace mucho tiempo que no experimentaba nuevamente estás sensaciones...

Ross besó mis pechos por encima de mi sujetador, metió su lengua y la pasó por mi pezón.

Arqueé la espalda.

Quería más. Necesitaba más.

Las manos de Ross desabrocharon mi sujetador. Dejando mis pechos libres.

Los besó y lamió suavemente. Acaricié el cabello que tenía un poco más arriba de la nuca. Invitándolo a que siguiera con su acto.

-Mhn... Ross... oh...

Se sentía bien. Muy bien.

Cuando termino con el izquierdo empezó a masajear el derecho para luego besarlo y lamerla, tal como había hecho con el otro.

Alzé mis piernas, y con mis pies logré sacarle el bóxer fucsia que traía.

Sonreí, mordí el lóbulo de su oreja.

-Ross... follame... por favor...

Rogué suspirando rápidamente.

No se que me pasaba, pero las ganas de tenerlo enterrado en mí aumentaban.

Ross me dejó el último beso en los labios.

Iba a entrar en mí pero grité antes de que lo hiciera.

-¡NO!

Grité alarmada.

-¿Qué pasa? 

Me preguntó asustado.

Me estiré, logré tomar mi bolso, donde aún seguía el condón con sabor a fresa que me había dado Camila...

Lo saqué de allí y se lo dí.

-Ten

No me arriesgaría a ser madre por segunda vez.

Si a la justas tengo el tiempo para cuidar a Paige, no quiero imaginarme que sería de mí con dos hijos.

Ross asintió algo apenado. Se paró de la cama.

Rasgó el sobre color gris y se lo puso con cuidado de que no tenga aire o bordos.

Volvió a ponerse encima de mí. Me besó ferozmente y entró en mí.

-¡Ah! 

Grité alzando las caderas.

Lancé un suspiró al sentirme llena.

-Mhn... 

Susurró Ross y lamió mi mejilla.

Reí bajito y volví a alzar las caderas.

Ross comenzó a embestir en mí. Cada vez más rápido.

Habían pasado exactamente 5 o 6 minutos, una fina capa de sudor cubría la frente de Ross. Salió de mi y volvió a entrar fuertemente.

-¡ROSS!
Grité llegando al orgasmo.

Ross seguía bombeándome con la misma intensidad que antes. Haciéndome delirar de placer.

Gemí.

El pulso de Ross aumentó, al igual que sus gemidos y gruñidos, se dejo ir luego de unos segundos.

-Ah.

Suspiró cansado. Besó mis labios nuevamente y se recostó a mi lado abrazando mi cintura.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Le pregunté yo cansada.

-Ya la estas haciendo.- Lo miré mal, Ross rió.- Claro que puedes.

Apreté mis labios y lo miré.

-¿Aún hay un nosotros?


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Sexo con mi profesor | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora