18.- Reunión familiar

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A pesar de que Harry y James habían aclarado las cosas, la tensión aún se podía sentir en el aire, sobre todo, porque todavía ninguno sabía mucho del otro. Eso era algo que complicaba las cosas, por ejemplo a la hora de comer, debido a que los hábitos alimenticios de los elfos eran muy diferentes a los de los magos... sobre todo con las golosinas Por suerte, ellos tenían a Remus Lupin, quien hacía de un perfecto árbitro, intérprete y conciliador. Claro, la tensión había estado hasta que a James se le ocurrió la grandiosa idea de presentarle a su hijo el famoso deporte que lo volvía loco... el Quidditch.

Y ahora ambos estaban montados en la más costosa escoba que había salido recientemente al mercado, la Saeta de Fuego. (Nota: Recuerden que Harry tiene 13, por lo tanto estamos en el tiempo correcto de cuando salió a la venta esa escoba) Y Potter le enseñaba algunos trucos que lo hicieron famoso en su época de jugador.

– ¡Por los Valar! – Elrohir exclamó alarmado, mirando como su hijo hacía un pirueta extremadamente peligrosa. Casi le hacía recordar a las que hacía cuando se transformaba en su forma de animago. – ¿Es eso seguro? –

– ¡Por supuesto! – Sirius palmeó su espalda. – No debes preocuparte, Prongs es un experto encima de la escoba... y parece que Harry ha heredado eso. Es un natural... –

Elrohir se ruborizó al sentir que el animago lo tocaba, balbuceó incoherencias y salió del pórtico trasero de la casa para ir más cerca de Ezellahen.

– Tu amigo es extraño – Comentó Sirius, frunciendo el ceño en dirección al elfo.

Remus, que se venía acercando con Lucas en sus brazos, solo sonrió. Harry ya le había hablado de sus suspicacias y veía con ansiedad y buenos ojos que sus palabras se terminaran cumpliendo.

– No le prestes atención – Murmuró.– Por cierto... hay algo que he querido decirte desde que llegamos, pero no había encontrado el momento adecuado –

– ¿Qué cosa? –

– Es sobre tu hermano... –

Black se giró para mirarlo confundido. Hace mucho que se había recuperado de la muerte de su pequeño hermano y no veía razón aparente como para que Remus le quisiera hablar de eso ahora.

– Te escucho – Dijo, encogiéndose de hombros.

– Bien, para decirte lo que deseo, primero tenemos que remontarnos al tiempo en que Lily comenzó a traducir los pergaminos que me terminaron llevando a la Tierra Media. ¿Recuerdas que nunca supimos de donde ella los sacó? – Sirius asintió. – Bien... ella los obtuvo nada más y nada menos de tu hermano menor, Padfoot, fue Regulus quien se los entregó – La quijada de Sirius cayó.

– Pero... ¿Cómo...? –

– Por lo que sé, tu hermano encontró esos pergaminos entre las cosas robadas que tenía Voldemort en sus compartimientos. Supo enseguida que eran cosas muy importantes y él no quería que ese loco los descifrara para usarlos a su favor. Porque en ese momento ya estaba arrepentido de haber dejado que le dieran la Marca Tenebrosa. Fue por eso que buscó a alguien en quien pudiera confiar... y esa resultó ser Lily Potter –

– ¡Oh, por Merlín! ¿Cómo sabes tú todo eso? –

– Porque el mismo Regulus me lo ha dicho – Mordió su labio inferior al ver como su amigo palidecía.

– ¿Qué...? –

– Él no fue asesinado como todo creíamos, Sirius. Para el momento en que Voldemort supo de su traición, Lily y tu hermano ya habían descifrado el hechizo que transportaba a la Tierra Media. Así que, el día en que fueron a buscarlo para matarlo, él usó el hechizo con todas las reservas de magia que tenía. Me lo encontré en el mismo lugar en donde vivía Harry... – Sonrió, conmovido al ver lágrimas en los ojos de su amigo – Él está vivo y saludable, Paddy. Es más... ahora tiene dos hermosos niños recién nacidos –

EzellahenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora