El Shizun de la luz de luna negra del Emperador paranoico

Capítulo 28: Prisión celestial

La Prisión Celestial de Dali estaba oscura y húmeda.

Era como si el aire estuviera lleno de un olor a moho, y dentro de este olor, había un toque de sangre.

A ambos lados del largo pasillo había algunas antorchas encendidas, la tenue luz del fuego se reflejaba en las ásperas paredes de granito. Había muchas sombras, luciendo muy siniestras.

En la celda más interna, se oían de vez en cuando gritos roncos.

"Ese bastardo de Lu Xiao, ¡cómo se atreve a inculpar a este Príncipe! Es el hijo de una esclava, ¿cómo puede sentarse en esa posición? ¿cómo puede?"

Qiu Yutong se detuvo ligeramente en sus pasos y no pudo evitar fruncir el ceño.

El carcelero que lo guiaba sonrió burlonamente: "Esta persona será ejecutada por la muerte de mil cortes en dos días, y se volvió loco del susto".

"Hm", asintió Qiu Yutong. Aunque no dijo mucho, estaba muy descontento por dentro.

La madre biológica de Lu Xiao era una esclava de palacio encargada de supervisar la lavandería. Entre las innumerables bellezas del Palacio Daning, su posición era como el polvo. Por casualidad, se acostó con el viejo emperador borracho en la montaña falsa del jardín de flores. Siete meses después, dio a luz a un bebé prematuro, Lu Xiao.

Esta lamentable joven, enferma desde el parto y condenada al ostracismo por el palacio, murió silenciosamente después de sólo dos años.

Después de un tiempo, el solitario y empobrecido Lu Xiao fue acogido por la Consorte Imperial, Jiang-shi. Pero por desgracia Jiang-shi no era una buena persona, y durante los años que pasó en su patio, Lu Xiao sufrió todo tipo de torturas inhumanas.

(N: Para aquellos que lo olvidaron, el sufijo -shi es sólo para indicar el nombre de soltera, por lo que Jiang es el apellido de soltera de la Consorte Imperial.)

El Príncipe Jin y el anterior emperador nacieron del mismo vientre, el de la Emperatriz Viuda, y naturalmente miraban con desprecio a Lu Xiao, quien nació de una esclava de palacio.

Aunque Lu Xiao nunca había entrado en detalles sobre su infancia, desde las cicatrices de quemaduras y latigazos entrecruzados en su cuerpo, además de los insultos desenfrenados que recibió de Lu Yande, Qiu Yutong podía imaginar el tipo de experiencias que Lu Xiao tuvo en esos días.

Su corazón lo sentía difícil de soportar. Cerró los ojos para tranquilizar su mente antes de continuar avanzando por el pasillo y se paró frente a la celda de agua.

A través de los gruesos pilares de madera del grosor de un brazo, pudo ver que la prisión de agua era un estanque de unos tres por tres metros. Los brazos del Príncipe Jin, Lu Yande, estaban encadenados al techo, y la mayor parte de su cuerpo estaba sumergida en el agua helada. Llevaba ropa de prisión, cabello desordenado y algunas cicatrices en la cara. Tenía un aspecto muy lamentable y carecía por completo de su anterior aspecto brillante y pulcro.

A pesar de que estaba en un estado tan lamentable, todavía gritaba insultos hasta quedarse ronco, "¡Lu Xiao, ese mal nacido! ¡Un infeliz que morirá cortado en pedazos!"

Qiu Yutong se contuvo y le dijo al carcelero: "Abre la puerta".

El carcelero habló con torpeza: "Joven Maestro, eso no es bueno... Su Majestad dijo que la seguridad del Joven Maestro era primordial".

"Con su estado ahora, es incapaz de hacerme daño. Solo espérame en el pasillo".

El carcelero vaciló un momento antes de sacar la llave y abrir la puerta. "Joven Maestro, éste esperará en el pasillo. Sólo un cuarto de hora".