Capítulo 28: Sin esperanzas ni salida

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Por fin el día que tanto había anhelado Vilma estaba pasando, el funeral de su amado esposo. Tuvo que esperar dos días para enterrarlo y eso no le había gustado para nada, pues le urgía quitárselo de encima de una buena vez. A fin de cuentas, su resentimiento, su odio y la ambición la habían superado. Después de todo, entendió a la fuerza que el hombre jamás la amó ni la amaría. Él había sido el responsable de su miserable vida, y ahora le tocaba pagar desde el mismo infierno. La pelinegra llevaba un pequeño velo negro cubriendo sus ojos eléctricos y carentes de vida, llorar se le hacía complicado, aunque era una excelente actriz. La acompañaron cientos de personas de la misma extirpe que Christopher, gente de puro dinero y de reconocimiento nacional. Todos se le acercaban a darle el pésame, y hacía un enorme esfuerzo por actuar frente a esos ricachones, realmente eran unos idiotas. También habían llegado amigos de Christopher, más sin embargo ninguno de ellos se aproximó a saludarla, era claro su descontento hacia ella. Secó una de sus lágrimas de cocodrilo y giró la cabeza hacia atrás. Frunció el entrecejo al ver a Daphne allí, pero no le dio tanta importancia a su presencia.

Tomó una bocanada de aire y se colocó en el medio del público.

— Antes de que todos se vayan, quiero agradecerles de corazón su presencia aquí, es doloroso tener que decirle adiós al amor de mi vida... —utilizó una voz dolida, simulando total pesar—. Pero me reconforta saber que estuvieron junto a él para despedirlo, gracias por formar parte de su vida, él los quería a cada uno de ustedes. Esperemos a la justicia divina, que mi Christopher tenga el descanso eterno y pueda estar tranquilo para siempre... Gracias infinitas. —muchos de los presentes la envolvieron de aplausos en total concordancia con sus palabras. Vilma a lo lejos divisó a un hombre un poco más joven que su marido que la miraba sin expresión. Sus ojos estaban cubiertos por los lentes de sol. La gente lentamente fue retirándose del cementerio, incluyendo Daphne. La mujer estaba a punto de largarse para jamás volver al lugar, cuando aquel hombre la interceptó.

— Señora Ripoll, mis condolencias a usted y a toda su familia. Pero creo que debió esforzarse mucho más en la actuación que montó frente a todos, en lo personal fue poco creíble.

La mujer abrió los ojos con total sorpresa.

— ¿Disculpe? ¿Pero quién se cree que es usted para hablarme de esa manera? —lo cuestionó tajante dando un paso hacia el frente. El hombre sonrió de costado.

— Soy Lion Curtis, uno de los mejores amigos de su difunto esposo y hermana. Oh, Virginia, qué gran mujer... —exageró con sus expresiones faciales causando la ira de Vilma.

— Bueno, mi esposo ya falleció al igual que mi hermana, así que no creo que tenga nada que hacer aquí.

— De hecho, me quedé para notificarle que soy el abogado defensor de su sobrina. Sí... ¿Sabe una cosa, señora? La subestimé mucho cuando supe que usted era esposa de Christopher, pensé que era sumamente capaz e inteligente como su hermana, que en paz descanse... —«espero y se esté pudriendo en el infierno» se dijo Vilma en su mente, mirándolo de pies a cabeza»—. Pero revisando la escena del crimen sin que nadie lo notara, pude evidenciar la falta de planificación que tuvo en cuanto a su asesinato. ¿Por qué si sabe que convertirla a Heather en la presunta homicida es más insostenible que decir que usted estaba enamorada de Christopher? ¿Lo había deducido siquiera?

— ¿Pero qué demo...

— Hay pruebas apuntando a terceros, señora Vilma Ripoll. Pruebas en donde se demuestra lo meticuloso que intentó ser el verdadero asesino... Y esas pruebas las presentaré el día del juicio final, donde usted no tenga escapatoria porque sé que tendrá que ir a dar la cara. Como familiar, claro. Solo espero que pueda reconciliar el sueño y tener un poco de tranquilidad al saber que su sobrina estará en pronta libertad. Buenas tardes. —el hombre se quitó los lentes y se marchó del cementerio. El cielo que antes estaba parcialmente soleado se encontraba listo para llover sobre la ciudad, estaba tan feo como la situación para Vilma. Debía pensar rápido si quería evitar una tragedia mayor. Vio subir al hombre a su auto y cuando se marchó, sacó su teléfono con prisa. 

Lo ImperdonableWhere stories live. Discover now