Capítulo 27: Detrás de las rejas

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Barbara miraba fijamente a Amanda, procuraba no volver a llorar con solo verla. Si lo hacía antes de tener la chance de hablar, el tiempo se acabaría y ella no podría expresarle lo que guardaba en su corazón, en su memoria, en el alma. En ese momento recordó cuando Parker le reveló que su hija sabía la verdad, y o pudo sentirse pésima y destrozada. Sintió que la volvería a perder, que la vida volvería a arrebatársela como la primera vez. Su hija ya no era una bebé ni tampoco una niña la cual podría intentar comprar con muchos besos y juguetes, no. Amanda era una mujer, era adulta y lo suficientemente cuerda como para querer acercarse nuevamente a ella. Sabía que su hija le estaba deseando lo peor, y estaba más que abierta a recibirlo. Amanda tenía todo el derecho a despreciarla, pero antes haría el intento de contarle como fueron las cosas desde un principio. Después de todo, nunca huyó lejos con ella, simplemente se quedó en el ojo del huracán y aprovecharon la oportunidad de ir tras ellas. Tragó saliva al notarla tan seria y callada, Amanda estaba de pie caminando en círculos mientras que ella se mantenía cómoda en el sofá. La morena se detuvo, quedándose delante suyo sin saber cómo comenzar.

— Dime. ¿Quién soy realmente? —cuestionó un tanto dolida. Barbara relamió sus labios con temor.

— Amanda. Tú eres Amanda Viviane Ripoll, aunque al principio ibas a llevar el apellido de tu padre. Amanda Viviane Sanchez...

La pelirroja contuvo la respiración por un momento.

— ¿Qué pasó con mi padre? ¿Tengo uno siquiera, Barbara? ¿O es que también la vida me ha privado de tener uno?

— La historia es básicamente ésta... —tomó aire. Sus manos estaban heladas—. Hace treinta y dos años, conocí a un increíble hombre en la universidad. Era calmado, inteligente y muy bondadoso, su nombre era Daniel. Provenía de Portugal, se había alejado de su país para tener más posibilidades de vivir sin problemas. Al principio, solo éramos amigos, me ayudaba mucho con mis tareas porque era mala para la contabilidad, por algo hoy en día no estoy en Ripoll's Inc... —curvó la comisura, se sentía tan insegura de sí misma—. Un año después, decidí presentarlo con mi padre y hermano, pero su reacción no fue la mejor.

— ¿Por qué? —frunció el ceño sumamente atenta a todo.

— Porque tu padre era de color, Amanda. Mi familia fue por años racista, la empresa hasta hace tres años no aceptaba gente negra, pero Heather se encargó de transformarlo todo, la inclusión se volvió clave allí dentro. —replicó un tanto exaltada—. Ni siquiera éramos pareja cuando lo llevé a la mansión, creo que fue mi error haberlo compartido con la gente equivocada. Tiempo después nos enamoramos, fue ahí cuando decidimos intentarlo. Compramos un departamento y empezamos nuestra historia. No sabes, con él conocí el amor verdadero, jamás podré olvidar todo lo que me hizo sentir, lo feliz que fui a su lado. —sonrió nostálgica. Daniel seguía cosido en su corazón. Entonces su sonrisa se ensanchó—. No tardamos en hacer crecer nuestra felicidad, nos habíamos enterado de que venías en camino... —Amanda, que observaba de brazos cruzado por la ventana giró su cabeza al oír aquellas palabras—. Fue el mejor momento de nuestras vidas, aún lo recuerdo saltando por la casa gritando de la emoción, él te amó sin conocerte, Mandy... —susurró cabizbaja, sintió el rostro húmedo otra vez—. Pero lamentablemente en la vida la felicidad no es eterna, suele ser efímera para algunos. Mi padre y Christopher se enteraron de mi embarazo, y prácticamente me exigieron abortar. Me amenazaron con tacharme de déficit mental si no lo hacía y que asesinarían a tu padre. Entonces planeamos escaparnos, tenía casi ocho meses de gestación cuando acordamos largarnos de Chicago para siempre. Pero...

— ¿Qué fue lo que pasó, Barbara? —indagó Amanda con ansiedad, sus ojos estaban nublados por las lágrimas.

Barbara mordió sus labios, y colocó una de sus manos sobre la frente.

Lo ImperdonableWhere stories live. Discover now