Hadita L.S

capitulo 2: Las aventuras de Hazzie

Louis se había ido después de una cena llena de preguntas incómodas, quejidos de su pareja y las súplicas de los hermanos del mismo pidiendo que se quedara.

La hada, con un triste mohin tuvo que dejarlo ir, con la promesa de que regresaría al día siguiente para pasar una tarde entera para ellos dos.

La misma promesa, era lo que lo tenía sonriendo feliz mientras lavaba los platos. Anne lo miraba de forma extraña, el podía sentir la mirada de su madre sobre sí, pero decidía ignorarlo mientras entonaba una canción en voz baja.

Unos labios delgados y rosados atormentan su mente, matandola lentamente. Está tan enamorado de su lobito que fácilmente sus ojos se podrían volver corazones cada que lo ve, y su alma saltaría hacia el ojiazul, entregándosele sin objeción o temor alguno.

El pertenecía en cuerpo y alma al chico de bellos ojos azules, nada podría cambiar ese hecho.

"Harry", llamó Anne a su lado, sosteniendo a uno de sus hermanos que dormitaba sobre su hombro.

El rizado llevó su mirada hacia ella mientras escondía sus alas en anticipación, sus ojitos se agrandaron y la observó con curiosidad.

"Tu y yo necesitamos hablar muy seriamente, termina lo que estás haciendo y te espero en la sala", habló meciendo el pequeño cuerpo sobre sus brazos.

Harry la observó irse con un puchero, se apresuró a terminar de secar y acomodar los platos, para después lavarse las manos e ir como un cordero asustado a sentarse en el sofá.

Sus pies se movían temblorosos contra el piso y sus dedos jugaban con la tela de su pijama, el sabía de que quería hablar su madre, todo el tiempo desde que conoció a Louis era la misma charla.

Su madre tratando de convencerlo de que era mala idea el mantener una relación con el ojiazul, y su padre mirándolo con ojos acusadores intentando que su opinión cambiara.

Louis por más que tratará de hablar con ellos y explicarles que sería incapaz de dañar al bonito chico, simplemente la opinión de sus suegros no cambiaba.

Pensaban que por ser un lobo dañaría a Harry al ser tan delicado, nunca habían visto a un lobo ser pareja de un hada por la misma razón. Las hadas eran muy delicadas y especiales, solo podían emparejarse entre ellas, su población era muy escasa por la misma razón. Sus embarazos son muy peligrosos debido a la fragilidad de sus cuerpos, por eso la mayoría de parejas no decidían tener hijos, aunque habían excepciones, como era el caso de sus papás.

Anne regresó a la sala después de haber dejado al niño en su habitación, Harry la miró nervioso e hizo un lugar en el sofá cuando esta se acercó al sillón. La mujer tomó asiento en un suspiro, sus manos se dirigieron a las suaves y frágiles del rizado para tomarlas en un cálido apretón, los ojos de mirada dulce lo miraron con ternura maternal mientras los labios se extendían en una mueca cansada.

"Ya hemos hablado tantas veces de la misma cosa, que creo que ya te lo sabes de memoria", suspiró con cansancio, sus ojos en ningún momento dejaron de observarlo con la misma calidez de hace un momento.

"Quiero que sepas que si insisto tanto en el tema, es solo porque quiero protegerte. Sé que amas a ese chico, pero el es un lobo amor, te lastimaria aunque no quisiese", apretó con más fuerza las frías manos entre las suyas, Harry la observó con el ceño fruncido.

"No tienes que protegerme de nada mamá, Lou no es un peligro para mí, el me ama", susurró con voz frustrada, los rizos de su cabeza rebotando contra su cara.

La mujer negó suspirando con pesadez, ella siempre había sido un persona abierta, que creía que a los hijos se les debía dar la oportunidad de tomar sus propias decisiones y así equivocarse con las mismas. Aún así, ella sigue siendo una madre sobreprotectora que no puede aceptar que su hijo está creciendo, y que tarde o temprano haría su vida alejado de sus padres.