Capítulo 10

1K 176 14
                                    

"Déjame guiarte hasta tu más dulce y perfecta perdición"

—¿Me dirás o tendré que investigar eso también?— Se cruza de brazos, termino de peinar mi cabello mientras me miro al espejo.

—¿Me dirás lo que quiso decir Ziyi o tendré que investigar eso también?— Me coloco una bandana para verlo por el espejo, su cabello despeinado me da ganas de acariciarlo.

Me levanto de enfrente de ese espejo para ir a la cama, cruzo mis piernas viendo como el me espera ansioso. Entrecierro mis ojos pero me meto a la cama, le doy la espalda intentando conseguir el sueño pero lo único que consigo es sentir su mano tirando de mi pelo.

—¿No te enseñaron a no contestar una pregunta con otra?— Vuelve a jalarme en broma. Muevo mi mano intentando llegar a su cabello. Cuando lo hago tiro de él.

—Déjame dormir— Escucho su maldición seguido de su queja. Justo cuando consigo dormir, el me voltea y sube sobre mí. Doy un suspiro pesado para abrir mis ojos lentamente.

—Cuéntame de eso y te cuento de lo que dijo Ziyi. Es un trato— Blanqueo mis ojos para volver a cerrarlos ignorando que sigue sobre mí.

Parece niño pequeño.

—Soy adoptado. Antes de tener la familia que tenía, tuve otras cinco. O más tal vez, no lo recuerdo con exactitud. No recuerdo mucho, lo poco que recuerdo es que tuve una familia adoptiva que consumía drogas y alcohol; un día estuvieron demasiado enojados y se desquitaron conmigo.— Digo. Un gran silencio e forma por lo que me veo obligado a abrir los ojos.

Sus ojos me escanean, esta vez no tiene una mirada divertida. Tiene una de protección, cálida. Que no dura mucho.

—¿Quieres que los mate?—Suelto una risa, sale de encima mío.

—No puedes matar a todos solo porque me hagan daño— Digo. El me hace levantarme de la cama.

—Si puedo, y lo haría sin dudarlo.— Junto mis cejas, me hace ponerme las pantuflas y seguirlo.

Él camina sin ninguna preocupación mientras que yo intento no hacer ruido. Llegamos a otro piso y abre la puerta dejando que un olor fuerte a pintura salga de ella, entramos y lo primero que me recibe son bastantes cuadros y un pote de pintura.

—Oh...se me olvido avisarte— Lo miro con una mueca de desagrado, quito mi pantufla y me entrega un trapo para limpiarme. Enciende la luz dejándome ciego por unos minutos, cuando me acostumbro puedo ver el lugar con sorpresa.

—¿Desde cuándo me conoces?— Pregunto. Veo varias fotografías mías, la mayoría bailando, otras en donde hago cosas como ir a la universidad.

—Desde que bailaste en el tubo por primera vez.—Comenta. Me tenso, lo miro para que termine de contarme.

—Fue el primer día para ti, pero para mí es el lugar en donde me invitan a cerrar tratos. En cuanto te vi en el tubo no pude quitarte los ojos de encima...te movías como el puto rey y yo...-— Deja de hablar cuando suelto un pequeño ruido de sorpresa.

En el centro hay varios cuadros, uno se nota que es reciente. En él estoy durmiendo, en el otro tengo un cuchillo lleno de sangre, es escalofriante.

—¿Quieres que mate a alguien?—El niega, pero su sonrisa lo delata.

—Tarde o temprano lo harás cariño, estar a mi lado será tu final y tu nacimiento. La parte de ti que odia matar será asesinada por tu nuevo yo, en la que matarás. Ya sea por algo que valga la pena o no.— Trago duro.

—Yo nunca mataría a alguien— Digo, él se coloca detrás de mí.

—Nunca digas nunca, Bell'uomo..—Muerde mi oreja un poco. Mi cuerpo se tensa al instante en que se aleja de mí. Sigo viendo los cuadros.

Cuando termino sonrío, ya veo por qué Ziyi me advirtió no salir corriendo.

—Muy a su pesar de que me trauma la mayoría, debo admitir que tienes talento. También me sorprende que no tengas ninguno en donde aparezca desnudo.— Digo, el mueve el dedo al lado de su cabeza.

—Eso lo reservo para mí solo. — Mueve su cabeza de lado a lado con diversión. Yo simplemente camino descalzo por todo el lugar con él siguiéndome el paso. Cuando veo uno en especial en la pared, grito.

—¡Lo amo!— Digo, él se para al lado mío.— ¿Qué significa?— Pregunto. Él mira cautivado la pintura.

En el cuadro estaba yo de espaldas con unas alas de ángel. Una tela cubría mi trasero mientras mi cabello estaba alborotado.

—Mi padre heredo la mafia de mi abuelo, mi abuelo la de su padre...Es una mafia muy conocida por su generación. Solo que cuando me tocó a mí, hubieron más enemigos por cada calle que tomaba.— Miro su cuerpo tatuado, su trabajado trasero y su musculosa espalda.

Vuelvo a prestar atención aclarando mi garganta, el me da una mirada rápida.

—En mi familia, está la creencia de que tenemos un ángel guardián que nos cuida cada vez que hacemos algo. Ese ángel esta disfrazado de la persona que más nos importa, esa persona que nació para sacarnos de nuestro infierno.— Me mira, le devuelvo la mirada con la misma intensidad.

Sus palabras se espetan en mi mente y corazón, un pequeño sentimiento empieza a crecer en mi pecho.

—¿Crees que te sacare de tu infierno?— Pregunto, sonríe. Toca un mechón de mi cabello.

—No hay quien saque al diablo de su infierno, Bell'uomo. No hay posibilidad alguna de que me salves. Solo existe la posibilidad de arrastrarte conmigo a mi perdición y que te hundas en la lava de mi miseria.— Sus ojos se enfocan en mi cabello mientras que intento tomar sentido a sus palabras.

Su sinceridad y tono de voz me hacen entender que es un tema que aún duele.

—En fin cariño, es hora de lavar tu pie antes de que se ponga dura la pintura.— Tomo su mano antes de que abandone el lugar.

—Apenas nos conocemos, peor si necesitas hablar o ser salvado... no me importa si debo entrar a tu infierno para hacerlo.— Acaricio su mejilla sintiendo los rastros de su creciente barba. Toma mi mano para besarla.

—Entonces... eres el jefe de mi infierno también.— Bromea, me saca de la habitación para llevarme al baño en sus brazos ya que no quiere manchar su piso pulido. En cuanto llegamos a la habitación me limpia el pie en silencio, termina y me mete a la cama manteniendo el silencio.

Sin que me lo pida o ignorando la advertencia, me pego a su pecho y lo abrazo. Se tensa un poco pero lo acepta, acaricia mi hombro desnudo provocando que me empiece a quedar dormido.

—Gracias por todo, Bell'uomo— Murmura justo cuando mis ojos se cierran y mi respiración se relaja.

El Rey de la MafiaWhere stories live. Discover now