2. Stefanie: Debajo de la tierra

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Por eso no se había enterado de que días antes Tomas había sido enviado por la administración central a supervisar la refacción de un cableado en las afueras de la colonia. Ninguno de los técnicos que fueron había regresado. Ninguno de los comandos que fueron a resguardarlos tampoco.

Steph no tenía idea de lo que debía hacer. Si reportaba que estaba esperando un hijo, lo contarían como un miembro más de la familia. Eso quería decir que por lo menos uno de los miembros de su actual familia tendría que ser reasignado a otro departamento. ¿Podía hacerle eso a sus padres? Definitivamente no. Tendría que ser su hermana Alison. Ella y su esposo tendrían que irse a unirse a otra familia en otro departamento.

No obstante, ella en calidad de coordinadora de logística sabía que eso era condenar a su hermana a un estilo de vida inferior al que tenía en ese momento. Quizás si Alison hubiese sido dura como su hermana mayor, eso no habría sido un problema. Pero ella era débil y su esposo no era mucho mejor. Ambos tenían un trabajo mediocre en una de las huertas móviles. Alison sin Steph no sobreviviría mucho. Y si bien Alison era fuente de varios problemas y preocupaciones, lo cierto era que Steph quería mucho a su hermana menor.

Pasaron días en los que no podía dormir. En los que no podía comer. En los que tenía que retirarse sutilmente al baño a vomitar. Sus padres no se daban cuenta, pues tenían sus rutinas. Su hermana y su cuñado andaban en su propio mundo. Y así, sin realmente darse cuenta, de pronto ya faltaban dos meses para que el bebé naciera.

Ella siempre había sido flaca. Y la providencia la ayudó destinando esos dos últimos meses para invierno. A través de un contacto consiguió que Pascal, un anciano que había sido enfermero pero que ahora trabajaba en la granja, se comprometiera a ayudarla con el parto a cambio de raciones de comida para él y para su familia. El plan era tan descabellado que nunca se detuvo a pensar si tenía sentido o cuál sería el movimiento después de su siguiente movimiento.

Ahora se daba cuenta de que había sido un plan demasiado audaz. Pretendió dar a luz a escondidas, no registrar al recién nacido y que sus padres lo cuiden mientras ella estaba trabajando. Su plan en realidad era ir solucionando los problemas conforme fuesen apareciendo.

Y entonces fue el segundo golpe de mala suerte. En su piso vivía Anfo, un inspector de seguridad, cuyo trabajo era revisar desde afuera que las defensas de la colonia estaban aguantando e indicar en qué lugares hacía falta reparaciones. Parece que se infectó y regresó a su departamento, se transformó en uno de esos monstruos lentos y hambrientos en la noche y atacó a su familia. Luego salió a los pasillos en busca de otras víctimas.

Lo que vino a continuación fue un desastre. Los mecanismos de seguridad se activaron. El piso fue aislado. El infectado logró ingresar a otro departamento. Su habitante abrió la puerta para ver de qué se trataba todo el ruido que oían allá afuera, a pesar de que los protocolos dicen que no hay que hacer precisamente eso. Al rato se transformaron ellos y la familia del incauto. Todos juntos pudieron hacer fuerza suficiente para ingresar a otro departamento y a otro y a otro. Para cuando llegaron los comandos, casi todos habían sido mordidos, menos Steph y su hija recién nacida, a la cual mantuvo silenciada dándole de lactar durante todo el episodio en el baño.

Cuando llegaron los comandos y las salvaron, Stephanie no podía estar más agradecida. Fueron las dos únicas sobrevivientes de todo el piso. Sus dos padres fueron parcialmente devorados. Cuando la rescataron y la llevaron a la posta médica del segundo piso, pudo ver las carcasas de lo que alguna vez había sido sus cuerpos. El maestro jubilado Carlos Londoño y la enfermera jubilada Marta Álvarez eran ahora restos de huesos con carne y pellejo colgando, los cuales albergaban en su interior a una parte de los órganos que alguna vez habían contenido. La sangre estaba por todas partes. Los zombis que los habían consumidos yacían inertes a un lado, con las cabezas atravesada por las flechas cortas de los comandos.

Réquiem por TrujilloWhere stories live. Discover now