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❝BAJO 8 LLAVES❞ ▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄
Para Emma, escuchar los gritos y quejas de Tefi se estaba volviendo algo del día a día, pues la "hermana" de Mar seguía chillando en todo el camino a casa.
― En el club del campo, una mano loca me robó mi campera colorada ― manifestó Tefi, dentro del carro, donde estaba con Tacho, Mar, Thiago, Jazmín, Rama y Emma.
― La habrás dejado por ahí ― la contradijo Thiago.
― Chicos, está camioneta tenemos que dejar. Ya, por favor ― siguió Tefi.
― Vamos al pueblo a tomar un bondi ― le explicó Tacho, justo cuando el teléfono de Tefi sonó y ella contestó.
― Hola ― habló animada. ― León. ¿Cómo andas, gordo? ¿Todo bien? ¿Dónde estás? ― Tefi siguió hablando sin hacerle caso a Mar, hasta que cortó por distraída y ya no había señal.
Tacho paró el auto, repentinamente, y bajó para sacar a Tefi. Se la llevó a la parte de atrás en la camioneta y finalmente volvió al carro para conducir, recibiendo felicitaciones de los chicos.
― ¿Qué hicieron ustedes dos en el hotel? ― preguntó Tacho, metiéndose en la conversación de Mar y Thiago.
― Pasábamos ― respondieron Thiago y Mar al unísono.
Jazmín se unió. ― No, ¿cómo que pasabamos? Nosotros con secretos, no. ¿Qué pasó?
― ¿Qué? ¿Vos, no tenes secretitos? ― la reprochó Mar.
― Eso Jazmín. ¿Tenes o no tenes secretitos? ― añadió Tacho.
Jazmín lo miró. ― Y...¿vos tenes o no tenes secretitos?
― Che, acá nadie tiene secretos. ¿Está bien? ― agregó Rama.
― ¿Por qué mejor no volvemos a lo del libro ese? ― preguntó Emma.
Thiago asintió. ― Sí, sí, sí. No se como volvió a nuestras manos. Tampoco sé que es.
Mar estaba intentando abrirlo, pero los candados eran muy fuertes.
Tacho la detuvo. ― Basta. ¿Podés tirar ese libro?
― No, quiero ver que tiene adentro. Pará ― negó Mar. ― Chicos, es muy raro. Tiene 8 candados, pero no se puede abrir. Están durísimos, mal.
― A ver ― Thiago trató de ayudar con un destornillador, pero no lo logró.
Tacho se hartó. ― Basta, basta. O tiras ese libro o lo tiro... ― fue interrumpido por los golpes de Tefi en la parte de atrás. ― ¿Qué querés?
En ese momento, sirenas de policía se escucharon, acercándose a ellos y Tacho tuvo que parar el auto.
― La camioneta es robada, vamos, abajo, chicos. Bajen todas sus cosas. Vamos ― el oficial no le dio tiempo de hablar a ninguno.
