Capítulo 4: ¡Hola, Oficial!.

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-¿Podrías dejar de comerte las galletas que están en el mostrador?.-Preguntó Leah, mirando mal al azabache que masticaba la última galleta de frambuesa.

-No puedo, es que, son tan... Deliciosas.-Describió Bautista, lamiendo el resto que había quedado en su dedo.-Quiero que Marlene sea mi mejor amiga, así me hace estas galletas.

Leah rodo los ojos y se alejó de la barra para llevarle el frapuccino al cliente de la mesa 6. Se lo entregó y arrugó el ceño al ver que el chico le daba un papel pequeño. La muchacha se extrañó y caminó de regreso a la barra, ignorando la sonrisa que el chico le había dado, mostrando su desinterés.

-Oh, veo que ya te han dado un número en tu primer día. Suertuda.-Burló Bautista, mirándola con una ceja enarcada. Sus brazos estaban sobre la barra como apoyo y tenía sus piernas cruzadas. Con su mano izquierda empujó un vaso de cartón que contenía un café negro muy caliente.

-Sólo es un papel blanco.-Dijo Leah, mirando de reojo el papel.

-Porque no has visto la parte de atrás, Diablita.-Dijo Bautista, arrebatandole el trozo de papel a la loba y volteandolo al instante, dejando ver una serie de números con un nombre debajo de estos.-Nathaniel. ¿Su madre estará bien de la cabeza?, ¿quién llamaría a su hijo con ese feo nombre?. Aunque, el nombre pega con su cara, es feo.

Leah trató de no reírse, ya que el muchacho de nombre feo los estaba mirando, pero Bautista se las arregló e hizo una mueca de horror al ver el rostro del chico.

-Vaya, si que su madre se esmeró porque su cara pegara con el nombre.-Soltó el humano, finalmente sacándole una risa limpia a la loba.-No te rías tan fuerte, el cari-feo nos está mirando.

Leah negó divertida y tomó el café que el humano le había dejado hace unos segundos atrás, y se dirigió a la mesa destinataria. Bautista sonrió, pasando su lengua por sus blanquecinos dientes mirando a la loba que hablaba con la señora que pidió el café, luego frunció el ceño y giró su vista hacía el chico del número, y le dedicó su rostro más intimidante, haciendo que este bajara la vista de inmediato.

-Usualmente te regañaria por intimidar a mis clientes, pero nunca había conocido a alguien tan parecido a mí.-Dijo Marlene, apareciendo a su lado con una carpeta roja bajo su brazo derecho.

-Oh, nadie me había dicho un cumplido así.-Dijo el chico, fingiendo llorar.-Osea, una mujer tan intimidante que diga que eres parecido a ella, es todo un honor.

-No ganarás un ascenso con tus halagos de segunda calidad.-Dijo la azabache, sentándose en la silla del otro lado de la barra.-Me acercaba para pedirte un favor.

-¿Qué clase de favor?.-Preguntó Bautista, inclinándose en la barra, para mirar fijamente a la mujer con una ceja levantada.-Si se trata de esconder un cuerpo, puedo después de las 9 p.m.

New Happiness |7| L.CDonde viven las historias. Descúbrelo ahora