>Capítulo 6<

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Sukuna sabía que Gojo no tramaba nada bueno cuando Yuuji no estaba allí para recibirlo a su regreso. Sukuna se había ido durante una semana para acabar con alguna rebelión de mierda. No habían sido más que gusanos debiluchos. Era algo que debería haber enviado a Megumi o Choso para que se encargaran en su lugar.

Qué maldita pérdida de tiempo y ni siquiera tuvo la satisfacción de ver la sonrisa de bienvenida de Yuuji a su regreso.

-¿Donde esta él?- Sukuna gruñó, mirando a Megumi.

El usuario de la maldición era amigo de Yuuji pero también su guardaespaldas y el hecho de que él estuviera aquí y Yuuji no, molestaba mucho a Sukuna.

A pesar de su constante ceño, Megumi mantuvo la mirada respetuosamente baja mientras seguía a Sukuna por los pasillos. -Está con el señor Gojo.-

Gojo el bastardo. Debió haber hecho algo que evitó que Yuuji pudiera saludar a Sukuna en su regreso.

-No eres necesario- le gruñó a Megumi, acechando por las habitaciones, llegando a la cama que compartía Yuuji con Gojo.

Megumi asintió, permitiendo obedientemente a Sukuna usar sus propios dispositivos.

-Has vuelto más tarde de lo esperado-, dijo Gojo arrastrando las palabras en el momento en que Sukuna entró en sus dormitorios. -¿Tuviste problemas para luchar contra los pequeños gusanos llamados maldiciones?-

-Vete a la mierda-, respondió Sukuna, aunque su respuesta fue poco entusiasta. El olor de la mancha y corrida de Yuuji embriagaba la habitación; un velo brumoso de lujuria se notaba en el aire.

Gojo estaba tendido sobre la gran cama. Su yukata se veía desastroso mientras descansaba sobre las suaves almohadas y mantas. Se veía increíblemente presumido con su mano recorriendo el pecho de Yuuji.

Yuuji estaba actualmente atado y su boca estaba muy abierta, mantenida abierta con la mordaza araña. La seda negra de la venda de sus ojos se había oscurecido por sus lágrimas y sus pezones se veían absolutamente deliciosos.

Una de las ventajas de compartir a Yuuji con Gojo fue el hecho de que Gojo tenía paciencia. Paciencia para hacer algo como bordear a Yuuji por las orillas de la locura, paciencia para atar delicados nudos que restringían los movimientos de Yuuji miembro por miembro. La cuerda escarlata se veía hermosa, cruzando el pecho de Yuuji en forma de diamantes. Tenía los brazos atados a la espalda y los tobillos atados a la parte posterior de los muslos, un bulto delicioso con el coño y el culo expuesto, vulnerables y listos para ser tomados.

Era evidente que había estado atado durante algún tiempo, las líneas rojas habían florecido debajo de la cuerda. Los tonos escarlata de su piel y de la cuerda complementaban el rosa de su cabello y el rubor de sus mejillas.

-¿Cuánto tiempo ha estado así? Preguntó Sukuna, tirando de la cuerda para provocar un gemido de Yuuji. Había saliva bajando por su barbilla para manchar la almohada.

-Un rato,- respondió Gojo distraídamente, jugando con el pezón de Yuuji, cambiando entre masajes profundos de su hermosa areola rosada a pellizcar y tirar del pezón erecto. Había una marca de mordida obvia cerca del pezón izquierdo de Yuuji, la herida ya tenía costras.

Yuuji gimió, llamando la atención de Sukuna.

Sintiéndose indulgente, le quitó la mordaza de la araña y le quitó la venda.

Los ojos de Yuuji estaban vidriosos, casi ciegos de placer. Las lágrimas cubrieron sus pestañas, luciendo como gemas brillantes mientras las lágrimas continuaban viajando por su rostro para caer sobre las sábanas. -S..Sukuna~,- gimió antes de dejar escapar un sollozo. -Sukuna~. Por favor.-

Punto muerto. &gt;SukuIta - GoYuu&lt;Where stories live. Discover now