Toda la calma previa

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Lily

27 de Agosto

Un helado de doble chocolate y frambuesas de la heladería Florean Fortescue era lo único que necesitaba para despedir las vacaciones. Aunque, después de pasar casi un mes encerrada en una pequeña cabaña con Petunia, la idea de un "buen verano" se volvía difusa. Hoy, sin embargo, era como una brisa fresca en el día más caluroso.

Por los grandes ventanales del lugar, veía a la gente pasar en pequeñas multitudes, recorriendo el callejón Diagon de punta a punta, asegurándose de que no les faltara nada para comenzar otro año escolar. Ver a los niños entusiasmados saliendo de Ollivander con sus primeras varitas casi hacía que pudiera ignorar los carteles de "Se busca" pegados a lo largo de las paredes. Pensar en lo que pasaba allí afuera formaba un nudo en mi garganta...

—¿Lils? ¿Nos estás escuchando? —inquirió  Mary.

—Sí —mentí.

Sentía culpa por no prestar atención, pero cada vez que hablaban de chicos, mi mente divagaba. No es que no me interesaran sus vidas amorosas, pero desde que sus hormonas se alborotaron, las conversaciones se volvieron bastante monótonas. 

—Lils, sabemos que a tu amigo "el raro" acostumbras a ignorarlo la mayor parte del tiempo —se burló Marlene—. Pero durante todo el verano no nos respondiste ni una lechuza y también queremos saber de ti.

—No acostumbro a ignorarlo, es que a veces prefiero el silencio, eso es todo —me defendí.

—Como sea, cariño, no pienso gastar ni un segundo en Snivellus; no cuando el nuevo capitán de Ravenclaw me ha estado escribiendo cartas escandalosas todo el verano.

—¿Adrien Avenel? —preguntó Marlene con curiosidad—. James lo detesta, no tanto como a las serpientes, pero Adrien está en su lista negra.

Quería golpear la mesa y gritar ¿¡Qué importa lo que diga el idiota de Potter!? Si tuviera mi propia lista negra, James Potter ocuparía los tres primeros puestos. Aunque, conociendo a Mary, seguro que Adrien también es un idiota. Lo recuerdo pidiéndome mis notas para compararlas con las suyas y dándome un poco de su regaliz a cambio; todo cambio luego de que James y Sirius le hicieran una broma tan pesada que no quiso volver a cruzar palabra con nadie de nuestra casa durante ese año. Nada importante, pero ¿a quién le importa lo que hacía a los once años?

Amo a mis amigas, pero últimamente escucharlas era aburrido. No importa de qué habláramos, siempre lograban meter a alguno de los cuatro tarados en la conversación. Para colmo, la única persona que los ve como yo, me envió una lechuza de última hora diciendo que no podría venir hoy.

Dorcas cree que no caigo en las redes de Potter porque detesto el amor. Se equivoca; no detesto el amor, detesto a Potter y a su amigo Black. Mary y Marlene, en cambio, toman todo lo que ellos dicen como palabra santa. Creen que pueden ocultar su enamoramiento con la excusa de que son "amigos de la infancia"...

"Amigos", creo que es mucha palabra.

—Entonces ¿Piensas decirnos que te traes entre manos con todas esas bolsas? —preguntó Mary con entusiasmo.

Asentí para que pareciera que también estaba siendo parte de la conversación. Sí, me había dado cuenta de que Marlene cargaba con demasiadas bolsas de Madame Malkin, pero mi sentido común me decía que era mejor no preguntar y hacer de cuenta que por algún un extraño motivo decidió comprar túnicas para todo Gryffindor.

—Bueno. Como sabrán, sí las cosas con Sirius avanzan mucho más este año, cosa de lo que estoy muy segura, lo mejor sería comenzar a vestir más como alguien de su nivel... Ya saben, cómo esas brujas...

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