Tsunade continuó investigando la enfermedad de Misato junto a ella misma y, a pesar de sus varios experimentos, nada funcionó y la Sannin debió volver a Konoha y prometió continuar su investigación. Shisui continuó entrenando duro e incluso ayudando a sus hermanos con sus propios entrenamientos. Algún día sería un buen sensei.

Todo lo demás fluyó de manera constante con algunos contratiempos comunes y esperables hasta que una noticia proveniente de Konoha desató el caos.

— ¡Misato-sama! — exclamó una kunoichi del equipo de relaciones internacionales — ¡ha llegado un pergamino de extrema urgencia!

— Dámelo — ordenó Misato tomando el pergamino y desenrollándolo luego de aplicarle chakra

El equipo genin y su sensei que habían llegado para dar su informe de misión observaron en un silencio preocupado la situación frente a ellos. A medida que Misato leía el pergamino frunció el ceño y su rostro adquirió emociones de suma seriedad.

— Llama a los consejeros, Yumiko — ordenó Misato envolviendo el pergamino

— ¡Hai! — asintió la kunoichi desapareciendo en una bola de humo

— El informe será pospuesto hasta nuevo aviso, Hao-san — informó Misato

— Hai, Uzukage-sama — respondió el ninja pelirrojo — vamos chicos — los genin hicieron una reverencia y se retiraron con su sensei

El líder del equipo dio una última mirada a la oficina para ver a Misato de pie observando a la aldea. Cerró la puerta y se retiraron.

Konoha estaba en una situación de extrema dificultad. Seiji hizo aparición en su antigua aldea y con una técnica prohibida revivió cadáveres que ahora se encontraban de pie rodeando a Konoha y listos para atacar.

En el pergamino, Naruto relató que estaban vigilando los movimientos, pero en cualquier momento podrían atacar y había demasiadas posibilidades de que tuvieran un punto ciego y pudieran entrar a la aldea.

Mientras tanto en el puerto de Uzushio, un guardia shinobi frunció el ceño al ver una sombra con luces y luego muchas más sombras iguales. Una flota completa de barcos navegaba a toda vela rumbo a Uzushio.

— ¡Uzukage-sama! — llamó un ninja en desesperación — ¡una flota enemiga viene hacia nuestra aldea!

— Calma, explícate — dijo Misato mirando al ninja en cuestión

Los consejeros escucharon atentamente lo que decía el ninja.

— ¿Qué haremos, Lady Misato? — preguntó Tadao en preocupación

— Es un ataque en simultáneo — reflexionó la kunoichi caminando por la oficina y observando un gran mapa de las Naciones Ninjas — Haruo averigua en qué situación están las demás aldeas e infórmales sobre Konoha y Uzushio

— ¡Hai!

La flota de barcos se detuvo a cierta distancia y en posición de ataque con cañones y cuerpos putrefactos para atacar. Misato observó desde lo alto de su fortaleza mientras el viento soplaba con fuerza moviendo su cabello pelirrojo hacia un lado.

De repente, un gran hocico con escamas se acercó a su lado. El gran dragón Hattori contempló la vista junto a Misato.

— Estamos a tus órdenes — habló Hattori mirándola con sus ojos rubíes y la kunoichi asintió con una mirada seria

Por primera vez en mucho tiempo, Misato temió por el mundo shinobi. Este movimiento de gran poder de parte de Seiji era una clara amenaza y con intenciones de cumplirlas prontamente.

Crónicas de una kunoichi: UzushiogakureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora